Tenían como misión cubrir el último partido de la Copa Libertadores y transmitir quién se quedaba con la Superfinal entre Boca y River. Los incidentes y la posterior postergación, además de las idas y vueltas organizativas, impactó en el grupo de corresponsales extranjeros que le contaron a Infobae cómo vivieron la frustrada final del sábado 24.
Pablo Karslián (Radio Oriental, Montevideo, Uruguay): “La verdad es que lo primero que uno siente es decepción, porque esto no era sólo Buenos Aires, ni Argentina. Esto era Sudamérica, la final de la Copa Libertadores y el mundo nos estará mirando, cada vez más, como los (despectivamente) “sudacas”, mote que nos ponen cuando llegamos a Europa con el pasaporte uruguayo o cualquiera de nuestros países y tenemos que hacer las filas más largas y pasar por los controles más largos de todos. Desde ayer que esto no puedo sacármelo de la cabeza”
“Todo tiene que ver con todo -insiste Karslián, ex presidente del Círculo de Periodistas Deportivos de Uruguay-, desgraciadamente, y en las puertas de un G-20 creo que el problema más importante que vi ayer es que había un estadio donde solamente había un público, el local, y donde el foco más importante de la atención que requería la seguridad del partido era cómo llegaba y se iba el visitante del estadio, y eso salió mal y lo digo con la mirada desde el otro lado del Río de la Plata porque nos pasa también. Nos quejamos mucho de la seguridad y las planificaciones, y aunque todavía no llegamos a jugar con una sola hinchada, los pulmones gigantescos entre hinchadas, asfixian. No estamos tan distinto”.
Karslián califica todo como “un absoluto mamarracho” porque “no se puede postergar tres veces un partido, no se puede decir que un partido se juega con un jugador en el hospital, no se puede postergar para el día siguiente, y cuando aparentemente el club afectado iba a anunciar que no jugaba, salir rápidamente a postergarlo con el estadio con las puertas abiertas”.
“Con el G-20 por delante en Buenos Aires, creo que esto tiene dos destinos-opina siempre Karslián-, o se juega el partido la próxima semana en Montevideo o Santiago de Chile, o si no, si quieren curarse en salud, realmente, hablar con la FIFA y que los dos vayan a Emiratos Árabes y que antes del Mundial de Clubes se juegue allí la segunda final y el ganador siga allí. Sería como sacarlo lejos y jugarlo en la luna. Damos muestras gigantescas de incapacidad”.
Rodrigo Bueno (Fox Sports Brasil): “Me parece que es una vergüenza, no sólo para el fútbol argentino, para River, sino por el fútbol sudamericano. Nosotros tenemos orgullo por nuestra Copa Libertadores pero en este momento que intentamos acercarnos a la Champions League, una final con tantos invitados y autoridades internacionales, la imagen del torneo sigue siendo la misma. Pasan los años y siempre con violencia, partidos paralizados, muy diferente de los europeos”.
“Esta era la final más grandiosa de la historia de la Copa Libertadores con Boca y River y termina como casi todos los partidos que tenemos en Sudamérica, con mucha pasión, poco fair play, mucha rivalidad, pero hay un límite y no sabemos controlarnos. Esto es muy malo para la imagen que damos”, insiste Bueno, de larga trayectoria en prestigiosos medios gráficos y orales.
“En Brasil hay un sentimiento que yo percibí. Muchas personas pensaron que la final estaba programada para Boca y River por el caso Zuculini, por lo de Wanchope Ábila, por arbitrajes parciales, por la amnistía disciplinaria que dio la Conmebol y hay una idea de que los clubes argentinos son favorecidos por los árbitros y los tribunales de la Conmebol, entonces mucha gente se alegró de lo que pasó y dice “lo merecieron”, especialmente los hinchas de clubes que se creen perjudicados, como Santos, Cruzeiro, Gremio, enojados con la Conmebol, pero yo no coincido con eso”, opina Bueno.
Juan Castro, del diario deportivo Marca, de España, define lo ocurrido como “una vergüenza mundial” y sostiene que “hay que repetirlo doscientas veces, por más que el término esté muy usado. Este partido nunca debió haberse disputado. Jamás. Creo que “La Final del Mundo”, como se anunciaba en todos los carteles, se convirtió en “La final del Tercer mundo”.
“Con respeto a los argentinos de bien y por este país maravilloso que tanto amamos, esta final debe hacer reflexionar a muchos, aunque la violencia y el desorden no son patrimonio exclusivo de la Argentina ni de América. Europa tiene lo suyo, aunque no en este grado, pero en esta ocasión cabe juzgar esto”, afirma Castro, un experimentado periodista que ha cubierto muchos acontecimientos deportivos de primer nivel.
