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domingo, septiembre 22, 2024

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(+fotos) Historiadores y expertos rescatan los detalles sórdidos de las orgías romanas: lo hacían con todos y con todo

(+fotos) Historiadores y expertos rescatan los detalles sórdidos de las orgías romanas: lo hacían con todos y con todo

El Imperio Romano es sin lugar a dudas una de las civilizaciones antiguas que más influyeron en la sociedad europea occidental (y que luego “heredamos” los habitantes de Latinoamérica). Sus aportes y legado son centenares de avances en todos los ámbitos imaginables, por ejemplo las bases del Derecho moderno, el idioma Latín (del que deriva el nuestro), técnicas de construcción, disciplina en el ejército, e inclusive hasta dieron origen a la religión cristiana.

Sin embargo, aunque la sociedad romana nos influyó fuertemente, algunos aspectos de ésta civilización fueron totalmente dejados de lado. El ejemplo más carácterísto es el sexo. Así es, la sexualidad en el mundo romano era totalmente distinta a la sexualidad hoy en día en el mundo occidental. Los romanos tenían una visión de la sexualidad totalmente diferente a la que tenemos nosotros hoy, eran mucho más liberales y promiscuos.

Irónicamente, la religión cristiana que terminó adoptando el Imperio Romano en el año 380 (380 después de Cristo obviamente ) fue la que más censuró y condenó éste tipo de promiscuidad y libertinaje sexual en la sociedad, y gradualmente modificó la conducta de los ciudadanos. Ya en la época de Constantino (siglo IV) las mujeres adúlteras eran castigadas con la muerte.

Pero inclusive antes de que existiera ésta religión, era tanto el descontrol sexual en el Imperio Romano que el emperador Augusto (siglo I), con el objetivo de devolver un cierto puritanismo a su pueblo, trató de reprimirlo mediante leyes, sin demasiado éxito.

Vamos a ver las curiosidades y costumbres sexuales cotidianas de la civilización Romana, para ver que tán distintos eran en éste aspecto con nuestra sociedad actual.

NOTA: el contenido de éste Post puede ser impresionante para algunas personas, se recomienda al lector discreción

Según los romanos, un hombre no era considerado homosexual si mantenía sexo con otro hombre, siempre y cuando haga el papel activo (esta forma de ver las cosas es una clara herencia de Grecia). Cuando un hombre quería penetrar a otro, simplemente contrataba a un prostituto y se pagaba por sus servicios.

Otra opción para la gente de clase más alta, totalmente aceptada por la comunidad, era violar un esclavo. Así es, los esclavos en la sociedad romana literalmente no eran considerados humanos y no tenían ningún derecho, eran vistos como un mueble más.

De hecho, que un hombre penetre analmente a un esclavo masculino era muy bien visto si era utilizado como castigo ante alguna falta por parte del mismo. Penetrarlo analmente permitía al amo mantener su imagen viril y fuerte, mientras que al mismo tiempo humillaba y rebajaba al esclavo. Por lo tanto un hombre romano podía violar a un esclavo en su casa enfrente de su familia o invitados, sin quedar mal.

Irónicamente, si un hombre disfrutaba ser penetrado por otro era llamado pathicus, catamita o cinaedus (todas palabras equivalentes a insultos) y era considerado como débil y femenino. La vergüenza era mayor si el hombre disfrutaba ser penetrado por un esclavo.

Hay que dejar en claro que el sexo con otro varón era aceptado sólo cuando el romano tenía un rol activo y penetraba a esclavos, prostitutos o prisioneros, siendo visto como un signo de autoridad. Aunque parezca no tener sentido, si el sexo era entre dos romanos libres, la verguenza era muy grande y era penado por la ley. Inclusive si el sexo homosexual era entre dos soldados romanos, el castigo era la muerte.

