La italiana Leonarda Cianciulli, conocida también como ‘La jabonera de Corregio’, es recordada por haber cometido algunos de los crímenes más siniestros y sanguinarios que se han registrado en la historia de los asesinos seriales.
Leonarda nació en la provincia de Avellino en Montella, Italia en el año de 1883 (dato aproximado según diversas fuentes) siendo el producto de una violación, razón por la que su madre desde pequeña la odió y despreció, haciendo de su vida un verdadero calvario lleno de torturas. Después de dos intentos de suicidio en 1914 logro casarse con Raffaele Panssandri, empleado de la oficina de correos a quien su madre no veía con buenos ojos y por lo mismo maldijo el resto de su futuro.
Tiempo después en 1930 Leonarda y su esposo se trasladaron a Corregio, donde la mujer tuvo 17 embarazos, sufriendo 3 abortos y el fallecimiento de 10 hijos que murieron cuando pequeños, quedándose sólo con 4 a los cuales sobreprotegió en demasía. Durante toda su vida la desdichada señora vivió con la idea de que era perseguida por la maldición de su madre, cosa que sólo logro trastornar y perturbar más su sanidad mental, llevándola a tomar un trágico camino como una despiadada asesina.
Entre el periodo de 1939 y 1940 Cianciulli tras la imagen de una dulce y buena mujer, engañó a 3 de sus vecinas atrayéndolas hasta su hogar con promesas falsas que mejorarían la calidad de vida de éstas. Lamentablemente las pobres damas no imaginaban que terminarían no sólo asesinadas de manera cruel, si no convertidas en productos de limpieza y comida.
Su modo de operar era bastante sencillo: Atraía a sus victimas una a una a su casa, con la fascinante promesa y después las hacía escribir una carta donde éstas se despedían y contaban a sus familiares y amigos que se irían a otra ciudad en busca de una mejor oportunidad de vida, razón por la que era difícil que las personas sospecharan de sus crímenes. Cuando esto estaba concretado, ofrecía una deliciosa copa de vino la cual contenía droga que las ponía a dormir de inmediato para después comenzar con su horrendo hábito.
Faustina Setti, una mujer soltera, fue la primera de sus victimas a quien prometió presentarle a un hombre que pudiera convertirse en su marido. Después de drogarla cortó en 9 pedazos su cuerpo con un hacha y los deposito en una olla junto con 7 kilos de sosa cáustica para transformar los restos en jabón después de derretirse. La sangre que le sobró de la fallecida la utilizó en una mezcla con harina, huevos y chocolate con la que haría postres que posteriormente serviría a sus visitas y vendería al igual que los jabones obteniendo una ganancia monetaria.
Las siguientes perjudicadas serían Clementina Soavi y Virginia Cacioppo, quienes correrían con la misma suerte que Faustina y terminarían convertidas en barras de jabón y pastelillos después de engañarlas con propuestas de trabajo.
Gracias a la cuñada de Virginia quien empezó a sospechar de la amable vecina, tras una investigación a Leonarda se le encontró culpable y fue encerrada en prisión donde murió en el año de 1970 a causa de enfermedad.
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Post y Contenido Original de : Ay Ojon
Las mataba y convertía en jabón y postres
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