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Histórico 1968: Juegos olímpicos, el blanco

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Histórico 1968: Juegos olímpicos, el blanco
Andrés Becerril
CIUDAD DE MÉXICO.

Tratando de salir del shock que produjo el más reciente agarrón entre estudiantes y policías, los habitantes de la Ciudad de México pudieron leer el 28 de julio de 1968 en Excélsior las posiciones encontradas de tirios y troyanos.

En la primera plana del 28 de julio de hace 50 años la información del caso se englobaba con el título “El problema estudiantil”.

Por un lado la parte oficial: “Cueto: los agitadores crean zozobra para dañar la olimpiada”. En la otra esquina: “Los estudiantes, en juntas, planea otra demostración mañana”, se lee en la primera plana del diario.

El jefe de la policía preventiva del Distrito Federal (actualmente Ciudad de México), el general Luis Cueto Ramírez, ratificaba que los escándalos ocurridos el viernes pasado fueron instigados por grupos de agitadores a los que denominó “izquierdistas”. Y que el único propósito era crear un ambiente de zozobra en México, en vísperas de los Juegos Olímpicos.

Hemos dejado a los estudiantes en libertad de que hagan lo que están haciendo, para demostrar a la opinión pública y a los mismos estudiantes, que la policía no está en plan de agresión. Queremos que se den cuenta que todo esto ha sido promovido por agitadores profesionales”, dijo el jefe policiaco.

Al mismo tiempo advertía que no se quedaría al margen ante otros disturbios y que en caso necesario se tomarían las medidas para reprimirlos y actuar con suma energía.

La policía cuenta con elementos que aún no se han puesto en juego y hasta el momento ha actuado con prudencia, si así quieren llamarlo. Llegará el momento en que esa prudencia tenga un límite y está señalado a los agitadores, mismos que son detenidos”, dijo hace 50 años Cueto Ramírez.

En esa información publicada el jefe policiaco mencionó que en los separos de la Jefatura de Policía había unos 50 detenidos y que un reducido número de ellos era estudiantes de verdad y que los otros eran alborotadores profesionales, aunque todos, sin excepción ya habían sido puestos a disposición de la Procuraduría General de la República para su consignación penal.

Considero que no debemos tener complacencias hacia aquellas personas que quebrantan el orden público”, dijo el general Cueto Ramírez.

El jefe policiaco, informó en la edición de este diario hace 50 años que  las policías de todo el país estaban en busca de un grupo de estudiantes franceses, que según él había estado en el Mayo Francés y que entraron a México tres semanas atrás.

Cueto Ramírez hizo un recuento de algunas de las acciones de los estudiantes en la víspera, como la recolección de fondos entre la gente por parte de alumnos de las Vocacionales 2 y 5; ordeña de los tanques de gasolina de autobuses, según Cueto, para preparar bombas Molotov y secuestro de tres camiones mismos con los que llegaron al Casco de Santo Tomás, pero que no fueron dañados.

En ese momento, Cueto Ramírez informó que dos batallones del Ejército estaban totalmente equipados y entrenados ante casos de motines y que entre sus activos están dos compañías de perros amaestrados, caretas contra gas y pistolas lanzagases.

En el frente estudiantil, la información era que los alumnos de escuelas vocacionales del Politécnico y de tres preparatorias de la UNAM, habían realizados asambleas y tenido manifestaciones de apoyo mutuo en protesta por los medios de represión de la policía, al mismo tiempo que buscan la suma de escuelas profesionales.

La nota publicada en la primera plana de este diario hace 50 años señala que en las reuniones estudiantiles hubo repudio para los grupos de agitadores y falsos estudiantes, que participaron en desórdenes y cometieron delitos. Ahí mismo, como ya había sucedido días atrás, se pidió la destitución de los jefes policiacos.

