Venezuela en 20 años de castrochavismo pasó de ser el deseado país de millones de seres que soñaban con su clima, sus playas, montañas, selvas y llanos y con su gente amable y hospitalaria, además de sus grandes recursos naturales y posibilidades de trabajo, a ser tierra arrasada, inhóspita, violenta. Tierra de hambre, muerte e insalubridad secuestrada por una pandilla de facinerosos asociados a regímenes extranjeros brutales que junto con Maduro y sus secuaces se reparten el país y condenan a sus habitantes a la más cruel y dolorosa tragedia.
Venezuela en 20 años de saqueo mal llamado revolución ya no es el prometedor país petrolero, tampoco la tierra de las mujeres bonitas, de la gente risueña, es simplemente una guarida de hampones, unos empoderados y otros envalentonados ante la impunidad que es la norma y la permisividad para delinquir y sobre todo la transformación de hombres y mujeres unos en malandros, otros en mendicantes y la gran mayoría en personas desesperadas que no ven más que la posibilidad de irse aunque no se tenga trabajo donde emigran y sean rechazados porque como todo éxodo incontrolable, lleva buenos y lleva malos y es imposible no generalizar trayendo con ello el rechazo y la estigmatización a todos.
Venezuela, aquella tierra de gracia que alguna vez fue, es hoy el ejemplo para los habitantes de muchos países para que no caigan en la torpeza de elegir comunistas y socialistas tan propensos a la corrupción, la desvergüenza y la iniquidad. Venezuela ocupa espacios en la prensa mundial y los titulares van desde la mortandad que causa el hambre y la falta de medicamentos, hasta la brutal perversidad del hampa que día a día sega vidas como lo hace también la narcotiranía en las mazmorras de sus policías políticas que torturan y matan y con total desparpajo el resultado lo tildan de suicidio y un farsante que se presenta como Fiscal General además elegido por la espuria asamblea constituyente estilo cubana en el caso del asesinado Concejal Fernando Albán, basado en una autopsia realizada por un mal llamado médico comunitario que como sabemos ni médico y mucho menos patólogo es, asegura que “cayó vivo desde el décimo piso , pero con la hemorragia era imposible sobrevivir” y amenazante habla de “consecuencias para quienes insistan en que el concejal Fernando Albán fue asesinado”.
Y de torturas y crímenes se pasa a las opiniones que en lo económico emiten expertos que no salen del asombro que causa ver como esta plaga castrocomunista ha destruido al quinto productor de petróleo del mundo y lo ha llevado a niveles de países paupérrimos del África y el Caribe. Expertos como William Nordhaus, premio Nobel de Economía 2018, aún no sale del asombro ante el desastre venezolano, destrucción que comenzó el tropero ladrón Hugo Chávez y ha continuado Nicolás Maduro, el heredero escogido por la tiranía cubana para poder concluir una depredación bárbara que le lleva a decir: “Jamás vi algo tan feroz ocupando un cargo de esa naturaleza”.
Nordhaus, comparando lo que le pasa a este pobre país destruido con lo que padecería una persona tendida en el suelo recibiendo puñaladas dadas por Maduro constantemente, puntualiza: “Es muy lamentable. Ni imaginé que llegara a existir. Destroza toda teoría económica existente”. Y es este gran economista y muchos otros, y son los líderes mundiales y organismos internacionales que no dejan de denunciar el crimen contra Venezuela y sus ciudadanos.
Es la locura de una economía manejada por un siniestro chofer de autobús y una pandilla criminal que lo único que quiere es continuar enriqueciéndose, pandilla formada por criollos, por cubanos, por chinos, iraníes y rusos y por supuesto por el narcotráfico internacional que eufórico festeja haber logrado un estado forajido, pero estado al fin. Locura de “desdolarizar” cuando son esclavos del dólar que ya también fue alcanzado por la inflación que toca cifras imposibles de leer y devora cualquier moneda en esta tierra demolida…
Y como bien dice el Dr. Alejandro Rebolledo, abogado penalista y Magistrado de nuestro Tribunal Supremo en el exilio: “No entender que el crimen organizado de China, Rusia e Irán, el Narcotráfico y la agenda política castrocomunista, tienen el control de Venezuela manejando a sus cómplices, es no entender la realidad del país. Para detenerlos solo las sanciones son efectivas”.
Pero es evidente que una narcotiranía como esta, que como ya he dicho en estos mismos espacios reparte aunque se quede la mejor parte, le sobran amigotes y cómplices, tanto en el plano internacional como en el interno. Amigotes a los que nada le importa la tragedia infinita que vivimos, que no les sensibiliza una crisis que suma muertos y resta esperanzas, pero que les hace ricos y eso es más importante para ellos que una realidad ignominiosa con su cosecha de cadáveres y sueños rotos. Una realidad que muestra que es imposible que una ciudadanía desarmada, aturdida, amenazada se enfrente al mal armado hasta los dientes y poseedor de recursos con los cuales soborna y compra lealtades; ciudadanía que clama por ayuda internacional y sanciones cada vez mayores contra los demonios que nos atormentan porque sabemos muy bien que solo así lograremos liberarnos. Que sabemos perfectamente quien nos ayuda y quien ayuda a Maduro y su pandilla…
Que sabemos quién es la fiscal de la Corte Penal Internacional Fatou Bom Bensouda la menos apropiada para presidir una Corte Penal y que ya es del dominio público que ella y su marido Philip Bensouda intentaron cobrar “honorarios” por 16 millones de dólares del Dubai Bank Emirates NBD’s delito que le ha ganado una acusación de estafa y a todas luces nos la presenta como perfecta aliada de los bandidos en el Poder en Venezuela.
Aliados numerosos y muy bien colocados en organismos internacionales, en jefaturas de Estado, en Medios de Comunicación y también en una oposición política interna que oxigena y atornilla a los causantes de esta malaventura a cambio de prebendas y cuotas de poder. Insensibles e inhumanos todos ante los cientos de niños que mueren por desnutrición, por falta de medicamentos y atención hospitalaria; frente al sufrimiento de los enfermos que padecen cáncer y ni siquiera calmantes consiguen… Insensibles frente a los ancianos que son humillados a diario y ven el final de sus vidas bajo el imperio del horror y la maldad. Indiferentes ante la destrucción de vidas y sueños. Sin prisa alguna para poner fin a este horror que definitivamente nosotros sí que sabemos de él y su letalidad porque sin duda nadie sabe lo que pesa el muerto sino el que lo va cargando, y Venezuela devastada, saqueada y desangrada pesa demasiado y desgaja el alma.
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Source: Infobae