Por Jesús Sesma Suárez*
Una de las dudas más grandes que tuve mientras estudié la carrera de derecho fue distinguir entre lo justo y lo legal. Esta diferencia, que en la teoría para muchos pudiese ser muy fácil, en la práctica del día a día resulta más complicada de lo que parece.
Mi padre, quien, por cierto, es uno de los hombres más íntegros que conozco, ha tratado de explicarme por qué muchas veces es preciso inclinarse más por lo justo que por lo legal, pues en nuestras leyes y nuestro marco jurídico existen lagunas que pudiesen generar injusticia o falta de amparo a los más desprotegidos.
Mucho se ha cuestionado la propuesta del señor presidente, licenciado Andrés Manuel López Obrador, respecto a la reducción de salarios a funcionaros públicos; existen, incluso, opiniones encontradas entre algunos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Si bien es cierto que los inconformes pueden ampararse y recurrir a una acción de inconstitucionalidad, ya que para los ojos de las leyes es claro que la retroactividad de la ley no puede ir en perjuicio de nadie, también es real que, de aplicarse esta reducción de salarios, el sector público corre el riesgo de perder a elementos valiosos, pues es una probabilidad que al bajar los sueldos esos elementos decidan irse al sector privado, que estaría ofertando una cantidad que a su parecer vaya de acuerdo con el mercado.
No podemos negar que ciertos hábitos y la mala fama del sector público han llevado a exigir, con justa razón, un cambio en el sistema político y burocrático; es decir, quienes estamos en el sector público y burocrático debemos entender el grito de “basta” por parte de la ciudadanía, pues en muchas ocasiones, los salarios, aun cuando son legales, no corresponden al momento histórico que atraviesa nuestro país.
Me gustaría ver a quienes conforman las altas esferas de los diferentes poderes de la política hacer un ejercicio de introspección y de manera voluntaria pedir la reducción de sus salarios, como un mensaje de solidaridad con el pueblo de México, ESO SERÍA LO JUSTO.
En conclusión, podría parecer que lo legal sería no bajar los sueldos, sin embargo, lo justo sería que sí se hiciera. Para usted, ¿qué es lo más prudente?, ¿priorizar lo justo o lo legal?, dejo abiertas estas preguntas y le invito a reflexionar su respuesta.
Yo prefiero, como dijo nuestro gran futbolista mexicano Javier, El Chicharito, Hernández, “imaginar cosas chingonas” respecto del camino que tomarán quienes componen el sector político y burocrático en México.
*Secretario de Comunicación Social del CEN del Partido Verde.
Source: Excelsior