Miguel Suárez avanza, lento, pero avanza. No tiene supervelocidad, ni ningún artilugio techie que pueda hacer desaparecer la extensa fila que lo separa de la entrada al cine. En su mano derecha sostiene dos entradas, que mueve nervioso; en la izquierda, su hijo, Benjamín, de 8 años, busca olvidar la ansiedad balanceándose como en una liana. Su padre puede sostenerlo y contenerlo, a fin de cuentas ante sus ojos es su héroe personal, aunque no sea súper.
Están allí porque llegó el día del estreno del film de La Liga de la Justicia, ese momento que Miguel espera desde que él tenía ocho y miraba los cómics que imprimía durante la década del ’90 en Argentina la Editorial Atlántida, esas historietas de papel áspero, sin brillo, ajenos a la colorimetría actual, pero que lo transportaban más allá de lo posible, a un universo de historias infinitas, inverosímiles, de grandes hazañas perpetradas por aquellos que el destino había elegido para ser diferentes o, alguna situación traumática o fortuita, los llevó a convertirse en protectores, en héroes, en superhéroes.
Las remeras de colores abundan, rojas, azules, negras y amarillas. Incluso alguna verde. Todas con sus logos, todos llevan en el pecho un emblema, que no es otro que el “escudo de armas” de estos personajes de ficción. Superman y Batman abundan, Flash y Wonder Woman se mezclan en la oscura escala cromática de la mayoría, nadie luce a Cyborg y algunos, heridos por la omisión, eligen a Linterna Verde, casi como en una postura de protesta, porque el guardián del Sector Espacial 2814 no es parte de la película.
La cita no es una más para los fanáticos. Es la primera vez en la historia que la Justice League, la máxima expresión de DC, llega a la pantalla grande; la consumación de un sueño para muchos; el final de una etapa, de un derrotero de cómics e imágenes, en la tele y el cine, que se acumularon en la retina, la imaginación y las ensoñaciones.
Pero, ¿por qué gustan tanto los superhéroes?, ¿por qué despiertan fanatismo sin importar generaciones? Infobae convocó a un grupo de especialistas, para analizar este fenómeno social que tiene sus orígenes en los mitos griegos, en la religión, en el eterno e inquietante deseo del hombre de sentirse protegido.
Sobre los superhéroes en el cine
La relación de los superhéroes con el cine no es nueva. Nació pocos años después de que estos personajes surgiesen en papel en la década del 30 del siglo XX, pero como seriales, pequeñas producciones encadenadas en capítulos que se pasaban en las salas antes de un film mayor. La piedra basal en la industria moderna fue Superman The Movie (1978), con Cristopher Reeves como el Hombre de Acero y la dirección de Richard Donner. Se estrenaron más títulos, con resultados disímiles, en calidad y convocatoria, aunque el advenimiento de la imagen generada por computadora (CGI, en inglés) otorgó la posibilidad de realizar lo imposible, aquello que sólo podía realizarse en papel.
Si bien existieron personajes con capacidades aventureras, reacios a sentir temor y enfrentar empresas inverosímiles, lo súperheroes surgieron luego de la Gran Depresión de 1929, en Estados Unidos. La proto industria, en aquel momento, dio un giro copernicano, al dejar atrás el comentario sociológico, que luego de la Gran Guerra y la caída de Wall Street, se había convertido en material peligroso, como también se abandonó una estética más barroca, dejando espacio al entretenimiento puro.
Chris Claremont, quien es considerado el segundo guionista más importante de la historia de la editorial Marvel tras Stan Lee, sostuvo que además del momento crítico en que surgen, también hubo una necesidad más profunda por parte del público estadounidense, que necesitaba sus propios héroes: “Los superhéroes aparecieron con la Gran Depresión. Antes existía otro tipo de cómic, Little Nemo, Krazy Kat, humor y aventuras de personas normales. Luego, a la gente le comenzó a fascinar la idea de que hubiera alguien más grande, más fuerte, que hiciera cosas maravillosas. Clark Kent (Superman) salía de la multitud y era la gran expresión de la Democracia. El superhéroe fue una respuesta fantástica a la realidad”.
“Los superhéroes quizá son la mitología de Estados Unidos, nuestros héroes -como David Crokett, Buffalo Bill, G. A. Custer- y sus gestas no tienen más de 200 ó 300 años. EEUU no tiene una mitología propia. Escandinavia tiene sus sagas y leyendas, Germania su épica, España tiene al Cid. Nosotros no tenemos héroes mitológicos, nuestros héroes son muy jóvenes aún”, agregó Claremont, cuando visitó el V Salón del Comic y la Ilustración de Barcelona, ya en 1985.
