El Reloj del Amor y la Amistad
Tequisquiapan
Por Juan Carlos Hernández Nieves
Una de las fotografías que sobresalen del Tequisquiapan antiguo es la que corresponde al año 1884, donde se aprecia el templo parroquial con una arquitectura diferente a la que actualmente se conoce, entre lo que vemos es un atrio distinto incluso al atrio que algunos pobladores consideran “antiguo”, es decir, hubo un atrio más rústico que el de barda y barandal que se puede ver en otras fotografías de la primera mitad del siglo XX.
Entre las características de aquella fotografía de 1884 es que el templo entre otros faltantes, no tiene ni la torre, ni el reloj, aspecto importante al saber que la mayoría de los templos cuentan con reloj de torre y analógico, aunque también en algunos conventos se tenía los famosos relojes solares.
El hoy templo parroquial de Tequisquiapan (Santa María de la Asunción) comenzó su construcción a finales del siglo XVI y principios del XVII, y tiene como antecedente la capilla anexa del lado oeste donde aún se aprecia un campanario, fueron 4 etapas de construcción, en tiempos se pausaba y después se retomaba, todo de acuerdo a los episodios que afrontaba el país o bien, a la cooperación de la feligresía, pues debo señalar que más del 80% de la construcción fue gracias a la buena voluntad de los pobladores, en especie, económica o en mano de obra.
Es en 1874 cuando se termina el frontis, pero no así la bóveda de cañón, y altar mayor, existe un error al considerar que la fecha que se encuentra en la clave del arco en la puerta principal sea el año de construcción del templo, realmente es el año en que terminó la segunda etapa, es decir, en ese año faltaba la bóveda, altar, cruceros y cúpula mayor, el término de la construcción del templo parroquial fue en marzo de 1922 considerando la conclusión con la construcción de la cúpula mayor, es decir, más de 250 años para culminar el templo parroquial.
Sin embargo hubo un episodio que marcó la arquitectura, los días y el tiempo en Tequisquiapan, era el año 1895, el maestro Rafael Zamorano tenía un reconocimiento en la sociedad tequisquiapense y en general en el estado, las consideraciones en relación a la persona del maestro eran tales, que sus alumnos se hacían llamar discípulos de un prócer; funcionarios, sacerdotes y demás personalidades tenían una basta amistad con el maestro que gracias a sus gestiones y letras formó una sociedad culta e inquieta; entre las amistades que tenía el maestro Zamorano se encontraba el entonces dueño de lo que hoy se conoce como Hotel Plaza, antes tienda “La Ciudad de México” y/o “Portal de Pancho Nieto”, don Jesús María Nieto (posteriormente se conoció como Portal de Pancho Nieto porque don Jesús María heredo la propiedad a si hijo Francisco) y este a su vez tenía amistad con el que era entonces dueño de la Hacienda de El Ciervo de origen tequisquiapense don Baltasar Reyes Ugalde (su nombre real era Baltasar R. Ugalde Rosillo), hombre adinerado que ante esta postura notó que al templo le hacía falta aquel registro del tiempo, es entonces que adquiere de la Gran Joyería y Relojería La Esmeralda de la Ciudad de México, un reloj para donarlo al pueblo de Tequisquiapan y ser colocado en su templo. El 22 de septiembre de 1895 ya había entregado el reloj a las autoridades y con ello una carta dirigida a don Jesús María Nieto, donde hacía mención de las tres pesas de plomo para el reloj público, y que eran las siguientes: para las horas y sonería 150 kilos, para las medias horas y cuartos 120 kilos y para el movimiento 35 kilos.
En la carta de los pesos también venia el precio por cada pesa, además de que don Baltasar pedía que, ya que se terminaran las obras de la torre y se colocara el reloj, se formara una comisión para invitar al gobernador Francisco González de Cosío y familia a efecto de apadrinar la bendición del reloj, pedía también se invitara al obispo en turno. La carta la transcribió don Jesús María Nieto al maestro Rafael Zamorano el 21 de diciembre de 1896 ya casi por terminar la obra de colocación, pues el maestro Zamorano fue el primer encargado del reloj público.
El maestro Rafael Zamorano entre sus conocimientos estuvo la ingeniería, y justo por esa labor comenzó a diseñar una torre que fuera adecuada al estilo y lugar para el templo y así, albergar el reloj que había donado su paisano don Baltasar, al término del diseño se contrataron a los maestros albañiles don Eugenio Rodríguez y Fernando Marcial para llevar a cabo la obra en lo más alto y a mitad del templo con un estilo griego bien definido.
Se calculó que la obra estuviera lista para los primeros meses del año 1897 específicamente, para febrero, y en efecto, decidieron las autoridades realizar el acto de inauguración y bendición el 14 de febrero de 1897, acto al que invitaron a las autoridades del pueblo, de la prefectura de San Juan Del Río y del estado, así como a la feligresía del lugar.
Llegó el día esperado, domingo 14 de febrero de 1897, se convocaron en la plaza y el atrio a la población, así como a la comitiva encargada del reloj público, subieron por la escalera de caracol del campanario acompañados por el padrino, que por cuestiones de agenda el gobernador envío en su representación al prefecto de San Juan Del Río don José Antonio de Echavarri, eran las 12:28 minutos del día, el padrino tomó la llave e hizo girar los tres cilindros donde se enrollaban los cables que constituyen la fuerza motriz de la maquinaria a la vez que se dio un pulso a la lenteja de la péndula, moviéndose inmediatamente el regulador y cuando el digno jefe del distrito y padrino, don José Antonio de Echavarri declaró inaugurado el reloj y puesto al servicio público, un repique a vuelo, descargas y cohetes respondieron a su manifestación, la concurrencia de más de dos mil espectadores pronunciaron en exclamación de ¡Viva el Ayuntamiento y el Gobernador don Francisco Gonzáles de Cosío! la música tocó el Himno Nacional y al tocar la media para la una de la tarde, se dio el acto que para la debida constancia se dejó un acta atestiguando el itinerario de aquel día que, como memoria de este hecho, sería de muy grato recuerdo para la población, firmaron como testigos del acto: el padrino y representante del gobernador, don José Antonio de Echavarri, el subprefecto de Tequisquiapan, don Joaquín Ruíz Olloqui además de personal del poblado y miembros del gabinete don N. Ledesma, J. Ugalde, Gregorio Carvajal, J. Carvajal, M. Martines y Marcelino Silva.
Este año 2025 el reloj está cumpliendo 128 años de haber sido bendecido e inaugurado para el uso público, aunque con la recién restauración del templo parroquial también se realizaron adecuaciones al reloj, como el cambio de la carátula, sin embargo, debo decir que la original se estará exhibiendo próximamente en lo que será el Museo Histórico de Tequisquiapan, así podrán apreciar aquella carátula que por más de 100 años estuvo dando el tiempo a los tequisquiapenses, y que en el valor que debemos brindar a nuestra historia se encuentra también nuestros elementos y artefactos de uso cotidiano y que sin duda, fueron de utilidad e integración social.
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