MOSCÚ (AP) — Un tribunal en Moscú decidió el lunes dejar bajo arresto domiciliario a quien posiblemente es el más reconocido director contemporáneo de cine y teatro ruso en un caso que ha desatado temores de un renacimiento de la censura contra las artes, similar a la de la era soviética.
La Corte Municipal de Moscú rechazó la apelación de Kirill Serebrennikov contra un fallo de la semana pasada que lo colocó bajo arresto domiciliario, pero aceptó permitirle salir a caminar fuera de su casa horas al día.
Serebrennikov fue arrestado el mes pasado bajo cargos de fraude en San Petersburgo, donde rodaba una película, y fue escoltado a Moscú por guardias armados.
Los investigadores acusan al director de 47 años de malversar 1,1 millones de dólares de fondos estatales asignados a una de sus producciones y los proyectos que dirigió entre 2011 y 2014. Serebrennikov rechazó las acusaciones, diciendo que son “absurdas e imposibles”.
El director fue brevemente detenido e interrogado en mayo, pero los investigadores se abstuvieron de decir entonces si sospechaban que estaba involucrado. Un contador y un administrador que trabajaron con Serebrennikov están detenidos y otro administrador está bajo arresto domiciliario.
Marina Davydova, crítica teatral y amiga de Serebrennikov quien lo vio poco antes del arresto, dijo que él de alguna manera había esperado su detención, pero que no quiso irse de Rusia debido a sus compromisos de trabajo. En los pocos meses entre su interrogatorio en mayo y su arresto en agosto, Serebrennikov montó una ópera en Moscú, casi finalizó otra y comenzó a rodar una película en San Petersburgo.
“Kirill es una potencia creativa”, dijo Davydova a The Associated Press. “Le quitaron su pasaporte durante la investigación. No podía correr del trabajo, está limitado por algo mucho más grande que (la falta) de pasaporte. Es un idealista y seguía diciendo hasta el final: ‘¿todo lo que construí aquí fue para nada?’”.
Las atrevidas producciones de Serebrennikov, que incluyen drama, ópera y cine, han chocado con el sector más conservador de la sociedad rusa. Se ha centrado en temas poco discutidos, como las mentiras de las autoridades, la corrupción y el sexo. Aplaudidas por la crítica, sus obras no obstante han sido condenadas por conservadores que protestan por el uso de fondos estatales para financiar su trabajo.