Como a los esclavos no les aplicaba ninguna ley, para un ciudadano romano era ilegal tener relaciones sexuales con un niño o niña romano, pero totalmente aceptable tener sexo con un niño o niña esclavo. De hecho había jóvenes esclavos varones llamados delicatus per, que se castraban desde la infancia para preservar una apariencia femenina y poder ser atractivos para sus “dueños” masculinos.

Obviamente la violación de esclavos no se aplicaba sólo al sexo homosexual: también si a un hombre le daban ganas de violar a una esclava lo hacía, o si una mujer quería violar a un esclavo tampoco tenía ningún inconveniente. Las violaciones heterosexuales sí eran vistas como un “hobbie” o “pasatiempo”, a diferencia de las violaciones homosexuales que eran vistas como un “deber”.

Por lo tanto un hombre podía tener sexo con una o varias esclavas en su misma casa, y no era considerado como adulterio. Por otro lado, si era considerado que una mujer tenga sexo con otro hombre, siempre que éste no sea un esclavo, aunque no era muy bien visto. Igualmente, aunque la mujer casada tenga sexo con otro romano, el castigo variaba mucho dependiendo de la clase social. En general el castigo era más severo si la mujer infiel venía de una familia prestigiosa y con apellido con renombre, pudiendo llegar a ser castigada con la muerte. Si la mujer era de clase baja el castigo podía ser el impedimento para volver a casarse.

Las mujeres libres también podían tener una plena vida sexual y extremadamente promiscua. De hecho, como en la época no eran muy efectivos los métodos anticonceptivos, en general las mujeres tenían sexo con esclavos o prostitutos castrados. Lo más común era que las mujeres (mayormente las de las clases sociales más elevadas) frecuentaran con regularidad los prostíbulos para tener sexo, prácticamente en la misma proporción que los varones, totalmente diferente a las costumbres de hoy en día.

Debido a la libertad sexual de las mujeres romanas, se generaban muchos embarazos no deseados, que en la mayoría de los casos terminaban con el bebe siendo “tirado” al nacer, y era una práctica tan común que a nadie le parecería algo terrible.
Las mujeres a veces tenían tanto hambre de sexo que voluntariamente se volvían prostitutas.Inclusive existen muchas referencias escritas de mujeres de las familias más nobles que ejercieron la prostitución por puro placer, las más destacables son Julia (hija del emperador Augusto), Agripina o Mesalina (esposa del emperador Claudio).

Ya que nombramos a la emperatriz Mesalina (que era una mujer bastante sexópata), podemos contar varias de sus “anécdotas”. Se sabe que obligaba a mujeres de familias prestigiosas a prostituirse en presencia de sus maridos, a cambio de honores y cargos en la ciudad. También es sabido que varios hombres fueron ejecutados murieron por haberse negado a tener sexo con ella. Como dijimos más arriba, Mesalina se prostituía en secreto en un prostíbulo de Roma situado en el barrio de peor fama, Suburra, donde utilizaba el nombre “artístico” de Lycisca, y se adornaba con la peluca amarilla distintiva.

También es bien conocido el hecho de que numerosas mujeres nobles pagaban sumas desorbitadas para pasar la noche con un gladiador o atleta musculoso, e incluso algunas ponían como condición que no se lavaran después de la lucha o la competición.

En la antigua Roma existía un amplio desarrollo de la prostitución. Las prostitutas debían llevar vestimentas diferentes, teñirse el cabello o llevar pelucas amarillas y eran inscritas en un registro. En el año 1 d.C. el registro contaba con 32.000 prostitutas inscritas (la misma cantidad de personas en una ciudad importante de la época). Los romanos consumían tanto los servicios sexuales que tenían varias palabras distintas para “prostituta”.

Las prostitutas que estaban registradas en las listas públicas eran conocidas como Meretrices mientras que las Prostibulae ejercían su profesión donde podían, en “negro”, librándose del impuesto. Las conocidas como Ambulatarae recibían ese nombre por trabajar en la calle o en el circo, mientras que las Lupae trabajaban en los bosques cercanos a la ciudad y las Bustuariae en los cementerios (). Las prostitutas de más alta categoría eran conocidas como Delicatae y tenían entre sus clientes a senadores, negociantes o generales.

