Hoy Estado de México – febrero 02, 2021
Las historias trágicas han aumentado durante la pandemia por COVID-19, alrededor de todo el mundo ya es común escuchar historias de familias que se han desintegrado debido a la muerte de varios miembros que han enfermado de coronavirus.
Esta historia de la familia González García ocurrió en Venezuela, y comenzó el 17 de diciembre, cuando la madre de familia comenzó a presentar síntomas de COVID-19 y fue al centro de salud para realizarse la prueba dando positivo, pero como no quería preocupar a sus seres queridos, decidió guardar silencio.
Días después se hizo la prueba PCR que confirmó el resultado positivo para el virus SARS-CoV-2, por lo que decidió ir a consulta con un médico privado, a quien también le ocultó el resultado de las pruebas.
Sin sospechar lo que sucedía, su esposo José Antonio, asistió a una reunión el 27 de diciembre, donde bebió alcohol, platicó y convivió con al menos 20 personas, pero cuando estaba en la fiesta recibió la llamada de su esposa para pedirle que regresara a su casa, ya que ella tenía coronavirus y muy probablemente él también.
La familia que vivía en Táchira, Venezuela, estaba integrada por cinco personas, Verónica García de 33 años, José Antonio Gómez de 33 años, su hija Nicol Verónica de 17 años y de los mellizos Jhoneider y Jhoneiker de cuatro años.
Tras enterarse que su esposa estaba contagiada, el padre de familia acudió con sus tres hijos a realizarse una prueba rápida, pero dio negativo y posteriormente se aislaron sin supervisión médica, pues pensaron que no estaban enfermos.
El 14 de enero Verónica ya no podía respirar, por lo que tuvo que ser hospitalizada y fue en ese momento que le diagnosticaron un cuadro de neumonía.
Conociendo lo grave de la situación, José Antonio Gómez acudió de nuevo con sus hijos a realizarse la prueba, dando positivo, aunque permanecían asintomáticos.
“José Antonio estaba angustiado, yo hablé mucho con él. Le dije que tuviera mucha fe en Dios, que él era una persona joven”, recordó su hermana, quien narró que en la placa de tórax realizada a su hermano, los pulmones salieron completamente negros.
Fue el 18 de enero cuando Verónica no logró resistir y falleció, pero la tragedia aún no terminaba, pues el padre de familia murió un día después.
Mientras la familia se preocupaba por cuidar a los hijos de la familia González García, y que no se enteraran del fallecimiento de sus padres, Nicol presentó síntomas más fuertes, como fiebre y dolor de cabeza, por lo que tuvo que su abuelo decidió llevarla al hospital, pero la joven de 17 años murió en el camino.
Los mellizos, de cuatro años, fueron hospitalizados el 27 de enero, recibiendo el diagnóstico de bronconeumonía, y muriendo ambos el mismo día.
Los medios locales han informado que las personas que tuvieron contacto con la familia se mantienen en cuarentena y con tratamiento médico para evitar complicaciones de salud.