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sábado, septiembre 21, 2024

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La oración familiar: unión y alegría en el tercer domingo de Adviento

En el tercer domingo de Adviento, debemos experimentar alegría y felicidad por la cercana llegada de nuestro increíble Dios.

En este tercer domingo de adviento, es motivo de alegría ya que nos encontramos en la anticipación y preparación para la llegada de nuestro Señor Jesucristo, que se acerca cada vez más.

Hoy será encendida la tercera vela de color rosa, la cual representa la alegría anticipando la llegada inminente.

Es recomendable que coloques la corona de adviento en un lugar destacado antes de la oración, de manera que todos los miembros de la familia puedan verla fácilmente. Por ejemplo, puedes ponerla en la mesa central de la sala.

En el tercer domingo de Adviento, comenzamos la celebración con un canto y un saludo.

Comienza la guía con una invocación religiosa, mencionando a la Santísima Trinidad. Luego, se realiza un acto de contrición.

Instrucción: Admitamos ante Dios que hemos cometido errores.

Todos: Declaro mi confesión ante el poder supremo de Dios.

Durante la Liturgia de la Palabra, se lee una carta escrita a los Tesalonicenses, donde se les insta a buscar la santificación y la perfección por parte de Dios, manteniendo su espíritu, alma y cuerpo sin mancha. Esto debe hacerse hasta la venida de Cristo Jesús. Esta es la Palabra de Dios.

Tomemos un breve momento para detenernos y reflexionar.

El guía menciona que los hombres de hoy en día no tendrán la oportunidad de ver a Cristo en persona durante la Navidad. Sin embargo, podrán ver a la Iglesia y a nosotros como representantes de Cristo. Se plantea la pregunta de si podremos mostrar más luz, amor y esperanza en nuestras vidas para que aquellos que nos observan puedan creer en Él.

Comienzo de la vela encendida. Oración.

Una luz se encendió en medio de la oscuridad, y se escuchó una voz en el desierto. La buena noticia se anuncia: ¡El Señor está por llegar! Preparen el camino, porque ya está cerca. Embellezcan su alma como una novia en su día de bodas. ¡El mensajero está llegando! Juan Bautista no es la luz, sino el que nos habla de la luz.

Cuando prendemos estas tres velas, cada uno de nosotros desea ser tu fuente de luz para que resplandezcas y una llama que te caliente. Ven, Señor, y sálvanos, envuélvenos con tu luz y caliéntanos con tu amor.

Oración del Padre Nuestro.

Guía: Vamos a decir juntos la oración del Padre nuestro, unidos en una sola voz.

En resumen,

Guía: Por favor, Señor, ilumina tu rostro hacia nosotros. Todos: Y así seremos salvados. Amén.

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