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No somos iguales

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No somos iguales

Murilo Kuschick

La política suele ser un juego de suma cero, lo que gana un político o un partido lo pierden los demás, pues en los procesos políticos electorales las ganancias de uno son las pérdidas del otro.

En política, dice G. Sartori (1990), los partidos son extrovertidos, hacen ofertas y buscan robarse los electores de los demás partidos; ya los políticos introvertidos buscan ganarle a sus oponentes en un juego que no es visible para la opinión pública ya que maniobran  los unos contra los otros en juegos de poder en la privacidad de sus oficinas.

Lo que se ha visto últimamente es un juego en donde  mediante un conjunto de filtraciones a partir de las declaraciones de Emilio Lozoya se ha buscado por parte de Morena y del propio presidente desacreditar a los partidos de oposición el binomio PRIAN  de una serie de actos de corrupción; empero, si bien los videos pueden ser contundentes en términos de mostrar la corrupción de  los políticos ya que venden al mejor postor sus posibles apoyos para la aprobación de ciertas políticas o para que se legisle acerca de ciertos temas, la posibilidad de votar a favor o  de apoyar a una legislación se encuentra cimentada en algún acuerdo que se realiza a espaldas de la opinión pública y que no envuelve  sus compromisos ideológicos, valores, o que más más bien se cimenta en algunas  convicciones pragmáticas  de un intercambio ya no de suma cero, pues si  cada uno de los actores debe salir con alguna ganancia que no es propiamente el hecho de haber hecho algo que favorece al bien común o la res publica; que podría ser  finalmente una ganancia para los políticos; sin embargo,  es posible que esto no está  en sus prioridades, pues talvez el hacerlo no les provendrá de  ningún tipo de ganancias en este caso simbólicas, ya que los beneficios  en metálico son mucho más apreciados, pues no sólo les permite engrosar su cuenta bancaria en algún paraíso fiscal o financiar su próxima campaña política, ya que tanto los asesores, como la compra de votos implican grandes inversiones en dinero.

Así tienen pocos incentivos los políticos por apoyar o aprobar  cambios  como fue la Reforma Energética, aun cuando la apoyaran ya que  en política todo es intercambiable. De la misma manera,  aunque no idéntico que el señor presidente quiso lograr obtener  ganancias con la  denuncia que hizo Emilio Lozoya sobre la corrupción de  priistas y panistas,  surge un video que involucra al hermano del presidente y de un excolaborador del gobierno de Chiapas,  que entrega  ya no en maletas, sino en bolsas de papel y no envueltas en ligas, como fue el caso de René Bejarano, cantidades de efectivo que son definidas por el presidente como “cooperaciones” para el movimiento, lo que hace que él en un intento por justificar los hechos planteando que no “somos iguales”. Por tanto, la corrupción de unos es la cooperación de los otros.

Por más que el presidente López Obrador busque diferenciarse de sus adversarios colocándolos a ellos en lado de la corrupción y a los suyos en el ámbito de la convicción y de los políticos que, como Leona Vicario se despojaba de sus joyas o donaba  o  recaudaba fondos para la “causa”. López Obrador en un desesperado intento de tapar el sol con un dedo busca mediante un juego, ya de palabras diferenciarse de sus contrincantes;  sin embargo, la política así como el capitalismo, la economía  tiene sus  estructuras, sus  sistemas  que   funcionan como lo dirá Edelman bajo la lógica del espectáculo, en el  sentido de impresionar a los públicos con ofertas que deben llenar y satisfacer cierto tipo de expectativas y aspiraciones.  La Reforma Energética no colocaba en manos de la iniciativa privada la posibilidad de invertir  y de obtener por su inversión ganancias por la vena del  petróleo, sino que los recursos que ya no se utilizarían en PEMEX harían escuelas,  hospitales, carreteras, además de que los precios de la gasolina bajarían, del gas y las familias mexicanas recibirían sendos beneficios de esta espectacular reforma.

De manera similar  encontramos por parte de López Obrador de una narrativa similar,  su movimiento la 4T va a significar para los electores y principalmente para los pobres  la posibilidad de finalmente vencer esta terrible situación, por tanto las dádivas que se entregan en sus programas sociales no son sólo unos cuántos pesos que permiten la sobrevivencia de una gran mayoría de la población que,  sin estos apoyos  van a sobrevivir con dificultad, aun cuando no resuelvan, ni puedan cambiar sus vidas; sin embargo, para los que manejan los fuegos artificiales y las políticas salvadoras dela 4T, éstos apoyos  no son dádivas, no son intercambios no son negocios no son parte del espectáculo de la pobreza que reditúa ganancias políticas y que entrega cuentas de vidrio (billetes) por votos  no saca a nadie de la pobreza pero arma una buena función que va más allá de aquella que entrega palabras cada mañana a cambia de  apoyos  y adhesiones.

¿Ahora bien esto significa decir qué no existe la política de convicciones qué todo es pragmatismo y cinismo?  Claro que  es posible que López Obrador crea en sus buenas intenciones;  sin embargo, de estas convicciones y  estas buenas intenciones está empedrado el camino del  infierno y no por esto se  logrará  modificar la  situación de millones, pese a los buenos deseos, las convicciones y las diferencias reales o ficticias entre los políticos del PRIAN y los de la 4T ya que las revoluciones sean ellas con  maletas y con bolsas de papel necesitan no sólo de un líder y de una consigna que diga “no somos iguales”.

 Profesor-Investigador, Departamento de Sociología UAM-Azcapotzalco, [email protected].