La Marquesa era un oasis para habitantes de la capital mexicana ahora está abandonado por la falta de turistas.
- Tan solo en los primeros 20 días de abril el turismo tuvo una caída de 83.7%.
- Los habitantes de La Marquesa han perdido el ingreso que dejaban los turistas que visitaban el lugar.
- Ahora se debaten entre comer o dar alimento a los caballos en los que ofrecía paseos por el lugar boscoso.
- Algunos comerciantes subsisten con pocos ahorros pero al terminar la cuarentena no tendrán con qué surtir, comentan.
- Los créditos del gobierno no llegan, dicen.
Mientras los mexicanos permanecen en confinamiento para evitar la propagación del nuevo coronavirus, quienes ofrecen paseos a caballo en La Marquesa, un parque nacional turístico cercano a Ciudad de México, se cuestionan si deben alimentar a sus animales o a sus familias.
“La gente ya está desesperada porque no tiene de dónde sacar el sustento para sus familias. Ahora dicen: ‘o come mi familia o comen los animales’”, cuenta Bertha Mejía, representante de varios pobladores de San Pedro Atlapulco, donde 80% de sus habitantes se dedica al turismo en La Marquesa.
“Todo está en ruinas, algo que era tan bonito, ahorita se está quedando en el abandono. Así está quedando nuestra Marquesa”, señala la mujer.
Mejía habla con nostalgia de los servicios que se ofrecían en el boscoso parque en un típico día de esparcimiento: paseos a caballo, comida tradicional, tirolesas, juegos infantiles y renta de cuatrimotos.
El confinamiento cambia el turismo por silencio
Hasta antes de la llegada del virus, esas actividades y la convivencia con la naturaleza eran la forma en la que miles de habitantes de la capital, y de la vecina ciudad de Toluca, se distraían y tomaban un poco de aire fresco, dejando de paso una derrama económica importante.
Pero hoy el lugar está cerrado y sumido en el silencio, mientras el virus avanza en México con más de 13,500 casos confirmados y más de 1,000 fallecimientos.
“Cerrado debido a la contingencia sanitaria por el Covid-19. Prevenir es nuestra responsabilidad”, advierte un letrero.
La gran caída del turismo en México
La lúgubre escena en La Marquesa es una muestra del duro golpe que la epidemia le asesta al sector turismo, que representa 8.7% del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano.
En un reporte a sus clientes difundido el miércoles pasado, el banco privado BBVA informó que tan solo en los primeros 20 días de abril el turismo tuvo una caída de 83.7% frente al mismo lapso de 2019.
Además, las compras de servicios de entretenimiento se desplomaron casi 85% en igual período.
“Se corrobora que el mayor impacto de la pandemia ha sido sobre los sectores más sensibles a las medidas de aislamiento social”, dijo el banco al estimar que la caída de la economía este año puede alcanzar 12%, una de las proyecciones más pesimistas entre los analistas privados.
Los comercios bajan sus cortinas
Reflejo de esa calamidad, Pedro Torres, delegado del municipio de 52 años, tuvo que cerrar el restaurante que tiene en la zona y dejar pastando los caballos.
“Como negocios, pues la verdad nos ha afectado demasiado, creo que a un 100%”, dice. “No sabemos qué hacer, no sé a dónde acudir para que nuestra gente tenga por lo menos para comer”.
Por lo pronto, Torres se ha unido a Bertha Mejía y a otros pobladores para exigir apoyos tanto al gobierno estatal como al federal, pero no han recibido respuesta.
Qué sigue después del confinamiento
Saúl Callejo tiene una pequeña tienda de abarrotes en La Marquesa que también cerró sus puertas, pues depende de los turistas para subsistir.
“La primera semana fue un poco relajada porque teníamos ahorros, pero a estas alturas es desolador, es triste ver a la gente”, afirma el hombre de 35 años.
Con la ampliación del confinamiento en México al menos hasta el 30 de mayo, Callejo ve cada vez más difícil reabrir su negocio para recibir turistas.
“Estamos dependiendo de los ahorros, pero también del producto que teníamos en el negocio, pero para reactivar otra vez hay que reinvertir”, explica. “Los créditos que está ofreciendo el gobierno, desafortunadamente no nos llegan”.
Además, reconoce que el desánimo crece en el pueblo.
“Uno se levanta todos los días con la certeza de que vas a echar a andar tu negocio, y ahora dices ‘¿como para qué?’”, se lamenta.