Castro sostiene que “es esperpéntico que la Conmebol, la organizadora del evento, no atendiese a que las condiciones del juego estaban alteradas desde el momento en que un jugador –capitán y titular de Boca-, Pablo Pérez no estaba en condiciones de jugar por culpa del incidente del sábado. ¿Le importaba este asunto a la Conmebol? No parece”.
Para Castro “River estuvo mal también” porque “un club señor con un presidente señor (Rodolfo D’Onofrio) no puede caer en este error histórico, poniendo por delante ganar como sea antes que la salud de su rival. Lamentable” pero “mal, también Boca, que debió negarse a jugar incluso por encima de posibles sanciones. Sé que la repercusión deportiva, económica y social es alta, pero la dignidad está por encima de todo”.
“Y mal los hinchas que causaron todo esto, que a diferencia de Europa, y esto sí es claro, han estado y están amparados por el poder político en muchos casos”, remarca Castro. “Y también, son reprochables los numerosos hinchas que fueron al estadio sin entrada, intentando entrar como fuera. Histeria pura. “Argentinidad al palo”.
Rosario Triolo, enviado especial de Sky TV Italia, cuenta que los corresponsales extranjeros “teníamos toda la ilusión del mundo por este partido, por la leyenda, e hicimos sacrificios económicos para estar y nos asombró. Yo estuve en “la esquina de la barbarie”, como la calificaron muchos argentinos y cinco minutos después que entré al estadio, llegaron hinchas de River, llorando, y pensé que les habían arrojado gas pimienta a ellos, y no conocía el motivo. Después explotó todo. Para nosotros es una lástima, para vosotros, una vergüenza”.
“Para nosotros es una lástima porque era la oportunidad que teníamos para mostrarle al mundo vuestra pasión que va más allá de los prejuicios y que tiene su sentido, que no es una locura, que nace de algo grande y hermoso que ninguno tiene en el mundo, que fútbol en Latinoamérica es especial y le estábamos dando bola a los que tienen prejuicios y que sostienen que la pasión no tiene sentido y que esto no es fútbol ni espectáculo y que sólo es roce y violencia. Es una ocasión perdida y es un dolor. Es un gasto emocional muy grande y a mi vuelta a Italia me van a cargar como si fuera un hincha después de una final perdida”, admite Triolo.
El periodista italiano insiste en que “seguiré cubriendo fútbol latinoamericano, seguiré amándolo sin entrar sólo en lo superficial tratando de explicar las cosas pero lastimosamente, lo histórico de este partido ya no es la final de la Copa Libertadores sino todo lo que pasó y no tenía que pasar. Tengo una gran tristeza y una gran desilusión”.
Chizuru De Martino, columnista japonesa de las revistas “World Soccer Digest” y “Footballusta” de su país, cree que “es muy triste lo que pasó” porque “Argentina es un país que cuenta con muchísimo talento y profesionalismo y no sólo en fútbol, pero el problema social los mata, literalmente”.
De Martino cuenta que el partido la encontró en Tokio, reunida con hinchas de los dos equipos a las cinco de la mañana “para ver el gran acontecimiento” pero “tendría usted que ver las caras de ellos cuando se iban enterando de lo que estaba ocurriendo…se les notaba una expresión de lamento y bronca”.
“Desde hace más de treinta años que cubro el fútbol argentino para medios japoneses y lamento decir que durante todo este tiempo nada ha cambiado y sigue afectado por varios factores sociales. No se imagina cómo me hubiera gustado poder escribir en mi idioma que esta final fue histórica no sólo por ser la primera con un Superclásico sino también por ser el comienzo del gran cambio en el fútbol argentino”.
De Martino termina con una apelación. “Me gustaría pedir a todos los argentinos que no dejen que sus virtudes mueran ante las barbaridades del caos social. Es un país de gente con grandeza, que supo atrapar el corazón de muchos que vienen de afuera, como me ha pasado a mí”.
Rubén Curiel, de la revista francesa So-Foot, siente “una gran pena” por lo ocurrido. “Me da mucha pena que un país que amo, donde viví casi dos años, donde pude comenzar mi carrera y que me dio mucho y que cuando se hablaba mal, de pobreza o violencia, yo intentaba levantarlo, dar mis argumentos para defenderlo, pero hoy, después de lo que se vio, de lo que muestra la sociedad argentina, es un desastre, porque ya no es sólo fútbol, sino una forma de que la gente exprese su malestar”.
“Hay que educar otra vez a la sociedad y si hablamos sólo de fútbol, podemos culpar a la AFA o a la Conmebol porque estaremos privilegiando los derechos de TV y los intereses sobre la salud de los jugadores y los hinchas. Mañana vuelvo a Francia con una tristeza enorme y no volveré a hablar del fútbol argentino por mucho tiempo”.
Source: Infobae