La depresión puede tener tantas formas como personas hay en el mundo. Cuando pensamos en esta enfermedad, muchas veces nos imaginamos a alguien llorando en la cama. Aunque así puede ser el cuadro para algunos, esto no es lo que les pasa a las personas con depresión funcional. Van a trabajar, estudian, cumplen con sus responsabilidades. Si se los mira desde afuera, parecen tener todo encaminado, pero lo que pasa adentro es otra historia.
¿Qué es la depresión funcional?
La depresión funcional, según Health, aparece cuando la persona sigue con sus actividades diarias de manera normal y muestra una apariencia externa de bienestar, a pesar de experimentar síntomas depresivos. Aunque no se trata de una enfermedad diferente de la depresión, el término está empezando a utilizarse para describir un tipo de comportamiento que generalmente se asocia a individuos perfeccionistas.
¿Afecta más a las mujeres?
En entrevista con el Huffington Post, la doctora Carol Landau, profesora de Psiquiatría en la Universidad Brown, indicó que esta patología está más presente en las mujeres. «Todavía luchamos por ser cuidadoras, y parte de eso es no admitir que necesitamos ayuda».
La depresión funcional y la distimia
Muchos de quienes entran en esta clasificación padecen distimia o trastorno depresivo persistente. En este caso, los síntomas son menos intensos que en la depresión, pero más duraderos. Entre sus síntomas se encuentran la fatiga y la falta de energía. Comienza de manera gradual, lo hace que muchas veces sea imperceptible, y va empeorando con el tiempo.
Síntomas de la depresión funcional
Aunque varían de persona a persona, los síntomas de la depresión funcionalpueden incluir fatiga, falta de energía, problemas para dormir, trastornos alimenticios, dificultad para disfrutar actividades que antes te gustaban, dificultad para concentrarse, baja autoestima, desesperanza o pesimismo. Algunas personas también pueden tener una actitud irónica hacia la vida.
¿Qué hacer?
La aparente «levedad» de los síntomas puede hacer que quien la padece no busque ayuda. Eso, para Landau, es trágico dada la cantidad de opciones disponibles que existen en la actualidad. Si crees que alguien de tu entorno no está pasando un buen momento y quieres ayudarlo, la doctora recomienda ir con una sugerencia bajo la manga. Puede ser el número de un buen psicólogo o una aplicación para meditar. Ten en cuenta que tal vez la persona tenga dificultades para buscar un tratamiento, así que es bueno ayudarla a encontrar el camino (sin recorrerlo por ella, claro).
Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es la principal causa de discapacidad en la actualidad. Sin embargo, es una patología muy tratable. Los tratamientos que combinan la medicación con la terapia psicológica son los más comunes, aunque hay muchas más opciones disponibles, como grupos de apoyo, cambios en el estilo de vida o terapias alternativas. Lo importante es que hables con alguien y recuerdes que no estás solo.