“Los superhéroes no aparecieron como casualidad en una época, sino más bien como causalidad de la misma. Los ’30 fueron devastadores para los norteamericanos económicamente y posteriormente vino la Segunda Guerra Mundial. Hacían falta nuevos ‘Dioses’ en la cultura popular. Y la gente pudo encontrarlos en el papel, en los cómics”, explicó a Infobae Rafael de la Iglesia, uno de los fundadores del Club del Comic, la casa de historietas más tradicional de Buenos Aires.
Hernán Martignone, coautor del libro Historietas a diario. Las tiras cómicas argentinas de Mafalda a nuestros días, explicó a Infobae que “la Liga de la Justicia, en general, se ha visto como una representación del panteón de los dioses griegos. Podemos pensar en Superman y Batman, como la oposición de Apolo y Dioniso y también los demás personajes pueden leerse en esa clave. El propio Batman también puede considerarse, como hace Grant Morrison en su libro Supergods, como el dios Hades, del inframundo, y Wonder Woman representa una amazona, que es uno de los típicos mitos griegos”.
En el libro, ¡Súperheroes! Capas, antifaces y la creación de la cultura del cómic, Laurence Maslon, reconocido historiador de cultura pop y teatro estadounidense, asegura que si bien los personajes de historietas “son nuestros mitos griegos”, existe una diferencia con respecto a aquellos antiguos relatos: “Ya no son lo que los mitos griegos fueron para los griegos: son lo que fueron para la civilización occidental siglos después. Hay personas que crecieron con ellos, niños de siete años que ahora tienen 57 años. No quieren tirarlos, pero quieren interpretarlos a través del lente de su propio tiempo”.
Por su parte, para la escritora argentina Ana María Shua, autora de Dioses Y Heroes De La Mitologia Griega “todos los superhéroes del siglo XX han seguido el rastro de los héroes griegos. Desde Batman, puramente humano, hasta los X Men, desdichados mutantes, pasando por Superman, el alien (tan parecido a Heracles, excepto en su capacidad de volar), los superhéroes han replicado características de los héroes o los dioses grecorromanos, tanto en las historias de su origen como en sus hazañas”.
“La razón de su vigencia responde a varios motivos. Primero y principal; a que ningún otro fenómeno cultural ha podido suplantar en el imaginario de la gente a estos seres superpoderosos. Pese a que la historieta a lo largo de las décadas ha tenido que competir con el cine, radio, televisión, videojuegos, internet y demás, siempre ha sido una fuente de inspiración para muchos escritores y sus respectivos lectores. Por el otro lado, la historieta ha ido evolucionando en su narrativa y su gráfica. Aún al día de hoy continúa mutando y generando ideas para otros medios. Los productores de cine y de series de tv constantemente buscan en el noveno arte nuevas ideas para sus posibles trabajos”, sostuvo Rafael de la Iglesia, quien fue editor de DC cómics en Argentina.
La mitología de la Liga de la Justicia
Flash
El “Velocista Escarlata” apareció por primera vez en Flash Comics #1 (enero de 1940), bajo la pluma del escritor Gardner Fox y el artista Harry Lampert. Su paralelismo con la mitología griega es directa, brutal, a tal punto que podría considerarse como un dios más de aquel panteón.
Martignone sostuvo que se lo relaciona “muy directamente con el dios Hermes, que en la mitología romana es Mercurio, porque es justamente el que comunica los mensajes de los dioses. Ahí podemos ver algo característico de Flash, además de su velocidad, que es esta idea de que puede atravesar planos, dimensiones y viajar entre diversas tierras del multiverso. Eso está tomado prácticamente del dios Hermes”.
Incluso, cuando el personaje llegó a la calle, algunas de sus características físicas fueron tomadas del ser mitológico: “En el primer Flash, de 1940, aparece con ese casco característico, que se llama pétaso, que en el caso de Hermes aparece con unas pequeñas alas y en otras representaciones aparece con unas sandalias aladas, que eso se puede ver también en Flash a lo largo del tiempo”.
Wonder Woman
La Mujer Maravilla fue creada a principios de los ’40 por William Moulton Marston, poco después de Superman y Batman. Entre los tres personajes conforman la famosa “Trinidad” de DC Comics y probablemente sean los más icónicos del género superheroico.
