LOS INCREÍBLES AUTOS DE DONALD TRUMP, PRESIDENTE DE USA
Donald Trump es multimillonario, excéntrico y las dos cosas a la vez en su máxima expresión. Es también flamante presidente de los Estados Unidos en un resultado electoral que fue indiferente para muy pocos en el mundo. Es una figura que ancla su personalidad en la exageración y la exuberancia, un personaje enigmático que traspoló su faceta mediática a la escena política mundial. Pragmático, conservador, polémico, confrontador, una referencia del más puro republicanismo estadounidense, un magnate que ama la opulencia.
Como exponente fiel a las conductas de vanidad obscena, Trump tiene devoción por la acumulación de bienes de alta cotización. Dinero para gastar, autos para coleccionar. Su fortuna se tasa, entre otros caprichos, por una flota de vehículos majestuosos que brotan de su garage. El nuevo presidente de la principal potencial del mundo ostenta un patrimonio valuado en más de USD 4.500 millones, haciendo gala de uno de las arcas más abultadas del globo. Dueño de rascacielos, hoteles, campos de golf, mansiones, helicópteros, jets privados y una personalidad ganadora, arrogante y controversial. De todo lo fastuoso de su repertorio no faltan los autos de lujo, exclusivos, customizados a pedido.
Las crónicas sugieren que el primer auto de Donald Trump es el Rolls-Royce 56 Silver Cloud. Él se reconoce fanático de la distinguida clase de las coches ingleses. Este clásico vehículo marcó una era en la década del 50, por estar dotado de características inéditas para la época, como dirección asistida y aire acondicionado. Es una limousine de 5,38 metros de largo, equipado con un motor de 4,9 litros, capaz de desarrollar 155 caballos de potencia.
Trump, admirador de la refinada firma anglosajona, también tiene un Rolls-Royce Phantom. Quizá uno de los modelos que mejor ensamblan la opulencia con el mundo de los autos, un vehículo icónico que cesará su producción este año con la fundación del Zenith, la última generación del modelo que elevará al summum esta berlina de distinción. Casi medio siglo después de haber tenido el Silver Cloud, Trump fue fiel consumidor de Rolls-Royce hasta tomar posesión de un Phantom 2015: cinco metros de prestaciones únicas en seguridad, confort, elegancia, lujo. Una obra maestra de la industria que en Argentina tuvo nulo impacto. En el país se vendieron sólo cuatro modelos de la séptima generación del Phantom desde que fue autorizada su comercialización en abril de 2007. Tres los adquirió Ricardo Fort (¿quién sino él?), el mediático empresario fallecido en 2013, que fueron funcionales a su práctica de ostentación. El restante lo compró Mario Roberto Segovia, un narcotraficante rosarino que en 2012 fue condenado 14 años de cárcel por tráfico de efedrina.
En 2003, el magnate de bienes raíces fue uno de los primeros en los Estados Unidos en dotar su flota de vehículos con un Mercedes-Benz SLR McLaren, uno de los autos más costosos en su época. Este deportivo de excepción dispone de un motor central delantero y tracción trasera. Su tarjeta de presentación abruma en niveles supremos de prestación: 334 kilómetros por hora de velocidad máxima y 3,8 segundos para acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora. Está equipado por un motor V8 de 5.4 litros de cilindrada que eroga una potencia máxima de 626 caballos.
Para ampliar la lista de los superdeportivos de alta clase, también puede elegir entre sus piezas de colección un Bentley Continental GT que ocupa el cielo de los modelos más eficientes y prestacionales de la historia. El Continental GT es una cupé de 507 CV capaz de transportar a cuatro pasajeros que alcanza una velocidad máxima de 303 kilómetros por hora y tarda 4,8 segundos en tocar los 100 kilómetros por hora.
Su variada colección incluye un Lamborghini Diablo Roadster VT 1997, uno de los hypercars de los 90, con un diseño moderno, agresivo, salvaje, radical e impactante. Una curiosidad, un ejemplo de la excentricidad del precandidato conservador pintado en un azul eléctrico y caracterizado con una placa identificatoria con su nombre.
Este Diablo VT descapotable acelera a más de 320 kilómetros por hora y dispone de un sistema de tracción total que entrega 530 caballos de fuerza. Cuando se cansó de él, decidió venderlo. Pero una subasta en septiembre quedó desierta. Llevaba como presagio una postal de su candidatura a presidente.
Uno de los más curiosos que conserva en su garage es el Chevrolet Camaro Indianápolis 500 Pace Car, el auto de seguridad de las 500 millas de Indianápolis. En 2011, Trump fue elegido para conducirlo en pista con una controversia detrás porque se presumía que esas tareas correspondían a un piloto experto. Finalmente, el magnate no realizó dicha tarea pero igual recibió el exclusivo “muscle car” de GM, una producción de sólo 500 unidades de esta edición especial con motor V8 de 6.4 litros.
Quizá quien mejor devela el perfil de Trump es su moto especialmente customizada. Una creación invaluable hecha por encargo al equipo Orange County Choppers con detalles de oro de 24 quilates y piezas de élite. Una auténtica muestra de la exuberancia y la abundancia al servicio del antojo del multimillonario. La pieza más distinguida de una flota opulenta, diversa, exclusiva y fascinante al mejor estilo Donald Trump. Un colección que se completa con un Acura NSX, un Cadillax XLR, y un Cadillac Escalade, entre otros. Su garage deberá hacerlo espacio ahora a un vehículo sin igual en el mundo, el Cadillac One, “The Beaste”, la limusina blindada de protocolo que traslada al presidente de los Estados Unidos.