México, 12 Jun (Notimex).- Las rockolas instaladas en bares, cantinas, merenderos, restaurantes, neverías y centros de entretenimiento en la Ciudad de México contribuyen a atraer un mayor número de clientela, afirmó Ricardo Cesáreo Castillo.
Se debe a la novedad por un aparato cuyo auge fue en la década de los 60 y al que hoy se le admira en pocos sitios. Muchos de ellos la tienen sólo como adorno para la ambientación del lugar, tal es el caso de restaurantes como Papa Guapa y la nevería La Bella Italia.
En otros, como el merendero Johnny Rockets, funciona en su totalidad y el cliente puede introducir unas monedas para escuchar el tema de su preferencia.
También abundan establecimientos como La Cosa Nostra y la Birriería Cuauhtémoc, ambas ubicadas en la avenida Cuauhtémoc, que cuentan con ellas aunque su estética y mecánica es más moderna, pues todo funciona de manera digital.
De acuerdo con Ricardo Cesáreo, encargado de ambos restaurantes, explicó que se decidió agregar un total de tres rockolas a fin de complacer los gustos musicales de la gente que acude al lugar en busca de pasar un rato agradable tras un ajetreado día en la oficina, la escuela o simplemente como momento de diversión.
“La clientela tiende a elegir la música que quiere oír y no toda va con los mismos gustos. A un chavo, por ejemplo, le gusta escuchar algo de electro o reggaetón, mientras que quienes suman arriba de 40 o 50 años, prefieren lo más clásico”, comentó.
Para complacer a todos se optó por la rockola, cuyo costo oscila entre los 35 y 40 mil pesos. En su memoria con capacidad aproximada de un terabyte (TB) puede almacenar hasta seis mil títulos de las más diversas épocas, géneros y artistas.
“A la entrada del bar de La Cosa Nostra, que es donde se concentran más los chavos, colocamos una rockola que maneja los ritmos que ellos prefieren más, mientras que otra área, que recibe a personas más adultas, está la que contiene más música de los 80 y 90”, añadió Juan Castillo Juárez, encargado del área administrativa.
Alternativo, bachata, balada, banda, bolero, country, cumbia, salsa, electrónica, grupero, hip hop, house, instrumental, jazz, merengue, metal, navideño, norteño, pop, pop en español e inglés, R&B, ranchero, rap, reggae, regional mexicano, reggaetón, rock en español e inglés, rock pop, salón y son cubano, entre otros, son los géneros a seleccionar.
Para llegar más rápido al disco o artista de su preferencia, la rockola cuenta con un buscador “touch” en el que se escribe el nombre de la canción, disco o intérprete. También cuenta con un apartado de top music que agrupa lo más escuchado, así como videos y karaoke.
Ricardo Cesáreo indicó que cada tema tiene un costo de cinco pesos y el cliente puede depositar la cantidad que desee para oír la música que le inspire mientras bebe un refresco, cerveza o cuba.
“No hay un límite de canciones para el cliente, pues éste tiene libertad para lo que desee escuchar. La rockola tiene tres opciones: ‘Cancelar’, ‘Tocar’ y ‘Tocar ya’. Es decir, si hay canciones programadas de otra persona y tú quieres escuchar la que acabas de elegir, le das en ‘Tocar ya’ y ahí se marca un límite”.
Pero la rockola no es la única fuente musical en dichos establecimientos. Los días miércoles Aarón Durán deleita con su voz, los viernes cuentan con un DJ y el sábado hay una banda y karoke.
“Aunque sí consume una buena cantidad de luz, tener rockola sí es un buen negocio. El mantenimiento se hace cada mes a cargo del proveedor que la produce. A él le decimos que es necesario cambiar las canciones y nos actualizan el servicio”, apuntó.
Usarla no es complicado, pues a través de la pantalla se van marcando los pasos a seguir y si no, siempre habrá alguien que dé la demostración.
“Tener una rockola llama la atención del cliente y nos distingue. Hay quienes dicen que vienen acá porque tenemos una y así ponen la música a su gusto; además, ambos lugares están frescos, cómodos, tranquilos y céntricos”, concluyó.