Ponerse de pie a tempranas horas de la mañana y caminar hacía un corral lleno de vacas no es un problema en el estado de Jalisco. La gran motivación, saborear un delicioso y tradicional pajarete.
En la colonia Felipe Ángeles, ubicada en la zona metropolitana de Guadalajara, Jalisco, se encuentra ubicado un conocido corral que todos los días de la semana recibe a los tapatíos que buscan leche recién ordeñada para iniciar el día con energía y los ingredientes son la clave para lograrlo.
Primero se elige un tarro de barro, hay del tamaño de una taza, de medio litro y de un litro. Posteriormente, sobre la mesa eliges a tu gusto la cantidad de ingredientes a agregar: azúcar sola, chocolate en polvo con azúcar, café y no podían faltar dos botellas con alcohol de caña “para que amarre”, se les escucha decir a quienes lo miden en vasos de ‘caballitos’.
RECIPIENTE ELEGIDO DE ACUERDO AL ANTOJO Y NECESIDAD DEL DÍA
La fila detrás de una vaca fuertemente pialada y que es ordeñada por un hombre de sombrero se hace notoria. Cada quien porta en su mano el recipiente elegido de acuerdo al antojo y necesidad del día.
Mientras tanto, continuos chorros de leche empiezan a caer atinadamente al interior de un cántaro de barro que fue colocado sobre un pequeño banquito bajo las enormes ubres de una vaca. Poco a poco se va produciendo una espumosa bebida que se empieza a desbordar, invitando así a su dueño a beber un enorme trago.
Al rededor se aprecian familias enteras, desde el abuelito en compañía de hijos y nietos, en otras mesas los uniformes evidencian que las reuniones de trabajo no solo se dan en oficinas.
Unos más llegan a curarse la cruda de una noche anterior y otros arriban sin imaginar que un alegre fin de semana empezará ahí, propiciado por la alegre música del regional mexicano que se escucha de fondo y los enormes cántaros desbordados por el espumoso pajarete.