Por Murilo Kuschick Ramos
Hacen 14 de meses que AMLO ganó la presidencia de la república. Desde Vicente Fox ningún presidente había llamado tanto la atención y había generado tantas expectativas como López Obrador, que, con un discurso muy cercano a las expectativas y aspiraciones del pueblo mexicano, -además de situarse como el salvador de las mayorías oprimidas y con la promesa de resolver las grandes injusticias y desigualdades de las clases mayoritarias-.
Este discurso tan grato que busca paliar 500 años de atraso e injusticias, lo colocó en la preferencia del público y le permitió la lideranza en las encuestas en todo el proceso electoral, ganando de una manera que ni él mismo esperaba, ya que siempre advirtió de la posibilidad del fraude, algo que ya había asegurado sucedió en 2006 cuando, por un escaso margen, perdió frente a Felipe Calderón, por tanto AMLO ha sido un candidato que siempre ha buscado encontrar culpables ante sus posibles fallas, errores o situaciones donde él se encuentra en desventaja, los errores del pasado, la mafia del poder, el neoliberalismo.
No ha culpado a los gringos de la situación de México pero le pidió a España que se disculpara por los 500 años de la conquista y la Iglesia por la evangelización que practicaron en el país.
Así que lo que tiene de mejor AMLO es el manejo de los símbolos con un vocabulario estridente y su enorme capacidad para utilizarlos y dotarlos de algún significado que puede ocasionar impacto entre las masas; el avión presidencial que no tiene ni Obama, la mafia del poder, el complot, el aeropuerto de la ciudad de México, la disminución de los salarios y las prestaciones de los funcionarios, el hecho de viajar en aviones comerciales y no usar el avión presidencial, y que ahora lo pretenda rifar después de que nadie lo quisiera comprar, la creación de programas sociales como Jóvenes Construyendo el Futuro o Sembrando vida, todas estas actividades que si bien no rinden frutos en el sentido de la mejoría de la vida de las personas le traen altos niveles de popularidad.
Este conjunto de acciones le han permitido desde la campaña, -en donde prometió a partir del control de la corrupción agenciarse recursos extras- además de quitar los privilegios de la alta burocracia recursos suficientes para lograr sus objetivos. Sin embargo, una cosa son las promesas de campaña y otra cosa es realizar las políticas públicas y que éstas den resultado.
Uno de los grandes instrumentos que le ha proporcionado una gran simpatía y posibilidades ha sido la instrumentación de las conferencias matutinas, que, como mecanismo de comunicación política, por lo general la comunicación política en las campañas políticas y de marketing se desarrollan a partir de boletines de prensa, spots, entrevistas, infomerciales, etc.
López Obrador ha planteado la realización de las conferencias de prensa en las cuales no sólo da cuenta de la información de sus programas de gobierno, sino que discute y argumenta en contra de sus enemigos reales o ficticios, a los cuales los llama conservadores, fifís, neoliberales y los acusa de todos los males del país. Por lo tanto, el gran cambio de su gobierno es una campaña permanente en donde diariamente combate a enemigos reales o ficticios o los culpa de los males del país o de los resultados adversos o poco representativos de su gobierno, así como para tiempo para que los resultados sean positivos, además de cuestionar las cifras ajenas, con “tengo otros datos”.
Ahora bien, es probable que sus intenciones y su construcción de la realidad no corresponda a lo que realmente sucede y que sus programas no den frutos de manera inmediata, pero hasta ahora el gobierno de AMLO ha gozado de la buena voluntad ciudadana ya que las encuestas de opinión le han favorecido y por tanto sigue teniendo el apoyo de las mayorías, lo que le permitirá llegar hasta las próximas elecciones del 2021 y refrendar la presidencia en el 2024.
Este será el propósito de una serie de artículos, mediante los cuales analizaremos el gobierno de AMLO sus políticas públicas, su comunicación y porqué del apoyo popular, así como la oposición, los conservadores los fifís, chairos y otras alimañas que pueblan el mundo de los adversarios y de los aliados de amlo.
Tenemos pues mediante los instrumentos teóricos de la comunicación y de la ciencia política una posibilidad histórica de presenciar y de analizar una nueva perspectiva de hacer gobierno y de comunicarse con las masas como ha sido el gobierno de López Obrador, cuestionar y analizar sus propósitos a raíz de sus resultados que hasta ahora han sido más cacareados que de huevos.
*Profesor-investigador, Departamento de Sociología UAM Azcapotzalco, [email protected]