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viernes, septiembre 20, 2024

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No todos eran huachicoleros: Ya a pasado un año de la explosión de Tlahuelilpan

Alan y Emmanuel, la vida después de la explosión en Hidalgo

No todos eran huachicoleros en aquella terrible explosión en Hidalgo. Dos jóvenes primos pasaban cerca de una toma clandestina en un oleoducto en San Primitivo el pasado viernes 18 de enero de 2019, cuando decidieron tomar un poco de gasolina, sin sospechar lo que estaba apunto de pasar.

Se trataba de Alan Josette Hernández y su primo Gabriel Cerón, ambos de tan solo 15 años. Solo Alan logró sobrevivir a aquella explosión en Tlahuelilpan, en donde murieron 137 personas en una horrible escena que, entre gritos y personas en llamas, recordaba el propio infierno.

Con más del 80% de su cuerpo con quemaduras tuvo que recibir apoyo de la Fundación Michou y Mau para poder ser trasladado a Galveston, Texas donde recibiría un tratamiento especial de 5 meses.

Alan recuerda que eran alrededor de las 6:30 de la tarde cuando se estacionaron en la cercanía. Esperaban tomar un poco de gasolina para el coche. Pero antes de poder irse fueron fulminados con la explosión.

Gabriel, su primero, era casi su hermano. Se acompañaban ocasionalmente y habían estudiado juntos desde pequeños.

Después de meses de atención médica, hoy es capaz de patear un balón. “Juego de nuevo cascaritas con mis primos”, cuenta optimista a lado de su madre.

Mi meta es prepararme y estudiar la carrera de mecánica automotriz

Dijo.

Mientras tanto, la madre ha agradecido el apoyo al gobierno así como a la fundación y los hospitales que lograron salvar a su hijo.

Emmanuel quiere seguir estudiando

Emmanuel Mendoza es otro de los sobrevivientes, al igual que Alan terminó con quemaduras en más del 80% del cuerpo.

Mendoza, de 18 años, tiene la esperanza de concluir con sus estudios. Antes de la explosión estudiaba Intervención Educativa en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).

El día de la tragedia en Tlahuelilpan se encontraba vendiendo enchiladas cuando fue testigo del movimiento de personas que acarreaban gasolina.

Emmanuel antes era jinete en las charreadas, una actividad a la que desea volver.

“Se nos hizo fácil ir”. Aquél día, se acercó a la toma clandestina debido a que su papá no tenía gasolina para irse a trabajar.

Su caso, fue más complicado que el de Alan, ya que el convenio en que aplicaba el tratamiento médico de la Fundación Michou y Mau solo era para 18 años.

Sin embargo, Virgina Sendel, presidente de dicha fundación, no abandonó a Emmanuel, por quien hizo una excepción para que recibiera atención en el hospital de Shriners.

El director general de la fundación ha dicho que los gastos médicos sumaron aproximadamente un millón de dólares, pero no generaron un costo para los afectados ni para la estancia de las madres, quienes permanecieron junto a Alan y Emmanuel durante al menos 5 meses que duró el tratamiento.

CHECA ESTO:

Vuelve a México el único sobreviviente de Tlahuelilpan

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