Cuando el conserje de la escuela escuchó golpes en la puerta, jamás pensó lo que le esperaba: una pequeña caja con una nota y un pequeño cachorro con la mirada más tierna que podrías imaginar.
Afuera el frío cada vez era más, y sólo pudo divisar a un pequeño niño corriendo. Rápidamente supo que él lo había dejado ahí.
“Lo siento. No tenía hogar y hacía frío así que te lo trajimos. Por favor, ayúdalo a encontrar una buena casa”, decía la nota.
El pequeño deseaba con todas sus fuerzas tener un perrito. Por eso no dudó en llevarlo con él cuando lo vio en la calle, soportando el frío que por esos días hacía. Sin embargo, en casa no tuvo la oportunidad de conservarlo y en vez de nuevamente dejarlo sin hogar, acudió al lugar donde pensó que podían ayudarlo: su escuela.
Pensó que lo mejor era ponerlo en una caja y dejarlo anónimamente ahí. Tenía la esperanza de que le encontrarían una casa. Y así sucedió.
El conserje conocía a la persona adecuada para cuidar del perrito mientras buscaban un hogar para él. Una maestra del establecimiento era conocida por amar a los cachorros y seguro que querría ayudar.
Cuando le contó todo, la mujer no dudó. Lo llamó Snowflake (copo de nieve) y lo llevó con ella, donde nada le faltaría hasta que una familia quisiera adoptarlo.
Afortunadamente, Snowflake fue adoptado pronto. Tiene una hermana perrita y unos padres que le dan todo el amor que necesita. El plan de este anónimo pequeño que lo rescató dio resultado. Aunque no pudo él darle todo el cariño que quería, hizo lo correcto para que al cachorro no le faltara nada. Y lo logró.
Source: UPSOCL