En 2012, Sam Bloom se encontraba de vacaciones en Tailandia con su esposo Cameron y sus tres hijos. Fue un viaje que le cambió la vida para siempre. Una mañana, después de darse un baño en el mar, decidieron salir a la terraza en el techo de su hotel para tomar un jugo. Sam se apoyó en una parte inestable de la barandilla y cayó, aterrizando en el suelo en caída libre.
Se quebró la espalda, se rompió el cráneo y tuvo una hemorragia cerebral masiva e hinchazón.
Estaba tan grave que no pudo volver a casa, en Australia, sino hasta tres semanas después, y tuvo que permanecer hospitalizada siete meses más. Los médicos le dijeron que nunca más volvería a caminar y ella se sumergió en una importante depresión. Sentía que una parte de ella había muerto.
Durante esos días que se veían muy sombríos, la familia encontró una pequeña urraca que aún no terminaba de emplumar y había caído del nido. La llevaron a casa para ayudarla y no tenían idea de que cambiaría sus vidas.
La pequeña urraca estaba necesitada de amor, cariños y cuidados. La llevaron con el veterinario y les dijo que requeriría de una gran cantidad de atención, incluyendo comidas cada tres horas.
La nombraron Pingüino y a partir de ese momento se hizo parte de la familia. Poco a poco Sam fue recuperándose del mal trago que había tenido en su vida.
Pingüino actuaba como una mascota, pero la familia no se olvidaba de que era una urraca salvaje. Sin embargo, tan sólo con su presencia fue posible que la familia se llenara de inmensas alegrías en el momento que más las necesitaban. Pingüino ayudó a Sam a que volviera a sonreír.
Fue una fiel compañera de Sam durante sus sesiones de rehabilitación y se hizo gran amiga de los chicos, con quienes jugaba por horas y horas.
El nido de Pingüino era un montón de ropa apilada que él mismo había construido, pero también disfrutaba mucho de pasar un tiempo relajado sobre la cama de su familia cuidadora.
El momento de dejar el nido se llegó y , aunque al principio Pingüino se negó a hacerlo, finalmente lo hizo y se fue a vivir al lado de los suyos. Pingüino estuvo en el instante que la familia más lo necesitó. Él ayudó a que Sam se recuperara y alegró a toda la familia.
Gracias a las increíbles habilidades fotográficas de Cameron, la familia también tiene un libro lleno de fotos increíbles de Pingüino durante el tiempo que disfrutaron de su compañía.
¿Algún animal te ha acompañado en un momento difícil?
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Post y Contenido Original de : UPSOCL
Esta urraca se rompió la espalda y tuvo hemorragia cerebral. Ellos la salvaron y ahora son familia
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