En la ciudad se han reportado hoy 29 casos de contagio; en cinco días suman 106 infectados. En total ya se han cerrado 29 complejos residenciales. Los tres próximos días serán cruciales para controlar este nuevo brote.
Las barreras de acero azul de casi dos metros de altura que se hicieron populares en Wuhan cuando se cerró esta ciudad en enero, se han levantado en algunos barrios de Pekín. La aplicación de salud del móvil se actualiza cada pocas horas y obliga al usuario a detallar las zonas de la capital de China en las que ha estado en los últimos 14 días. Los taxis ya no pueden salir de la ciudad. Y los tipos engalanados con los trajes blancos protectores y tubos desinfectantes rocían a fondo varios mercados de la ciudad. Además, Pekín cerrará nuevamente todas sus escuelas y universidades, según ha anunciado su ayuntamiento.
Lo que está ocurriendo ahora en Pekín preocupa mucho. Tanto a las autoridades y vecinos de la ciudad como al resto del mundo. China saca meses de ventaja a otros países en la lucha contra la pandemia. Incluso ya había proclamado la victoria contra el coronavirus. Por ello, todo lo que aquí ocurra puede ser un espejo para todos los países que están en los periodos de desescalada. Es fundamental lo que ha dicho hoy Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, sobre que los próximos tres días serán cruciales para controlar el último brote de Covid-19.
En Pekín se ha informado hoy de 29 nuevos casos de contagio de los 40 reportados en todo el país. En cinco días ya suman 106 infectados. La mayor cifra en ese margen de tiempo que se reporta en el gigante asiático desde febrero. El epicentro de este nuevo brote se ha fijado en el mercado de Xinfadi, en el distrito de Fengtai, al sureste de Pekín, el mayor de la ciudad con una extensión de casi 160 campos de fútbol. Cuenta con más de 2.000 puestos que venden de todo, desde carne y mariscos hasta frutas y verduras. El mercado maneja más de 3.000 cerdos y 1.500 toneladas de mariscos al día, según su página web. Según el gobierno municipal, hasta 15.000 personas lo visitan cada día y 3.000 camiones hacen entregas diarias.
En cuatro distritos- Chaoyang, Fengtai, Mentougou y Daxing- las autoridades han declarado el “modo de guerra” para frenar la expansión del coronavirus. Después de haber realizado casi 200.000 tests de ácido nucleico, nueve de los 11 distritos de la capital han reportado casos confirmados.
En total ya se han cerrado 29 complejos residenciales. Chen Yankai, subdirector de la oficina de supervisión de mercado de Pekín, ha dicho que se han desinfectado 276 mercados de productos agrícolas y 30.000 restaurantes. “La situación es crítica. Las tareas de control y prevención contra el virus deben ser la máxima prioridad”, ha insistido Cai Qi, secretario del Comité Municipal de Pekín del Partido Comunista.
El miedo también se ha trasladado fuera de la capital de China. Los contagios relacionados con el mercado de Xinfadi se han extendido ya a otras tres provincias -Hebei, Liaoning y Sichuan-, algo que ha provocado la adopción de medidas de seguridad en todas ellas. Se han suspendido los servicios de taxis que salen de Pekín. Al igual que muchas de las rutas de los autobuses de larga distancia. En otras grandes urbes como Shanghai es obligatorio que todo viajero que llegue desde la capital se haga un test de coronavirus y pase 14 días de cuarentena en un hotel.
El epidemiólogo jefe del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, Zeng Guang, ha asegurado que los resultados preliminares de la secuencia genética del virus que se ha encontrado en Xinfadi indican que “no se parece al tipo que ha circulado mayormente en China los últimos meses”. Y Yang Zhanqiu, subdirector del departamento de biología de patógenos de la Universidad de Wuhan, ha apuntado además que el nuevo brote puede suponer una cepa del virus más contagiosa que la que afectó a Wuhan al comienzo de la pandemia.
Desde China han abrazado la idea de que esta cepa se pudo haber originado en Europa después de que el virus fuera detectado en una tabla de cortar pescado empleada por un vendedor de salmón importado en el mercado de Xinfadi. Aunque aún no han compartido las secuencias genéticas con la OMS, como confirmó ayer Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de esta organización.