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Mi querido General

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Mi querido General

Murilo Kuschick[1]

En los años  veinte del siglo pasado María Conesa la tiple que fascinaba a los generales revolucionarios en el Teatro Iris de la capital, cantaba  “Mi Querido Capitán, pero  cuando enamoro soy General de División”. El General Cienfuegos no fue enamorado por la “Gatita Blanca”, el apodo de la célebre María Conesa, pero muy probablemente por los cañonazos y no precisamente de 100 mil pesos  de la época revolucionario, sino por los millones de dólares del crimen organizado.

Dice Max Weber en el inicio de su brillante conferencia “La Política como vocación” que el Estado es la institución que se define por el monopolio del uso de la violencia física y que por lo tanto a partir de esta característica puede ejercerla sobre los particulares o en dado caso abolirla o, simplemente  dejar de ejercerla, permitiendo con esto que los privados hagan uso de ella o que no los molesten en el ejercicio de sus actividades, esto es, hazte  “ojo de hormiga”, mire hacia otro lado o ejércela entre aquellos que son mis enemigos.  Así, los recursos del Estado y la administración de la violencia puede ser como recurso escaso  ser negociado y administrado de modo tal que permite que unos, en este caso el cartel H2, Juan Francisco Patrón, operase de manera discrecional y enviara a los Estados Unidos miles de toneladas de heroína, cocaína y meta anfetaminas. Esta es la  acusación que la  agencia Drug Enforcement Administration (DEA) ha hecho al General de División que supuestamente había viajado a los Estados Unidos como una medida de posible resguardo y de protección frente a los posibles embates del gobierno de López Obrador  en contra de la corrupción, ésta sería una de las razones del viaje del general que no iba a California de paseo a Disneylandia o a Rodeo Drive en Beverly Hills, sino a buscar en lugar en donde guarecerse de las posibles investidas y persecuciones del gobierno de López Obrador a los miembros del gabinete de Peña Nieto.

Aun cuando esta posible explicación del  road trip  de fuga sea un tanto cuanto exagerada, pues el actual gobierno ha encumbrado y le ha asignado al ejército, -una de las instituciones con mayor opacidad-,  pero que goza gran popularidad y aceptación entre la población (en la mayoría de las encuestas  en donde se califican las instituciones, el ejército es la organización que cosecha mayor simpatía, muy por encima de la Iglesia, por ejemplo). De ahí que el gobierno de López Obrador le haya encargado una gran cantidad de acciones, como la construcción del aeropuerto de Santa Lucia, la administración de las aduanas y de los puertos, entre otras cosas. Si bien existe esta confianza en la capacidad del ejército,  pues es de las pocas o la única institución pública en el país con capacidad para dirigir  y coordinar la acción de sus integrantes, como un solo hombre, organizar y ejecutar de manera disciplinada un conjunto de actividades que otras instituciones de la administración pública no pueden o no saben cómo realizarlas o llevarlas a cabo o tardarían mucho tiempo, recursos y aprendizaje hasta llegar  a buen término y en el caso del gobierno de la 4T, lo que no hay es paciencia y se busca tener de manera rápida resultados, como es el caso tanto de la terminal aérea de Santa Lucia, el Tren Maya o la Refinería de Dos Bocas, obras con las cuales el presidente quiere acallar a sus múltiples críticos y recibir los anhelados aplausos  y finalmente decir, “yo les dije que era sólo una cuestión de tiempo”. Pero, mientras son peras o manzanas el General Cienfuegos así como García Luna y otros personajes son acusados, juzgados y posiblemente condenados en los Estados Unidos, reflejando la baja capacidad y el estado precario de las instituciones mexicanas que no pueden apresar o mínimamente darse cuenta de las conexiones, jugarretas y enjuagues de miembros del ejército y de las fuerzas policiacas del  país que no tiene capacidad para soportar los cañonazos de 100,000 pesos del crimen organizado. Y, en el caso del General Cienfuegos es la punta del iceberg que muestra porque motivo años y años, recursos multimillonarios aplicados en la guerra en contra del narcotráfico han  tenido y cosechado resultados en algunos casos espectaculares, pero fatuos  como fue la aprensión del “Chapo Guzmán”, perdón del señor Joaquín Guzmán Loera, un héroe de la cultura popular y un miembro distinguido del pueblo, no sabemos si del pueblo bueno que tanto admira el presidente. Por tanto, la aprensión, juicio y posible condenación del General Cienfuegos, que tiene nombre para una novela de Pérez Reverte no sólo muestra la corrupción en la sagrada institución del Ejército Mexicano, pese  que se pueda hablar de una manzana podrida como posible defensa del instituto armado y de su incorruptibilidad   pero que nos muestra, finalmente que ni las instituciones,  ni las definiciones de la  cultura popular son suficientes y garantía de que el voluntarismo, romanticismo y las buenas intenciones son suficientes para cimentar el camino del cambio y que de buenas intenciones no está pavimentado el camino del cielo.

[1] Profesor-Investigador, Departamento de Sociología, UAM-Azcapotzalco, [email protected]