La cultura humana y la naturaleza se unen de nuevo.
El mundo natural interrumpe su armonía establecida y conoce al mundo tecnológico, al humano. Sin embargo, a diferencia de cómo sucede en la realidad, la tecnología humana parece entrar en contacto con la naturaleza de manera orgánica, lógica, sin destruir ni impedir que el mundo natural siga con su curso con estos aliados inesperados. Libros, globos terráqueos, lámparas, teléfonos alámbricos y más se juntan como una manada de animales y un extraño sentimiento de sociedad es visible que nace a partir de su convivencia con la naturaleza.
Las instalaciones del artista noruego, Rune Guneriussen, se presentan como un proyecto que diluye la fotografía y la instalación y, al mismo tiempo, “el balance entre la naturaleza y la cultura humana, a la par de todos los subniveles de nuestra propia existencia”, según describe en su sitio.
Comenzando en el 2005, las instalaciones son hechas específicamente para cada lugar que Guneriussen fotografía, no hay ninguna manipulación digital posterior al momento de la captura.
Cobrando vida únicamente como un recuerdo, las instalaciones construidas en Noruega exclusivamente son desmanteladas de manera inmediata después de la captura, regresando el hábitat en el que vivieron a su estado original sin marca alguna de su paso por ahí. La línea narrativa parece explicarse a sí misma: hombre y naturaleza, pero tampoco se debe de cometer el error de creer que ahí se agota. Lejos de dar una línea conceptual correcta o incorrecta, Guneriussen establece que “el arte debe de ser dubitativo y sorprendente como oposición a ser restrictivo y santificado. A diferencia de la moda actual (él) no cree que hay una manera correcta de comprender su obra, sino un camino indicado para comprender una historia”.
Para ver más obras del Rune Guneriussen visita su sitio y síguelo en Instagram.
Publicado originalmente en VICE.com
Source: Infobae