El impacto y la emoción de las candidaturas independientes parecen haber disminuido.
En la historia política y electoral de México, podemos aprender muchas lecciones. Siempre tenemos esperanzas de que una verdadera democracia florezca, donde la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, la transparencia en el ejercicio del poder y la rendición de cuentas sean signos distintivos.
La democracia, como forma de gobierno, implica la celebración de elecciones libres para ocupar cargos públicos. En este proceso, los partidos políticos tienen un papel fundamental como organizaciones de interés público, tal y como lo establece la constitución.
En la práctica, los partidos políticos dominan la ocupación de cargos públicos, ya que son responsables de presentar a los candidatos que finalmente son elegidos.
Después de más de setenta años de un partido único en el poder durante la época postrevolucionaria, hubo un cambio en el año 2000 con la llegada del PAN al gobierno. Sin embargo, en 2012 volvimos a experimentar una desastrosa vuelta al PRI y en 2018 ocurrió otra alternancia con Morena, un partido que parece estar muy influenciado por su líder, el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador. Este partido busca establecer una nueva hegemonía a través de lo que llama "el movimiento", cuyos resultados aún están por ser analizados.
Durante mucho tiempo, la partidocracia ha impedido que los ciudadanos sin afiliación política puedan postularse para cargos públicos, lo cual claramente viola gravemente los derechos humanos en el ámbito político.
Finalmente, en el año 2012 se puso fin a ese sistema a través de una reforma constitucional que fue reglamentada en 2014.
Es importante mencionar que nuestro estado fue el primero en tomar medidas legales sobre las candidaturas independientes. Al principio, esta reforma no fue bien recibida, pero después todos querían tomar crédito por ella, especialmente cuando se hizo conocida a nivel nacional la victoria del candidato independiente en las elecciones municipales de Enrique Estrada. Sin embargo, en otras elecciones, los candidatos independientes solo han logrado obtener algunos puestos de regidores.
No
Las candidaturas independientes no son algo nuevo en la historia de nuestro país. Antes de que los partidos políticos se convirtieran en los únicos que podían postular candidatos, era común que personas sin afiliación partidista se postularan, especialmente en el siglo XIX. Algunos de estos candidatos obtuvieron una gran cantidad de votos en las elecciones presidenciales, lo cual se explica porque en ese momento no existía un sistema de partidos políticos consolidado.
El partido político dominante desde 1946, el Partido Revolucionario Institucional, promovió un monopolio partidista, ya que las candidaturas independientes surgieron de divisiones dentro de ese partido después de no haber sido beneficiados.
A nivel nacional, se ha generado interés debido a la reforma que permite a los ciudadanos postularse como candidatos sin la necesidad de pertenecer a un partido político. Se destaca el triunfo de un candidato independiente en la elección a la gubernatura de Nuevo León y también ha causado impacto la candidatura de un independiente a una diputación local en Jalisco.
Estos datos demuestran que las candidaturas independientes no han tenido éxito en esta nueva era, principalmente debido a la falta de estructura que sí tienen los partidos políticos, aunque algunos tienen más estructura que otros.
Al parecer, la emoción y novedad de los candidatos independientes ha disminuido. Es poco probable que en las elecciones presidenciales tengamos la participación de algún candidato independiente a nivel nacional.
Tal vez las candidaturas independientes necesiten la participación de líderes destacados en la esfera pública y la creación de un enfoque más sistemático que conduzca a la formación de estructuras ciudadanas de apoyo, en lugar de esperar hasta las elecciones para lanzarse de repente.
Es importante destacar que, a pesar de los defectos del sistema de partidos, al ser instituciones legales, es más sencillo supervisar y auditar. Sin embargo, en nuestro sistema jurídico, el derecho humano de participar en las elecciones sin necesidad de pertenecer a un partido político debe tener prioridad.
Deseo de todo corazón que todos ustedes, queridos lectores, tengan una Navidad llena de felicidad y tranquilidad. Si nos es permitido, seguiremos adelante el próximo año, que será el 2024, ya que nos adentramos en el cuarto del siglo XXI.
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