Por Romeo Valentin Arellanes
México, 5 Ago (Notimex). Si la discapacidad se considera un problema es por las barreras mentales que la sociedad antepone, y para romperlas es necesario enseñar a quienes no tienen alguna capacidad diferente a convivir y ser empáticos, estimó Arlin Márquez Cid, directora para la Ciudad de México de la organización Unidos.
Esta institución de asistencia privada teje lazos de amistad entre jóvenes estudiantes que hacen su servicio social y muchachos con síndrome de Down, dificultades de movimiento, algún grado de parálisis, lesiones cerebrales entre otros padecimientos.
Los fines de semana se reúnen para ir en grupo al cine, al boliche, a la pista de hielo, entre muchas otras actividades recreativas, y durante la temporada vacacional organizan excursiones, talleres, visitas a museos y juegos al aire libre.
De a cuerdo con Marquez Cid, la organización nació en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, durante el año 1987, gracias a la iniciativa de Estela Villarreal en cuya familia hay personas con y sin discapacidad en proporciones iguales. “Se preguntaba por qué sus amigos de la escuela no querían ir a su casa y por qué le temían a sus hermanos”.
Los campamentos de verano que organizan en aquella ciudad convocan a más de mil personas, mientras que en la Ciudad de México hay alrededor de 120. También hay sedes de la organización en Morelos y Puebla.
La dinámica consiste en que a los jóvenes de servicio social se les asigna una amigo, conviven uno a uno con los chicos provenientes de escuelas y programas especiales. Los jóvenes de servicio llegan con la intención de apoyar y terminan transformados, se sensibilizan, ambas partes se transforman. Unos se vuelven más empaticos y los otros ganan autonomía e independencia.
Todos somos diferentes y la gente suele excluir a quienes visten, se ven y piensan distinto antes de hacer un esfuerzo por acercarse, y eso pasa también ante las personas con discapacidad.
“Lo más fácil es excluir en lugar de encontrar la manera de comunicarte”, por ello durante la convivencia los voluntarios desde como llevar a alguien con silla de ruedas, cómo ayudar a alguien con parálisis a aventar una pelota, a tenerles consideración, a preguntar primero si quieren hacer algo.
Y es que, aseguró, a la gente con discapacidad se le rechaza por desconocimiento o en el extremo contrario se les sobre protege y se es invasivo con ellas, explicó.
Uno de mis grandes miedos era cómo tratarlos, me daba miedo decir algo que pudiera lastimarlos y que hubiera cosas que no pudieran hacer, reconoce Luis Sánchez estudiante de ingeniería de 21 años de edad.
Aceptó que antes tenía ciertos prejuicios, pero convivir con Angel, Brandon, Jorge y Paty, le ha servido para tratar todas las personas sin hacer tantas diferencias .“Siempre debes ser tú mismo y preguntar”.
Por su parte Bruno Nissin reconoce que antes era flojo y ahora lo que más me gusta hacer es ejercicio. Estudia en el programa especial de la Universidad Iberoamericana. Ya tengo seis años viniendo y me divierte, asegura, por eso quiere dar el siguiente paso y convertirse en Staf de la organización para ayudar los demás. Le preocupa el dinero y le preocupa que México crezca, aseguró
