…todavía viviría.
Regresando del Pireo hacia Atenas y forzosamente retenido, Sócrates mantiene con el joven Polemarco una conversación que se conoce como La República en los diálogos platónicos. En el curso de la charla, el joven le define al filósofo lo que entiende como justicia y qué es hacer bien a los amigos y perjudicar a los adversarios. De alguna manera, los hombres de nuestro mundo han podido revertir este concepto, en el derecho romano, napoleónico y americano, y que incubaba el principio de la corrupción. “Me das tu hora: yo te doy mañana”.
Don Benito Juárez, quien vivió en Palacio Nacional y murió en una alcoba que miraba a lo que se llama la calle de Moneda, fue quien recogió los conceptos de la ilustración francesa y los supo desarrollar en un proyecto de nación laica, nacionalista, y dominada por un iluminado con vocación de dictador. Pese a todas sus debilidades, Juárez consolidó los cimientos de una nación, continuando los Sentimientos de la Nación que había plasmado José María Morelos. Excepto de la religión.
Don Andrés Manuel López Obrador, quien dentro de una semana despachará en Palacio Nacional, se respalda en las efigies de tres expresidentes mexicanos, sin embargo, se escuda en el pensamiento y la idea de Juárez. La nueva república, la cuarta, debe ser, pues, justa y digna.
Lo que yo siento es que el diseño de la nueva república no obedece a esas líneas. Todas las tarjetas de los gobernadores estatales rezan que son gobernadores del Estado libre y soberano de tal y cual. La intención del próximo Presidente es nombrar delegados a su mando en cada una de las 32 entidades que integran nuestra República. La inquietud de los mexicanos se expresó en el rechazo a esta suerte de virreyes que estuviesen por encima de los gobernadores, luego se modificó el discurso.
Su encargo sería solamente la repartición de los apoyos sociales a los menos favorecidos en cada uno de los estados. Lo cual modifica muy poco. El gringo dice, copiándonos, with money dances the dog o con dinero baila el perro.
El sistema republicano de nuestro país está en crisis. Algunos gobernadores se han manifestado en contra de este proyecto fragmentario. El Presidente electo clama que está siendo chantajeado.
Lo cierto es que esto no huele bien.
PILÓN.-En Brasil, uno no puede referirse a los fanáticos e histéricos seguidores de equipos de futbol como hacemos nosotros, como “porras”. Es una palabrota. Al sur, en Argentina, se llaman barras. Al igual que en Gran Bretaña u Holanda, los seguidores de esta religión moderna —a México llegó con la minería inglesa, el siglo pasado, a Pachuca— suelen ser particularmente agresivos, llegando al homicidio a golpes de quienes no estén de acuerdo con su fe.
De ahí mismo, el concepto de las barras se importó de Buenos Aires. Los empresarios del futbol mexicano reclutaron a los porros de Ciudad Universitaria en la capital, que habían sido preparados para reprimir cualquier manifestación de descontento. Ante la carencia de estos, se integraron las porras de los equipos mexicanos de futbol. Así surgieron los irracionales “Libres y Lokos”, de los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), y otras pandillas similares, igualmente imbéciles, como los significativamente autollamados “La Adicción”, de los Rayados.
Me refiero a Nuevo León porque ahí se dio, recientemente, el incidente más violento e irracional en el futbol de México. Precisamente, donde la afición es tan intensa como en Buenos Aires, de donde se trajo el modelo de las barras.
Ayer se suspendió en Buenos Aires el partido entre el River Plate y el Boca Juniors.
Los aficionados del River apedrearon el autobús que transportaba a los jugadores del Boca, hiriendo a varios. Los aficionados de las gradas tuvieron, una vez más, que abandonar el estadio porque será mañana martes cuando las autoridades deportivas tomarán una solución al respecto. Una miseria más del deporte profesional hecho espectáculo.
Source: Excelsior