Leonardo Da Vinci imaginó toda clase de artilugios que desde este jueves pueden apreciarse construidos al detalle sobre una pasarela en la italiana Milán, que se prepara para conmemorar en 2019 los 500 años de la muerte del genio renacentista.
Y es que Leonardo es todo un símbolo para la ciudad italiana, ya que en su errante vida pasó más de 20 años en ella, donándola un importante legado artístico, e incluso regresó casi 5 años después una vez que se trasladó a la Francia de Francisco I, donde falleció en 1519.
Su vinculación con la urbe no solo radica en las obras que creó en ella, como la impresionante “La Última Cena”, “sino también por todo lo que aprendió, pues en el Renacimiento era un lugar muy vivaz”, dijo el comisario de la exposición, Claudio Giorgione.
Por eso la institución ha organizado este recorrido que permite al visitante apreciar minuciosamente 52 modelos construidos en 1952 a partir de los bocetos que dejó plasmados en sus documentos y legajos, recogidos en la actualidad en estudiados tratados.
Se trata de los modelos de aquellas máquinas y artilugios con los que el genio soñó y que han sido dispuestos sobre una pasarela de espejo y alumbrados por cantidad de lámparas para desentrañar ante el público los secretos y engranajes de su teórico funcionamiento.
Y ahora se exhiben para describir la mente de “un intérprete de su tiempo” que, con su ferviente imaginación, ahondó en materias como la ingeniería mecánica y militar o en los estudios de física.
Destacan los aparatos con los que Da Vinci quiso perseguir el gran sueño de hacer volar al hombre, como una nave con alas en forma helicoidal, que recuerdan a los actuales helicópteros, u otras que debían elevarse batiéndose, recogidas en su “Codex Atlántico”.
Leonardo también imaginó a un hombre capaz de desenvolverse en el agua, ideando en 1487 todo tipo de utensilios como guantes con membranas interdigitales, primitivas escafandras, cascos para la respiración submarina o un sistema de bollas flotantes que, en su mente, permitirían caminar sobre las aguas.
También ocupan un lugar importante en la muestra sus estudios de ingeniería militar, en una época, finales del siglo XV, en la que la guerra estaba a la orden del día en el Viejo Continente.
Así, el visitante podrá apreciar las balas que propuso en sus bocetos o letales máquinas de artillería con múltiples cañones, así como una curiosa excavadora de trincheras que consta en un manuscrito datado entre 1503 y 1504.
Por otro lado, más allá de la técnica, los diseños de Leonardo también relatan la curiosidad que sentía por la ciencia y la física.
De este modo puede verse la reconstrucción de sus anemómetros, sus alambiques en cobre, sus intrincadas grúas móviles o un medidor de la fuerza que ejercía el vapor.
En los muros de la exposición han sido instalados una serie de frescos de la importante milanesa Pinacoteca de Brera, instituida por Napoleón Bonaparte en 1809, y que fueron realizados entre los siglos XIV y XVI por los más diestros maestros de Lombardía.
La intención, explica Giorgione, no es otra que representar “un diálogo inédito” entre el arte y la técnica, “subrayar la importancia del diálogo” entre ambos mundos, el pincel y la ciencia.
Algo para lo que “Leonardo, más que nadie, fue un ejemplo”, opinó el comisario de la exposición.
Mientras, Milán se prepara para celebrar el año que viene los 500 años de la muerte de Leonardo y, para calentar motores, el Museo de la Ciencia y la Tecnología ha preparado todo un programa de actividades, como charlas o talleres interactivos para niños.
Con información de EFE
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Source: Infobae