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Entre la izquierda y la pared

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Entre la izquierda y la pared
Entre la izquierda y la pared

Por: Murilo Kuschick

Muchas personas -originalmente de izquierda- piensan que el gobierno de López Obrador no responde a este propósito y no sigue a esta ideología.

¿Cuál podrá ser la razón de esta diferencia y esta contradicción entre el pensamiento de izquierda, la ideología, y la práctica de la 4T y su verdadero cambio? Que el gobierno de López Obrador implica un verdadero cambio.

La izquierda y sus distintas variantes ideológicas se encuentran, desde 1989, con la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética (sumida en una gran confusión entre reformismos, pragmatismos y su anterior y original proyecto de creación no sólo de una nueva sociedad y un nuevo hombre, y todo lo que implicó un proyecto de esta magnitud).

La derrota significó muchas desafecciones virajes y el hecho de que la causa y el propósito de la construcción del socialismo se viera truncado, perdido o sustituido por proyectos populistas, socialdemócratas que aspiran finalmente a la inserción de las masas a la sociedad de consumo, algo muy lejos de la superación de la alineación, de la fetichización del hombre.

Esto es, como lo han señalado algunos integrantes de la vieja Escuela de Frankfurt, la clase obrera ha sido integrada al capitalismo y a la sociedad de consumo y todo se ha vuelto mercancía.

Sin embargo, en el mundo subsisten y ganan elecciones tanto acá como allá proyectos de izquierda o neo izquierda y pronto se verá un real enfrentamiento entre estas posiciones cuando Donald Trump tenga que discutir con Bernie Sanders y disputar el favor de las clases medias y bajas del proletariado estadounidense, -ésta disputa la plantearemos en otra ocasión-, pero viene a cuento cuando pensamos la situación de México y las soluciones planteadas por López Obrador y su enfrentamiento, sino con pensadores de la izquierda, sino con críticos a su gobierno y con expresiones progresistas, como las encabezadas por el movimiento de Javier Sicilia y el movimiento feminista.

Por lo tanto, la pregunta que nos anima es si el programa de la 4T tiene una inspiración de izquierda y porqué del enfrentamiento de sus propuestas con mucho de sus críticos. Es claro que muchas de las propuestas y planteamientos de política que hace López Obrador no son cuestionables y son atendibles, esto es, la lucha en contra de la corrupción, la búsqueda de una solución al problema de la seguridad que no implique en un aumento de la violencia, nuevas bases para la justicia social y el bienestar de las mayorías.

Sin embargo, el problema no está como siempre con las ideas, sino con las formas para ponerlas en práctica. Desde su campaña política muchos advirtieron de que muchas de las ideas y programas que postulaba AMLO carecían de elementos sólidos que apoyaran sus dichos, como es el caso de la lucha contra la corrupción, pues su idea de qué mediante la disminución de los sueldos y de las prestaciones de alta burocracia se lograría la cantidad de 70 mil millones de pesos, cantidad suficiente para financiar sus programas sociales, como Jóvenes Construyendo el Futuro, Pensión para Adultos Mayores y su programa agrícola para plantar millones de árboles.

Para obtener estos logros que claramente necesitan tiempo para que den resultado y logren los cambios esperados ha tenido que romper lanzas y enfrentarse no solo con las mentes pensantes del país, que por lo regular no son parte de la derecha y mucho menos conservadores, ya que aspiran y están de acuerdo con los cambios.

Si bien es imposible asumir que todas las criticas sean de buena fe y que muchas sean contrarias, lo que no se puede negar es el derecho a la crítica y el derecho del presidente a defenderse de las acusaciones que se le hacen, pero lo que ha asumido proporciones si no catastróficas ha sido la embestida y la defensa en contra de los homicidios a mujeres y a la violencia, pues el presidente se ha manifestado en contra de ciertas voces y principalmente ha logrado de manera gratuita enemistarse con los grupos feministas que junto a los grupos que se han manifestado en contra de las desapariciones ha generado movilizaciones tanto de personas como voces que critican la postura presidencial de ser poco receptivo de demandas o proyectos que su gobierno no abandera y lo máximo que acepta decirles es que tengan paciencia que a la larga todos estos problemas serán resueltos vía los programas públicos o con la nueva moral y las prédicas mañaneras en donde la información es avasallada por las propuestas propagandísticas del principal predicador, el propio presidente.

Se puede plantear que López Obrador no está en contra de las demandas del movimiento feminista, sino que cree que no es su momento, así como el problema de la violencia se detendrá o disminuirá en virtud de los logros de las políticas públicas que su gobierno ha tenido a bien crear; de la misma forma, los problemas económicos de la falta de crecimiento del país, además de las referencias al pasado y sus políticas encontramos que los sucesos actuales serán remontados con la ejecución de sus programas prioritarios como son la refinería de Dos Bocas que traerá crecimiento al sureste y va a mejorar la situación de Pemex, de la misma manera la puesta en marcha del proyecto Tren Maya va a generar empleos y esto detonará el crecimiento en estas zonas deprimidas del sureste mexicano.

Aun cuando estos proyectos serán importantes detonadores de crecimiento económico en otras zonas del país, se han generado conflictos innecesarios con el sector empresarial, que pese a que se manejen y subsistan pese a sus relaciones con el antiguo régimen, sin sus inversiones no podrá crecer la economía y AMLO tendrá menos recursos para lograr su objetivo de disminuir la pobreza y la desigualdad, lo que es paradójico, es decir, para disminuirlas es necesario mantenerlas, pues sin la inversión privada no hay recursos suficientes para que la economía crezca y se puedan vía recursos públicos beneficiar a los pobres y marginados del país.

Por tanto, no es que AMLO no sea de izquierda o que no asuma el programa de esta fracción ideológica, si se encuentra ligado a este corriente ya que comulga sus principios, como la disminución de la pobreza y la desigualdad, únicamente que él y su grupo exijan a la sociedad una total sumisión a su programa y a sus prioridades en tiempo y forma en que éstas fueran establecidas y pide a la sociedad, como diría el célebre Kaliman : serenidad y paciencia. Y esto se complica en una sociedad comunicativa como la que tenemos ahora, en donde cada ciudadano se convierte en un potencial comunicador, periodista y crítico.

Si bien López Obrador ha definido sus prioridades y busca que la sociedad las haga suyas y las comparta, esto no se hará realidad mientras algunos problemas que los medios y ciertos grupos magnifican, como la violencia y los feminicidios (esto no significa que no existan), y pese a que busque crear la agenda pública y los problemas que deben ser atendidos, ha encontrado cierta resistencia entre grupos que en el pasado habían sido sus aliados, los cuales desean más celeridad y por qué no decir cambios en la implementación de las políticas públicas.

De ahí que podamos decir que AMLO se encuentra en una encrucijada y tenga que hacer concesiones y perder importantes aliados, principalmente entre los grupos de la izquierda en donde la discusión es más por los principios y por las posturas ideológicas que por los programas sociales, mientras que la derecha ve que los errores económicos de AMLO son los que llevarán al traste sus políticas y se logrará acabar con el éxito que este político tiene con los grupos mayoritarios y podrá la oposición revertir y ganar las elecciones en el 2021.

 Profesor-investigador, Departamento de Sociología, UAM Azcapotzalco, [email protected]