Miguel Antonio Saucedo Ramírez, abogado de Leopoldo Olvera, padre de los tres niños que fueron asesinados por su madre, (Mireya), dijo que su cliente está destrozado por lo sucedido, derivado de un litigo de casi siete años de intentar acreditar que la señora padecía trastornos mentales. En entrevista con Enrique Muñoz, el abogado narró que desde hace más de un año había una sentencia en la que se le había ordenado a la señora que tenía que entregar la custodia al padre. Durante todo ese procedimiento se había acreditado que había tenido ingresos al Hospital Ángeles del Pedregal por intentos de suicidio, "en una ocasión incluso fue por otro cóctel de medicamentos, se acreditó que había alienación parental tanto de ella como de los abuelos en contra del papá de los pequeños. Sin embargo, ella se escudaba mucho en unas denuncias penales que falsamente presentó en contra de Leopoldo, pero nunca se acreditó que los niños sufrieron algún tipo de tocamiento. "Ella y los 15 despachos de abogados que desfilaron a lo largo de todo este procedimiento, porque los abogados le prometían a la señora lo que ella quería escuchar… y realmente esta fue la conclusión del Ministerio Público. En alguna ocasión recaba la declaración del pequeño, cuando en aquel tiempo tenía tres años, el mismo niño refirió que la mamá había inducido su declaración y le había exigido que tenía que declarar en contra del papá, con palabras, con términos que no son propios de un niño de tres años, para acreditar un supuesto abuso; el niño refiere que si no lo hacia lo dejaban sin comer", puntualizó. Precisó que el síndrome de alienación parental no sólo era por parte de la madre sino también de los abuelos maternos, ellos tuvieron dentro de la sentencia de juicio de custodia una orden de restricción hacia los menores, "porque ellos también fueron sujetos de pruebas psicológicas en las que se demostró plenamente que no eran personas capaces de tener contacto con los niños, dadas las condiciones en que se encontraban los menores". Dijo que se hicieron varios estudios en el juicio familiar y todos fueron coincidentes, los niños fueron alienados por los abuelos maternos. Todo ese desajuste en la relación viene de celos extremos, de inseguridades por parte de Mireya, quien además viene de una familia complicada, "el señor tengo entendido que era agresor familiar, golpeaba a la familia", que sumado a que los abogados que patrocinaron a Mireya durante todo ese proceso, que fueron en el orden de entre 13 y 15 despachos, y todos le prometían el oro y, el moro y al final del camino se daba cuenta que no era cierta lo que ellos le prometían". Consideró el abogado que ella (Mireya) creyó que tenía derecho de manipular a los niños en contra del padre, pero una verdad tras otra le generó una realidad totalmente desvirtuada y fuera de todo orden; "yo le atribuyo a esa parte, ayudaron mucho los abogados, gran parte la tuvieron los abuelos, pero la culpa total y absoluta por tener un desequilibrio total y pleno fue de Mireya". Comentó que hasta el momento no se sabe a ciencia cierta qué fue lo que pasó esa noche del pasado miércoles, de ese hecho, se entera Leopoldo el día jueves a las 08:00 de la mañana a través de una nota periodística y, de inmediato, se presentó en la Agencia del Ministerio Público en la Delegación Magdalena Contreras. Ahí indicaron que ya se habían presentado los hermanos de Mireya a reclamar los cuerpos, se dijo que ellos argumentaron que desconocían el domicilio de Leopoldo, que no tenían contacto alguno y que desconocían incluso los apellidos del padre de los menores. Dijo que Leopoldo demostró el parentesco con los menores y logró frenar la entrega de los cuerpos a los hermanos de Mireya y fue entonces que pudo sepultar a los pequeños. Por último, mencionó que ahora se espera que la abuela materna que está en vida, reaccione para que declare y determine la causa de la muerte de los niños, y de los dos adultos, además se espera que con los protocolos de investigación se determine si hubo algún tipo de manipulación previa, a fin de deslindar responsabilidades en contra de quien resulte responsable por el delito de homicidio, ya sea por participación directa, en caso de la abuela, o por una participación indirecta, en caso de algún tercero, que pudiera haber ayudado. jgr