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La utilidad de las comparecencias de funcionarios: ¿Simbólicas o efectivas?

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La utilidad de las comparecencias de funcionarios: ¿Simbólicas o efectivas?

¿Realmente tienen algún propósito las comparecencias de los funcionarios? ¿O son más bien simbólicas, simuladoras o simplemente inútiles? ¿Realmente tienen algún propósito las comparecencias de los funcionarios? ¿O son más bien simbólicas, simuladoras o simplemente inútiles?

En su libro "El criterio", el filósofo español Jaime Balmes afirmó que hay personas que tienen la habilidad de percibir muchas cosas en todo lo que les rodea, pero desafortunadamente también son capaces de ver cosas que no existen y no logran ver lo que realmente está presente.

De la misma manera en la que podemos progresar.

Después de que se entregara el segundo informe del gobierno estatal de Zacatecas, se han iniciado las comparecencias de los funcionarios. Sin embargo, surge la pregunta sobre la utilidad de este ejercicio en el que los titulares de las dependencias emiten mensajes sobre lo que consideran su mejor trabajo y reciben tanto elogios de los legisladores afines como críticas de los opositores.

Tenemos que cuestionarnos si este enfrentamiento entre dos personas obstinadas es beneficioso.

Realmente, ¿tiene algún propósito este procedimiento? ¿No es más bien algo simbólico o simulado o simplemente inútil?

¿Realmente creemos, como ciudadanos, que un funcionario o funcionaria se baja de la tribuna con la intención de cambiar su forma de actuar? ¿Realmente un oponente llega a la conclusión de "Ahora lo entiendo: este secretario tiene razón"?

¿Realmente ayuda al gobierno este discurso donde ninguna de las partes está dispuesta a ceder?

He notado que para muchas personas, lo más emocionante de estas comparecencias es cuando comienzan los enfrentamientos. Nos atrae el morbo. Al igual que en los debates presidenciales importantes, podemos disfrutar más de las discusiones y disputas que de la firmeza y la viabilidad de las propuestas.

El signo que aparentemente nos define puede convertirse en una carga difícil de llevar.

Además, a lo largo de la historia hemos visto que las personas que se comportan de manera arrogante durante la campaña política no siempre resultan ser los más competentes al ejercer el gobierno.

Son atractivos para los votantes, sí… pero únicamente porque ofrecen un buen espectáculo.

¿Las comparecencias son importantes para la vida socioeconómica del estado? ¿Los gobernantes toman en cuenta las opiniones contrarias expresadas en ellas? ¿Las propuestas planteadas allí realmente influyen en la modificación de las políticas públicas establecidas por quienes nos gobiernan?

Perdón por la exageración, pero parece que cada larga reunión se resume en que una persona dice "Sí" y la otra responde "No". Después, la persona dice "Quizás no… pero sí". Y así, ni uno ni el otro enriquecen su punto de vista, ni tampoco los cientos de personas que han sido llevadas a la sede del Poder Legislativo para aplaudir.

Es importante reconsiderar esta situación, al menos con el propósito de hacer que el tiempo de todos sea más beneficioso para el objetivo común.

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