Italia y Suiza están en una guerra intensa debido a un chocolate. El Gianduiotto de Turín, un pequeño chocolate cremoso que se derrite en la boca, es el motivo de la disputa.
En Italia, hay una disputa entre artesanos italianos y la empresa suiza Lindt por la etiqueta europea del famoso gianduiotto de Turín, un delicioso chocolate cremoso que se derrite en la boca.
Luca Ballesio, un hombre de 42 años que se dedica a hacer chocolate, forma parte de un grupo de 40 expertos en chocolate y empresas chocolateras reconocidas como Ferrero, Venchi y Domori. Este grupo está trabajando para obtener una certificación europea de calidad llamada Indicación Geográfica Protegida (IGP) para el gianduiotto, un tipo de chocolate italiano.
El propósito de esto es incrementar su visibilidad, aumentar sus ventas, valoradas en 200 millones de euros (218 millones de dólares) al año, y mantener viva la tradición del chocolate de Turín.
No obstante, las protestas de Lindt, empresa propietaria de Caffarel desde 1997 y que reclama la autoría del gianduiotto, podrían impedir el avance del proyecto, que actualmente se encuentra bloqueado en el ministerio italiano de Agricultura.
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El conflicto entre los chocolateros de Piamonte y Lindt es significativo debido a que se busca resaltar y dar valor a un producto histórico de Turín, según explicó Ballesio.
El comité creó un conjunto de reglas muy específicas que deben ser seguidas cuidadosamente por aquellos que quieran etiquetar sus productos con la próxima IGP.
De acuerdo con la tradición, se promueve regresar a la receta original del gianduiotto, que consta de un 30% a 45% de avellanas tostadas provenientes del Piamonte, junto con al menos un 25% de cacao y azúcar.
A pesar de ello, Lindt no está satisfecho con esta fórmula mágica que lleva existiendo durante 200 años. La marca insiste en agregar leche en polvo y reducir el porcentaje mínimo de avellanas a un 26%.
Según Guido Castagna, presidente del comité Gianduiotto de Turín, añadir leche al chocolate es considerado una herejía para los defensores de la tradición. En el pasado, no existía la leche en polvo y por eso se defiende la producción original del gianduiotto. Sin embargo, esto no implica una guerra contra Caffarel, no se desea quitarle nada a la marca.
Añadir leche al chocolate es similar a diluir el vino con agua.
No tenemos intención de quitarle nada a Caffarel, no estamos en conflicto con Caffarel.
Sin embargo, Caffarel debe comprender que estamos a favor de preservar la autenticidad del gianduiotto tal y como se elaboraba originalmente", declaró Guido Castagna, de 49 años, quien es el presidente del comité Gianduiotto de Turín.
El fabricante italiano Caffarel afirma que no se opone a la idea de una certificación de origen IGP, ya que esto podría ayudar a aumentar el prestigio del gianduiotto tanto en Italia como en el resto del mundo.
Sin embargo, la división de Lindt tiene su propia marca llamada "Gianduia 1865. El Auténtico Gianduiotto de Turín" y está preocupada de que la creación de una Indicación Geográfica Protegida (IGP) similar, denominada "Gianduiotto de Turín", pueda generar confusión.
El argumento es que están buscando un acuerdo que satisfaga a todas las partes involucradas y que permita a Caffarel proteger el valor histórico de su marca.
Es importante destacar que después del bloqueo naval ordenado por Napoleón en 1806 contra Inglaterra, que provocó una falta de cacao, los fabricantes de chocolate de Turín utilizaron por primera vez las avellanas, que eran abundantes en la región de Piamonte.
Sin embargo, fue en 1865 que la pasta de avellana del Piamonte se llamó Gianduia, en honor a un personaje del carnaval que representa a Turín. Fue en ese momento cuando la empresa Caffarel comenzó a venderla comercialmente.
El abogado del comité IGP, Antonio Borra, afirmó que están dispuestos a conversar con Caffarel si creen que puede haber una oportunidad de acuerdo. Sin embargo, hay aspectos en los que no están dispuestos a ceder, como el nombre de Turín, que pertenece al territorio y no a una sola empresa.
Sin embargo, existen aspectos en los que no podemos hacer concesiones, empezando por el nombre de Turín, que le pertenece al territorio y no a una única empresa", afirmó Antonio Borra, abogado del comité IGP.