Home Noticias El segundo año de la pandemia

El segundo año de la pandemia

0
El segundo año de la pandemia

Murilo Kuschick[1]

Este año vamos a conmemorar no sólo el tercer año de gobierno de la 4T, sino el segundo año de la pandemia, donde posiblemente llegaremos a una cifra récord con casi 160,000 muertos por ella.

Hace apenas un año, en el mes  de marzo del año pasado  se había registrado la primera muerte en el país. Situación que no fue suficiente para que los sistemas de salud y la presidencia de López Obrador así como el encargado de la lucha en contra de esta enfermedad, Hugo López Gatell, pusieran manos a la obra y preparan una ofensiva en contra del virus. Más bien hubo después de marzo algunas manifestaciones tanto del presidente como como del subsecretario con declaraciones triunfalistas.

Desde aquellas que dicen que López Obrador no es una “fuerza de contagio, sino moral”, por el hecho de que el presidente rechazaba utilizar cubre bocas o “que la epidemia nos había caído como anillo al dedo”, es decir, ese optimismo presidencial  entra en conflicto con la situación que vive el país y la incapacidad del presidente y de su círculo más cercano de intentar tapar el Sol con un dedo.

Estamos en el mes de febrero 2021 y no existe un plan tanto de la llegada de las vacunas, como las posibilidades para que la población sea inoculada, pues las vacunas prometidas no han arribado al país tanto las de Pfizer, como las rusas o las chinas, lo que muestra la gran improvisación y el hecho de que los países más desarrollados como los Estados Unidos, Israel, o los países europeos, están acaparando  la producción y la distribución de las vacunas, lo que hace casi, sino imposible, que la población tenga acceso a ellas en el corto plazo de tiempo.

A finales de marzo,  AMLO recomendaba a las personas salir y llevar sus familias a comer, se tenían confirmados 367 y sólo 4 muertes.

Aún el 18 de marzo decía “El escudo protector es la honestidad, eso es lo que protege, el no permitir la corrupción (…) detente enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo.

El dos de abril “esto nos vino como anillo al dedo”, había 1510 casos confirmados y 50 muertos. Incluso,  un escenario muy catastrófico  que pudiera llegar a 60,000 muertes decía López Gatell a finales del mes de abril de 2020.

Sin embargo, las muertes comenzaban a escalar ya en el mes de junio ya habían 150,000 casos confirmado y  17,580 muertes. A partir de ahí y hasta el mes de diciembre las muertes no han parado así como los contagios hasta que con las fiestas decembrinas y desde antes con el “El Buen Fin” hubo un acelerado proceso de contagio entre la población el cual no se ha podido detener, ni con rezos, ni mucho menos con buenas intenciones, pues en diciembre ya había más de 120,000 muertes y hasta que en el mes de enero, el 25 de este mes, López Obrador se contagió pese a sus intentos por descalificar el uso de cubre bocas.

Pese a todo ello y con la situación de confinamiento en que él propio se encuentra, ha seguido siendo optimista, cuando efectivamente no quedan muchas posibilidades para esto y las condiciones en las que vive el país y las que vendrán en los meses subsecuentes no son nada halagüeñas, pues  no se ha domado la pandemia, el país vive una crisis económica, el presidente ha intentado utilizar a la pandemia como un medio para ganar las elecciones del próximo mes de junio, así como no ha interrumpido ninguno de sus más importantes proyectos, como el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucia, o la refinería de Dos Bocas, así como sus programas de apoyo tanto a los Jóvenes como a  Adultos mayores o su programa  “Sembrando Vida”.

Este conjunto de iniciativas muestran la inflexibilidad del gobierno y su poca receptividad a la situación emergente que vive el país, uno de los que muestra la mayor cantidad de muertes después de los Estados Unidos y Brasil, y aún más que India, un país con una población diez veces la de México.

Frente al fracaso en todos los sentidos por las estrategias utilizadas por AMLO, no era de esperarse que  reconociera su fracaso, cosa que no es propia de un político, sino que tuviera una mayor empatía con la población.

Empero, pese a que esto sea hasta ahora imposible por parte suya, una de las mayores incógnitas la encontramos en la reacción de la propia población que pese al fracaso del gobierno de la 4T, pues como muestran muchas encuestas el juicio a su gobierno  no es de aplauso y de beneplácito, sino de censura, pese a esto, la población lo sigue apoyando, esta aparente contradicción, sino no es hace desconfiar de los resultados de las encuestas, por lo menos nos hace dudar de la coherencia de los entrevistados que, si bien juzgan mal al gobierno, aprueban al  gobernante, lo que puede significar que pese a los errores y  a los resultados erróneos de la administración, el administrador sigue gozando de popularidad, confianza entre la población en una aparente esquizofrenia de la opinión pública.

[1] Profesor-Investigador, Departamento de Sociología, UAM-Azcapotzalco, [email protected].