En la nota quedó establecido que hubo dos posturas de cómo hacer la protesta pública: 1.- efectuar mañana (28 de julio) una nueva manifestación de mayor magnitud; suspender las labores en las escuelas y enfrentarse a la represión policiaca, o 2.- Continuar ese movimiento estudiantil “hasta llegar a la reivindicación de los derechos y el respeto que merecen los alumnos, maestras y los centros de estudio, sin suspender las clases, en franco rechazo a la violencia, y con denuncia general de agentes extraños al estudiantado, que incitan a una “lucha abierta con la policía”.

Los principales centros de reunión de esos primeros días de lucha estudiantil fueron la Vocacional 5, en la Plaza de la Ciudadela, donde todo comenzó, el Casco de Santo Tomás, también del Poli y la Preparatoria Justo Sierra, de la UNAM, en el centro de la Ciudad y zona cero del enfrentamiento del 26 de julio anterior.

La nota de Excélsior consignó que en los lugares de reunión de los estudiantes se tomaron acuerdos. Algunos grupos no respetaron los llamados de sus dirigentes a mantener el orden y a la cordura. Se lapidaron autobuses. Otros fueron secuestrados. Hubo actos de pillaje en comercios y como resultado de manifestaciones en la vía pública el tránsito quedó bloqueado en varios rumbos.

El director general de la Escuela nacional Preparatoria, Vicente Méndez, declaró que en los actos de pillajes se pudo saber que detrás de ellos había comerciantes ambulantes y lustradores de calzado.

Son gentes extrañas a la Universidad las que cometen robos y otros delitos. Hemos comprobado que hasta vendedores ambulantes y boleros se decían al pillaje y se hacen pasar por estudiantes”.

Según la información de El Periódico de la Vida Nacional, cinco individuos –entre ellos un sujeto que durante la manifestación del día 26, lanzó a grupos contra el subjefe de la policía, Mendiolea Cerecero y gritó subido en un semáforo : “¡No importa que corra sangre… que haya estudiantes muertos” –, llegaron (el sábado 27 de julio) a las 10:30 horas a la Vocacional 5, en un automóvil Volkswagen placa 321-AT, para hacer labor de agitación. Pidieron a los dirigentes estudiantiles de la Vocacional 5, entre los que figura un joven de apellido Toledano, señalado como “filocomunista” que busquen rápidamente el apoyo de otras escuelas, para efectuar una manifestación de mayor magnitud.

Ya para ese 28 de julio de 1968, a días de los tres primeros actos de violencia física, dos de ellos entre estudiantes y granaderos, se informó que los politécnicos ya tenían apoyo de los estudiantes de las preparatorias 1,2, 4 y 5 de la UNAM y que se habían tenido pláticas con dirigentes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Facultad de Derecho, Filosofía y Letras y Economía de la misma casa de estudios.

Hoy hace 50 años, las páginas de Excélsior publicaron la denuncia de Manuel Marcué Pardiñas. El entonces director de la revista Política, denunció que había sido detenido una hora en las oficinas del Partido Comunista  Mexicano, en Mérida 186 y que los policías lo trataron de interrogar con violencia.

En la información publicada aquí Marcué –quien murió en 1995–, denunció que los policías violaron escritorios y otros muebles en las oficinas del PC. Todo esto ocurrió, dijo el periodista en la redacción de Excélsior, cuando él se presentó en el local del PC para entrevistarse con los dirigentes, cosa que no logró.

Marcué dio su opinión sobre los hechos del viernes 26 de julio. “Los responsables son algunos sectores reaccionarios del gobierno y la embajada Norteamericana”.

Agregó que la agresión en contra de estudiantes y militantes comunistas fue una provocación ordenada por aquellos y ésta precisamente el 26 de julio, en que “miles de mexicanos, obreros, campesinos y principalmente estudiantes, acordaron hacer una manifestación pública en apoyo de la Revolución cubana”.

Calificó de incongruencias las actitudes de algunas dependencias, “pues mientras el secretario de Relaciones Exteriores y el embajador de México en Cuba hacen declaraciones cordiales y respetuosas en relación con Cuba, la Secretaría de Gobernación y el Departamento del Distrito Federal permiten que ocurran hechos como los de anoche”.

El entonces jefe de la policía preventiva del DF, general Luis Cueto Ramírez. 


Source: Excelsior