Generalmente la mayoría de las prostitutas se podían encontrar en burdeles o prostíbulos llamados Lupanares, que eran establecimientos que contaban con licencia municipal y en la mayoría de los casos estaban cerca de “lugares estratégicos” como el Coliseo o tabernas. Sus paredes exteriores eran decoradas con murales alusivos al sexo para ser visiblemente identificados. Además, si con los murales no te dabas cuenta de que era un prostíbulo, durante la noche iluminaban un pene gigante.

Se conoce que existían algunos prostíbulos frecuentados por mujeres de clase elevada donde podían obtener servicios de jóvenes conocidos como Spadoni, calificativo obviamente relacionado con el buen funcionamiento y tamaño de sus atributos masculinos. Cada prostituta a la entrada de su celda tenía un dibujo con el que hacía referencia a su especialidad. De hecho, el verbo fornicar proviene de la palabra “fornicar” que son las celdas donde las prostitutas recibían a sus clientes.

En una sociedad donde el sexo era tan liberal, a muchos les sorprenderá que el sexo oral era mal visto y se consideraba repugnante. Solamente una categoría muy especifica de prostitutas ejercían sexo oral, las llamadas Felatrices y eran las más caro cobraban sus servicios debido a la bajeza que representaba complacer el pedido de ésos clientes.
El cunnilingus (estimulación oral de un varón a una mujer) también se consideraba una práctica sucia, pero gracias a algunas pintadas hechas en los baños públicos y a palabras talladas en las paredes, se sabe que era común que prostitutos masculinos esperaran en las esquinas de algunos baños a mujeres que solicitaran sus servicios.

Para los romanos, practicar una felación o un cunnilingus, ya fuera un hombre o una mujer el ejecutor, lo convertía en culpable. Según la jerarquía romana de la degradación sexual, un hombre sospechoso de haber estimulado oralmente a una mujer se rebajaba más que uno que fuera penetrado por otro hombre. Realizar sexo oral te denigraba al mismo nivel que prostitutas, gladiadores y actores, lo cual te impedía votar y representarte a vos mismo ante un tribunal.

Los romanos tenían tan arraigado el sexo y la lujuria que incluso son la civilización que más escritos pornográficos tienen. Casi toda la literatura se trataba sobre aventuras sexuales y fetiches, al mejor estilo de una película pornográfica. Hasta en las tumbas de los fallecidos los romanos escribían largos epitafios con descripciones del difunto, donde en algunos casos se describe la vida sexual de la persona muerta. Toda la ciudad estaba cubierta de imágenes pornográficas, generalmente de penes en dibujos o estatuas. Los dioses romanos eran retratados teniendo relaciones sexuales y los baños públicos tenían imágenes de parejas en todas las posiciones imaginables. Esto no es raro porque la idea de la fertilidad dictaba que era buena suerte y que eso les permitirá procrear sin problemas.
Además también eran extremadamente comunes los “graffitis” en paredes con frases eróticas o con referencias sexuales.

Como último, no podemos olvidarnos de las famosas orgías romanas o bacanales, eran fiestas en honor a Baco (dios mitológico romano del vino) donde había alcohol y sexo por doquier en cantidades enormes. En un principio era festejado únicamente por mujeres, pero posteriormente se extendió la participación en los ritos a los hombres y las celebraciones tenían lugar cinco veces al mes. Éstos festejos estaban completamente prohibidos, pero se realizaban ampliamente en forma secreta a lo largo y ancho del Imperio Romano.

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Post y Contenido Original de : El Ciudadano
http://www.elciudadano.cl/2017/01/22/353348/fotos-historiadores-y-expertos-rescatan-los-detalles-sordidos-de-las-orgias-romanas-lo-hacian-con-todos-y-con-todo/
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