El año 2000, Vladimir Putin asumía como presidente por primera vez. Por ello, miles de jóvenes que se aprestan a debutar en las urnas el próximo año no han conocido a otro líder en toda su vida. Son ellos el grupo social más cuidado -y temido- por el gobierno central ruso, que busca convencerlos con un proyecto de Estado continuista, fuertemente arraigado al pasado y la patria.
Yunarmia, el ejército juvenil, es una de esas iniciativas. Creado por el Ministerio de Defensa, busca incentivar a la juventud con aspectos históricos de su país, a través de campamentos y otras actividades.
Este es el fotoensayo que preparó El País y Yuri Kozyrev -para TIME- respecto a dicho tema.
Pero también hay otras instituciones amparadas en Yunarmia, con el patriotismo, la vida sana, lo militar y el Estado como pilares comunes.
Existe la DOSAAF -asociación voluntaria soviética de cooperación con las fuerzas militares-, el cual tiene un origen que data de los años veinte, en plena Rusia soviética.
Tanto es el ímpetu de canalizar a la juventud en estos valores, que en la pasada primavera el tradicional baile de fin de curso se realizó en el polígono de entrenamiento militar Patriot, en las afueras de Moscú.
También existe el Razvedbat, un campamento militar de verano que entrena a niños con el ejercito como objetivo.
Tal como muchos jóvenes ven en estas instituciones una oportunidad para hacer carrera y dedicar su vida, también hay críticos, quienes buscan un cambio tras 17 años bajo el mandato de Putin.
Actualmente, según la encuestadora Levada Center, un 88% de los rusos entre los 18 y los 24 años apoyan al Presidente de cara a las próximas elecciones.
Al parecer, la fórmula podría dar resultados.
Source: UPSOCL