“El Universo de WW está inspirado en la mitología griega. Ella es una amazona con una fuerza sobrehumana y posee también artefactos mágicos tales como su lazo, que obliga a cualquier ser humano a decir la verdad y sus brazaletes que son prácticamente indestructibles”, explica de la Iglesia, del Club del Comic, quien además fue editor de DC.
Para los especialistas, WW posee una asombrosa similitud con Atenea, la diosa de la sabiduría, la guerra y la artesanía. Para comenzar ambas son hijas de Zeus, a quien el poeta de la antigua Grecia Hesíodo presentó como “padre de los dioses y los hombres”.
Como diosa de la guerra, Atenea poseía ciertas virtudes para el combate, tal como su mímesis moderna y ambas fueron tomadas como modelo a seguir. De hecho, al poco tiempo de su lanzamiento, WW fue considerada como un estandarte del empoderamiento femenino, ya que reflejaba la igualdad y libertades que las mujeres añoraban conseguir.
Superman
Surgido a partir del trabajo colaborativo ente el escritor estadounidense Jerry Siegel y el artista canadiense Joe Shuster fue lanzado al mundo en Action Comics #1. Superman fue el primer superhéroe, el que dio el puntapié a la creación de un universo que hoy cautiva a millones.
El caso del Hombre del Mañana está representado por el arquetipo del héroe solar. Kal-El, el nombre de nacimiento del último hijo de Kryptón -que luego no terminó siendo tan último con las apariciones de Supergil y villanos como Zod, Faora y los miles de habitantes de la ciudad de Kandor encerrados en la botella- tiene como fuente de poder el sol amarillo, diferente al rojo de su planeta de origen, que estaba muriendo. La estructura del arquetipo consta de tres etapas bien marcadas, que comprenden el “Nacimiento y Exilio”, la “Iniciación” y la “Deificación”.
Existen múltiples ejemplos de personajes que comparten este desarrollo, como Perseo en la mitología griega; Starkadr, en la escandinava; Rustam, en la iraní; Chandragupta, en la hindú y Lugh, en la celta, por nombrar algunos, mientras que en las religiones los más conocidos son Krishná; Mitra, en Persia y Abraham y Moisés, en el Antiguo Testamento. En este rol de dios solar, el Hombre de Acero también posee similitudes con Helios en la mitología griega, el dios del sol.
Básicamente, los relatos presentan un ser que nace tras un suceso milagroso, en el que su padre suele ser un dios o un personaje con facultades extraordinarias, como puede ser Jor-El, el único científico de un mundo híper tecnológico que había notado la extinción de su propio planeta. El niño corre peligro de ser aniquilado, por una persona con un cargo de jerarquía, un dios o en el caso de Superman a través de la explosión de Kryptón.
Por eso, para salvarlo del desenlace trágico se toman acciones drásticas, que incluyen desde ocultarlo a alejarlo de su lugar de origen: lo que fue una canasta para Moisés, para Superman fue una nave. Es encontrado por personas humildes y con fuerza moral, quienes los crían como su hijo, dotándolo de valores y enseñanzas que en el futuro lo ayudarán a aceptar su camino.
En la segunda etapa, la de “Iniciación”, se produce el aprendizaje, a partir del cual conocerá cuáles son su capacidades, sus virtudes sobrenaturales, aquello que lo hace diferente. Consciente de esto, conoce su herencia, su origen secreto, y así puede aceptar su condición única. Así, debe enfrentar un mal mayor, una oposición a su altura, de la que saldrá transformado. Finalmente, en la “Deificación” el héroe asume quién es y cuál es su rol como salvador del mundo.
Finalmente, la asociación más directa es la de Superman con Zeus, el dios máximo de los griegos, ya que ambos son los seres más poderosos de sus respectivos grupos y deben disfrazarse para deambular entre los simples mortales. Como recitó el actor David Carradine, interpretando a Bill, en Kill Bill Vol.2, de Quentin Tarantino: “La mitología no solo es genial, es única. Ahora, un elemento básico de la mitología de superhéroes es el superhéroe y está el alter ego. Batman es en realidad Bruce Wayne, Spider-Man es en realidad Peter Parker. Cuando ese personaje se despierta en la mañana, él es Peter Parker. Él tiene que ponerse un disfraz para convertirse en Spider-Man. Y es en esa característica que Superman está solo. Superman no se convirtió en Superman. Superman nació Superman. Cuando Superman se despierta en la mañana, él es Superman. Su alter ego es Clark Kent. Su atuendo con la gran “S” roja, esa es la manta con la que estaba envuelto cuando era un bebé, cuando los Kent lo encontraron. Esas son sus ropas. Lo que Kent usa – las gafas, el traje de negocios – ese es el disfraz. Ese es el disfraz que usa Superman para mezclarse con nosotros. Clark Kent es como Superman nos ve. ¿Y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil, no está seguro de sí mismo, es un cobarde. Clark Kent es la crítica de Superman sobre toda la raza humana”.
