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Muta Coronavirus en México, sino es uno es otro, esto se sabe

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Muta Coronavirus en México, sino es uno es otro, esto se sabe
México rebasó las mil 700 muertes por COVID-19

Un mexicano puede infectarse de la COVID-19, ser asintomático o recuperarse, pero no ser inmune porque podría adquirir otra cepa del mismo coronavirus que está en constante mutación. En febrero, un grupo de científicos mexicanos exploró “los planos” (la información genética) que lo definen. Cuando se detectaron los primeros casos en el país, a través del análisis de 17 muestras identificaron cuáles arribaron de Europa, principalmente de Italia y España, y cuáles de Estados Unidos. En marzo con las transmisiones locales detectaron que en México circulan dos de los tres genotipos del virus reportados hasta ahora.

“El virus muta poco y eso es una ventaja. Pero la gente viaja más rápido de lo que el virus muta, lo que es un gran problema porque la movilidad en mucha de las otras enfermedades virales se ve restringida porque la persona se siente mal y eso obliga a que no se mueva. Con esta pandemia hay asintomáticos en hasta 30 por ciento de la población infectada, lo que ha hecho difícil controlarla”, dijo vía telefónica desde Morelos el doctor Alejandro Sánchez, investigador jefe de la Unidad Universitaria de Secuenciación Masiva y Bioinformática del Instituto de Biotecnología de la UNAM, quien participó en el estudio del genoma de la COVID-19.

“Todas estas mutaciones son información valiosa porque permite tomar decisiones y orienta muchas otras investigaciones como el diseño de fármacos o el diseño de vacunas”, agregó enfatizando que aunque hay más de 60 proyectos registrados en el mundo para realizar una vacuna, tardarán hasta un año por las fases clínicas de prueba.

En el estudio, pese a que no se invierte ni el 1 por ciento del PIB en ciencia, participaron investigadores del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), además de mexicanos de la Universidad de Oxford.

La petición del investigador Sánchez es sencilla: que el Gobierno federal invierta más en ciencia con años de anticipación para estar preparados para un problema que llegará de sorpresa. Como este.

–¿Qué fue lo que encontraron respecto a las variantes genéticas de la COVID-19?

–En febrero me invitaron a formar parte de un subgrupo de investigación que empezó a ser liderado por el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), que son los encargados de diagnosticar y validar todos los casos de coronavirus en el país, entre muchas otras infecciones como la influenza, chikungunya o zika. Ahora lo que ha requerido mucho más atención es el SARS COV 2. Nos unimos un grupo de especialistas de diferentes instituciones como el IMSS, el Instituto Nacional de Nutrición, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), el INDRE y el Instituto de Biotecnología con el grupo del doctor Carlos Arias y la doctora Susana López, de los epidemiólogos más reconocidos del país.

Mi función en el grupo fue asesorar la parte donde se realizaba la secuenciación genómica. Un genoma es el compendio de toda la información genética de cualquier organismo, y la información genética es como el instructivo o los planos que definen a cualquier organismo. Para entender el virus esto era muy importante. Nosotros ya teníamos un protocolo donde habíamos detectado posibles cuellos de botella para que cuando llegara el primer caso real al país, que fue a finales de febrero, estuviéramos preparados. Y así fue. Secuenciamos la primera cepa, se depositó en una base de datos pública donde están más de 3 mil cepas genomas de todo el mundo y México pudo responder en 72 horas para depositar esa información.

A raíz de eso nos dimos a la tarea de seleccionar más muestras. Para el momento en que empezamos a elegirlas solo había 56 casos en todo el país –ahorita hay más de 20 mil casos– y finalmente pudimos sacar la información genética de 17 muestras. De estas genomas o secuencias del virus, pudimos empezar a notar que se separan en dos grupos diferentes que corresponden a los lugares de introducción. El virus ha entrado al país por varios eventos independientes y se agrupan muy bien en un grupo de cepas que se han secuenciado en el mundo que vienen de Europa –y podemos reconocer bien aquí en México gracias a la información genética cuáles vinieron de Europa– y otro grupo que sabemos que entraron desde Estados Unidos –y los podemos reconocer muy bien–. También con la información genética nos dimos cuenta de que algunas cepas empezaban con los primeros casos de transmisión de contagios locales porque el paciente no había reportado ninguna interacción con alguien que había viajado y tampoco había viajado.

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