Muchos adultos mayores tienen problemas para dormir que pueden ser causados por el envejecimiento. Pero otros factores también contribuyen a los problemas del sueño, algo que, según los expertos, debería discutirse e investigarse.
Una encuesta nacional realizada por la Universidad de Michigan y publicada en octubre encontró que casi la mitad de los mayores de 65 años tienen problemas para conciliar el sueño, y más de un tercio están tomando medicamentos para dormir.
Los adultos mayores también tienen problemas para quedarse dormidos, según Adam Spira, un investigador del sueño de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins. “Un buen sueño protege contra los resultados negativos y aquellos que duermen mal tienen un mayor riesgo de depresión y deterioro funcional“, agregó.
El Colegio Americano de Médicos (ACP por sus siglas en inglés) define el insomnio crónico como la presencia de síntomas de angustia y deterioro que duran al menos tres noches a la semana durante, al menos, tres meses. Además, no están relacionados con problemas médicos o mentales u otros trastornos del sueño, como la apnea obstructiva del sueño y el síndrome de las piernas inquietas.
La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos señala que los adultos mayores necesitan aproximadamente la misma cantidad de sueño que otros adultos, de siete a ocho horas por noche.
Los cambios en el sueño ocurren a lo largo de la vida de una persona. En años posteriores, hay disminuciones en el tiempo total de sueño, aumentos en la fragmentación del sueño y disminuciones en el sueño profundo.
Muchas personas experimentan un cambio de ritmo circadiano a media que envejecen, de manera que se despiertan más temprano en la mañana y no sienten que puedan dormir lo suficiente, según cuenta David N. Neubauer, miembro de la facultad clínica en el Centro de trastornos del sueño Johns Hopkins.
Más adelante en el transcurso de la vida, también tienden a haber otros factores que socavan la buena calidad del sueño, de acuerdo a los estudios de Neubauer.
Los adultos mayores pueden haber sufrido pérdidas personales o tener preocupaciones sobre el futuro.
Como grupo, los adultos mayores también tienen más problemas de salud que, junto a los medicamentos que toman, pueden ser los principales factores que provocan problemas para dormir.
Sin embargo, los expertos advierten que tanto los adultos mayores que están sanos como aquellos con condiciones médicas crónicas deben tener precaución al tomar analgésicos de venta libre y de prescripción.
Los estudios muestran que las personas mayores que toman pastillas para dormir, también llamadas sedantes hipnóticos y tranquilizantes, duermen solo un poco más y un poco mejor que quienes no las toman. Es lo que dice Choosing Wisely, una iniciativa de la Junta Estadounidense de Medicina Interna.
La ACP también remarca que los medicamentos como la difenhidramina (Benadryl Allergy, Nytol, Sominex y otros genéricos), la doxilamina (Unisom) y otros conllevan riesgos para los adultos mayores. Los efectos secundarios del día siguiente incluyen la somnolencia, la confusión, el estreñimiento, la sequedad bucal y la dificultad para orinar.
Es probable que las personas mayores sean más sensibles que otras a los medicamentos sedantes hipnóticos, que pueden permanecer en sus cuerpos por más tiempo que en los sistemas de personas más jóvenes. También se sabe que estos medicamentos causan confusión y problemas de memoria que pueden aumentar el riesgo de accidentes automovilísticos, caídas y fracturas de cadera.
La ACP recomienda que los medicamentos, cuando se usen, se tomen por poco tiempo (de cuatro a cinco semanas). La Administración de Alimentos y Medicamentos informa que si el insomnio no desaparece dentro de los siete a diez días de tratamiento, un paciente debe consultar con un médico para su reevaluación.
Neubauer asegura que los medicamentos recetados y los medicamentos de venta libre deben usarse solo después de evaluar cualquier problema subyacente. Las evaluaciones deben incluir un comportamiento de exploración o cambios en el cronograma que puedan conducir al sueño y asegurarse de que el uso de somníferos por parte del paciente no representa un riesgo grave de problemas de salud o interacciones negativas con otros medicamentos. Los medicamentos para dormir de venta libre, dice Neubauer, se metabolizan más lentamente y tienden a permanecer en el sistema de un individuo por más tiempo que los medicamentos recetados.
Los suplementos dietéticos que se usan como sustancias para dormir y contienen productos vegetales, vitaminas y minerales, como la valeriana, generalmente son seguros, aunque hay poca evidencia de que funcionen. Otro compuesto común utilizado en suplementos dietéticos, como la melatonina, una hormona natural que normalmente se libera por la noche y permanece elevada hasta la mañana, ayuda a las personas a dormirse más rápidamente cuando se la toman a la hora de acostarse y es más efectiva si se ingeriere algunas horas antes, según dicen los estudios.
Source: Infobae