Cyborg
Mitad hombre, mitad máquina, fue un a co-creación del escritor Marv Wolfman y el artista George Pérez, apareciendo por primera vez en un suplemento especial en DC Comics Presents #26 (octubre de 1980), aunque su rol tuvo un nuevo espacio a partir de la serie The New Teen Titans (Los nuevos jóvenes titanes).
“Si bien decimos que los griegos inventaron todo, no inventaron los cyborgs. Pero el personaje de Victor Stone, Cyborg, puede relacionarse con la mitología griega, un héroe, un semidiós, hijo de un dios. También es importante recordar que formó parte de un grupo que se llamó los New Titans (Nuevos Titanes) y ahí sí hay una referencia mitológica muy clara. Los titanes eran una de las primeras generaciones divinas, los hijos de Urano y Gea”, comentó Martignone, doctor, licenciado y profesor en Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde dicta clases de griego antiguo.
Uno de los seres que mantiene cierta similitud con Cyborg es Hefesto, quien si bien era un herrero, se lo conoce como el dios de la tecnología. Hijo de Zeus, Hefesto era cojo, por lo que necesitaba un bastón para caminar. Además, por su apariencia física, estaba en una encrucijada constante por aceptarse a sí mismo, algo similar a lo que le sucede al personaje de DC.
Aquaman
Presentado en sociedad en More Fun Comics, #73 (1941), fue creado por Paul Norris y Mort Weisinger. El Rey de la Atlántida es casi una representación de Poseidón, dios del mar y hermano de Zeus.
Reyes, con un tridente como arma, y la posibilidad de comunicarse con todos los seres de las profundidades, hasta sus esposas tienen similitudes. Mientras Anfitrite es la diosa y reina del mar, Mera, en los cómics, tiene los mismos títulos.
Batman
Bob Kane y Bill Finger dieron vida a Bat-Man, que apareció por primera vez en la historia titulada “El caso del sindicato químico” de la Detective Comics n.º 27, en mayo de 1939.
Batman, el héroe sin superpoderes, que utiliza su dinero e ingenio para combatir a los villanos, tiene su homólogo en Hades, el hermano oscuro de Zeus (Superman). Al igual que este dios del inframundo, el Caballero Oscuro tiene su hogar debajo de la tierra y una gran fortuna, tal como sucede también con Plutón, el “hermano romano” de Hades.
Sin embargo, para el reconocido dibujante argentino Ariel Olivetti, quien ilustró al hombre de Gótica para la serie de DC en Batman: Leyendas del Caballero Oscuro (2006), el personaje tiene algo que lo diferencia del resto de sus compañeros: “En el mitología griega se le atribuía un poder sobrehumano a cada personaje y justamente es lo que no sucede con Batman. Batman es un ser humano absolutamente normal, víctima de una tragedia familiar y que por decisión propia emprende un largo camino de superación física y mental, para hacer justicia por mano propia”.
“Es por eso que el lector, siente mucho más empatía con Batman que con otros personajes que tienen superpoderes. En la empatía radica el secreto del éxito de todas estas tragedias literarias porque el ser humano, vulnerable, mortal, necesita siempre algo de esperanza aunque sea ficcionada, para poder mitigar el conocimiento de su fatal final”, agregó Olivetti, quien también dibujó a Superman, Flash y Linterna Verde, entre otros personajes de DC.
En ese sentido, Shua agregó: “Los héroes no pueden ser invulnerables, porque son humanos, al menos en parte. Y porque a nadie interesarían sus hazañas si estuvieran libres de riesgo. Así Aquiles con su talón, Superman con su kriptonita, Jasón, Ulises o Batman, humanamente expuestos a los golpes y las heridas, Teseo, Belerofonte, Perseo, los X Men, cada uno con sus poderes únicos y sus debilidades propias”.
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Source: Infobae