El próximo 22 de abril los paraguayos elegirán al presidente que sucederá a Horacio Cartés. La última encuesta de Ati Snead marca una paridad entre el candidato oficialista Mario Abdo Benitez (hijo del secretario privado del ex dictador Alfredo Stroessner) y Efraín Alegre, el candidato de la Alianza Ganar, donde confluyen el Frente Guazú y el Partido Liberal Radical Auténtico. Pero mientras Benítez está estancado en cerca del 42% de los votos desde hace meses, Alegre viene subiendo mes a mes, y en el sondeo de este mes pasó por primera vez al frente al alcanzar el 44% de intención de voto.
Alegre, abogado y político de larga trayectoria, perdió en 2013 la elección con Cartes por 8 puntos. Esta vez, parece contar un plus en su compañero de fórmula Leo Rubin, un famoso periodista radial y productor cinematógrafico que tiene la chapa de “outsider” de la política que viene funcionando en muchas regiones de América Latina y Europa, donde los partidos y dirigentes tradicionales se encuentran desgastados y desprestigiados.
Los malos resultados de la gestión económica, la corrupción y la manipulación de las instituciones por parte del oficialista Partido Colorado han hecho mella en la sociedad paraguaya: el 66,3% considera mala o muy mala la gestión de Cartes, según el sondeo ya mencionado. Para los electores, el principal problema de Paraguay es la corrupción (27,5%), seguido por la salud (15,8%) y la seguridad (13,1%).
Con una imagen cercana y fresca que cultivó en sus décadas al frente de sus programas radiales y televisivos, Rubin busca transmitir la imagen de “tipo común” que se metió en política para transformar las cosas que están mal y asi logra conectar con aquellos desencantados de la política tradicional.
Su vínculo con los movimientos sociales y los ciudadanos de a pie le han permitdo eregirse muchas veces como vocero de indígenas y campesinos desterrados, trabajadores y trabajadoras explotados, madres, niños y jóvenes.
Ocho años después de la salida forzada de Fernando Lugo, la demanda de cambio sobre la que se fundó su llegada al poder parece regresar. La combinación de un candidato tradicional de corte progresista como Alegre y de un outsider con una trayectoria de décadas vinculado a los movimientos civiles como Rubin pueden ser la fórmula del cambio en el Paraguay.
Source: Infobae