En una noticia reciente, el Vaticano ha anunciado que el cardenal Becciu ha sido sentenciado a 5 años de prisión por malversación de fondos. Esta es la primera vez que un cardenal es procesado en un juicio penal en el Vaticano. La sentencia impuesta incluye además seis meses adicionales de prisión.
Becciu, el primer cardenal en enfrentar un juicio penal en el Vaticano, ha sido sentenciado a 5 años y seis meses de prisión por el delito de malversación.
El cardenal Angelo Becciu ha sido condenado a 5 años y medio de prisión por el Tribunal de la Ciudad del Vaticano. Becciu, quien ocupaba el cargo de poderoso sustituto de la Secretaría de Estado, fue hallado culpable de participar en un escándalo financiero que resultó en un gran déficit en las cuentas de la Santa Sede. Además de Becciu, otras ocho personas también fueron declaradas culpables.
Después de cuatro horas de deliberación, el presidente del Tribunal vaticano, Giuseppe Pignatone, emitió la sentencia, aunque el purpurado no estaba presente en la sala.
Becciu, un hombre de 75 años de nacionalidad italiana, se ha convertido en el primer cardenal en ser juzgado y condenado en el Vaticano por delitos penales. Ha sido declarado culpable de peculado o malversación y ha sido sentenciado a cumplir una pena de 5 años y seis meses de prisión. Además, se le ha impuesto una multa de 8 mil euros y se le ha prohibido de por vida ejercer cualquier cargo público.
Después de un largo y complicado juicio de dos años y medio y 85 audiencias, finalmente se llegó a un veredicto muy esperado, especialmente debido a la prominencia anterior de Becciu, quien ocupó el tercer puesto más importante en el Vaticano entre 2011 y 2018 como el influyente sustituto de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado.
En 2019, se produjo un escándalo cuando se descubrió que la Secretaría de Estado había comprado un edificio en Londres, lo cual resultó en una operación altamente especulativa y generó una pérdida de al menos 139 millones de euros en las cuentas de la Santa Sede.
El Vaticano compró un edificio en Sloane Avenue, una calle exclusiva de Londres, que solía ser la sede de las galerías Harrods. Pagaron alrededor de 350 millones de euros por él, pero luego lo vendieron por 186 millones de libras (unos 214 millones de euros).
No obstante, esa compra terminó siendo aprovechada para chantajear al Vaticano y revelar la falta de transparencia y las anomalías que existían en las finanzas de la Santa Sede.
Adicionalmente, durante el desarrollo del proceso, se descubrieron otros actos delictivos relacionados con finanzas supuestamente cometidos por Becciu. Entre ellos se encuentran las donaciones de 125 mil euros que el cardenal depositó en la cuenta de una organización asociada a la Cáritas sarda de Ozieri, la cual en ese momento era presidida por uno de sus hermanos.
Se realizó un pago de 575 mil euros a Cecilia Marogna, una mujer que fue contratada por afirmar ser experta en asuntos diplomáticos y servicios secretos. Supuestamente, ella ayudó a la Santa Sede a liberar a la monja colombiana que había sido secuestrada en Malí.
El fiscal vaticano, Alessandro Diddi, había pedido una condena de 7 años y 3 meses de prisión para el cardenal, pero la corte finalmente redujo la sentencia a 5 años y medio. A pesar de esto, Diddi se mostró satisfecho porque durante este tiempo no ha acusado a ninguna persona inocente.
"Después de escuchar la sentencia, manifestó a los medios que está consciente de que gran parte de nuestro trabajo ha sido correctamente explicado."
El cardenal Becciu, quien ha sido una figura de gran influencia en la Curia Romana durante muchos años, ha afirmado a través de sus abogados que es inocente y planea apelar la sentencia. Él sospecha que la acusación en su contra es parte de una conspiración dentro del Vaticano para derrocarlo.
A pesar de eso, Becciu no fue el único afectado por esta sentencia cerca de la Navidad. Ocho de los diez acusados fueron condenados, excepto el exsecretario de Becciu, Mauro Carlino, quien fue absuelto en el proceso.
Fabrizio Tirabassi, quien trabaja en la Oficina Administrativa de la Secretaría de Estado del Vaticano, ha sido condenado a la pena más alta de 7 años y medio de prisión.
Los exdirigentes de la Autoridad de Supervisión e Información Financiera del Vaticano, el presidente René Brülhart y el exdirector Tommaso Di Ruzza, han recibido multas menores de 1.750 euros cada uno. Ambos son ciudadanos suizos.
Los corredores financieros y mediadores de la transacción inmobiliaria fueron particularmente condenados por enriquecerse y estafar a la Santa Sede.
Enrico Crasso recibió una sentencia de 7 años de prisión y una multa de 10 mil euros; Raffaele Mincione fue condenado a 5 años y medio; Nicola Squillace recibió una sentencia de un año y diez meses de cárcel; y Gianluigi Torzi fue condenado a 6 años y nueve meses, a todos se les prohibió desempeñar cargos públicos.
Cecilia Marogna, una empresaria y asesora de Becciu, ha sido sentenciada a 3 años y nueve meses de prisión, y se le ha prohibido temporalmente ocupar cargos públicos. Marogna era conocida en los círculos vaticanos como una experta en diplomacia.
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