Si alguien se tira un pedo frente a ti tiene que haber mucha confianza. Tienen que ser pareja desde hace varios meses, amigos desde la infancia, tu compañero de hogar con el cual ya no hay nada que perder. Si no es nada de eso y se lo tira igual, pues decláralo tu enemigo.
Tal como lo hizo este gato con el perro.
Por más que exista una rencilla histórica entre sus especies, esto va más por un tema de educación y de cuidado de los espacios personales. Por eso lo entendemos tan bien.
Mientras el perro del hogar dormía plácidamente y tirado sobre una cama, el gato miraba atentamente la situación, como sabiendo lo que se venía, como si esta no fuera la primera vez.
“Si lo haces de nuevo, te mato”, se puede leer en los ojos del felino.
Y lo hizo.
El perro durmiente dejó escapar un sonoro pedo imposible de ignorar y, probablemente, de gran contaminación tóxica al ambiente.
Ofendido hasta más no poder de lo que acaba de suceder, el gato parece acumular toda su ira interior y le da un par de puñetazos en la cabeza a su pobre conviviente, que bien merecidos se los tiene.
Igual da pena.
Pero el perro no se da ni por aludido y sigue durmiendo. Debe haber pensado que fue una pesadilla, sin saber que su verdadera y peor pesadilla es el gato que esta atrás suyo, vigilando cada uno de sus pasos, y ruidos.
En defensa del perro, él estaba durmiendo. Cómo va a controlar su cuerpo si está somnífero. Igual el gato sigue teniendo toda la razón. Es él quien lo tuvo que oler.
Source: UPSOCL