La actriz Natalie Portman podría perder la nacionalidad israelí por sus críticas “a las atrocidades” cometidas por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) contra el pueblo palestino y por rechazar el Premio Génesis, dotado con dos millones de dólares, cuya entrega estaba prevista el próximo 28 de junio en Jerusalén.
Portman, de 36 años (y con doble nacionalidad israelí y estadounidense) está siendo objeto de duras críticas por parte de políticos de la extrema derecha israelí, a cuya cabeza se encuentra el primer ministro Benjamin Netanyahu.
Uno de sus delfines, el diputado Oren Hazan, acaba de instar al Parlamento hebreo (Knesset) “que le sea revocada la nacionalidad israelí” a Natalie Portman, por su comportamiento “antisemita”.
“Se fue de Israel a los cuatro años y no tiene una conexión real con nuestro país (…) Esa actriz no es digna de honor alguno en el Estado de Israel”, bramó el parlamentario del Likud, partido que preside Netanyahu.
En respuesta Natalie Portman, galardonada con el Óscar a la mejor actriz por su papel en la película El Cisne Negro, respondió en su cuenta de Facebook:
“Israel fue creado hace 70 años como un refugio para las víctimas del Holocausto, pero es inaceptable el maltrato de los que sufren hoy las atrocidades (del ejército israelí) y eso no casa con mis principios y valores judíos”.
Portman hizo esa declaración al referirse a las protestas palestinas que comenzaron el pasado 30 de marzo en la verja fronteriza y que fueron bautizadas con el nombre de “La Gran Marcha del Retorno”, que concluirá a mediados de mayo.
Esas protestas, que se han celebrado durante seis viernes consecutivos (día de oración y lucha) fueron acalladas con fuego real de los soldados israelíes. El balance hasta ahora es de cerca de 50 palestinos muertos, entre ellos varios periodistas, y más de 7.000 heridos.
Entre los heridos, unos 2.000 fueron alcanzados por balas de francotiradores, algunas del tipo “dum dum”, que estallan al penetrar en la carne del “objetivo”. El resto fue bombardeado por tanques o drones.
Según el Ministerio de Salud palestino, muchos de los heridos quedarán inválidos o con secuelas de por vida.
En Gaza, cuna de las protestas, viven dos millones de personas. La mayor parte de esa población son refugiados internos, es decir, fueron expulsados de sus tierras palestinas o son descendientes de los que tuvieron que abandonar su hogar a la fuerza. Ahora “su patria” está ocupada por colonos israelíes.
El próximo 14 de mayo, Estados Unidos mudará su Embajada de Tel Aviv a Jerusalén, lo que agravará, aún más, las tensiones en la zona, ya que los palestinos aspiran a crear un Estado con Jerusalén Este como capital.
Y el 15 de mayo, último día de la Marcha del Gran Retorno, los palestinos rememoran la Nakba (La tragedia) que supuso la creación (un 14 de mayo de 1948) del Estado de Israel. Dicho acontecimiento fue el detonante de una guerra que produjo un éxodo bíblico de refugiados palestinos.
De los trece millones de palestinos que hay en la actualidad, seis millones están repartidos en una treintena de países, y mantienen viva la llama de un Gran Retorno y de la legítima creación del Estado Palestino.