Todo transcurría normal el 15 de mayo de 2010. La prueba de sonido transcurrió sin problemas y los fanáticos ya estaban listos desde temprano para acudir al concierto que se realizaría en el estadio de fútbol de la Universidad Simón Bolívar, al este de Caracas. Nadie sabía que ese sería la última presentación de Gustavo Cerati.
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Ese día se cayó el cielo de tanto que llovió en la capital venezolana durante la mañana-tarde. Esa situación hizo que se retrasara el concierto, pero no amilanó los ánimos de los fans, que hicieron su cola tranquila y felizmente para escuchar a su ídolo argentino.
La jornada musical comenzó a eso de las 9 de la noche. No hubo grupo telonero para calentar a la audiencia. Cerati entró directo al escenario para enardecer de alegría a los presentes con su primera canción Fuerza natural y seguir con Magia, Deja vú, Desastre, Amor sin rodeos y Tracción a sangre.
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Sí. Allí Cerati presentó su quinta producción discográfica Fuerza natural, la última de su vida, sin saberlo. Cantó casi todos los temas del disco, excepto Naturaleza muerta, Convoy y Numeral.
También tocó sus éxitos como solista, incluyendo de los álbumes Amor amarillo y Ahí vamos, además de Trátame suavemente, cuando fue vocalista de Soda Stereo, una de las más aplaudidas y coreadas.
Fueron dos horas y media de buen show. Todo estaba normal. Los fanáticos lo veían muy bien. Nada malo debía ocurrir después.
Fueron 24 temas en total los que ofreció la estrella argentina. Con Crimen se iba cayendo el estadio y mucho más cuando cerró la jornada con Lago en el cielo. “Bueno, un regalo no mío, de la naturaleza o lo que sea, para todos: un lago en el cielo. ¡Gracias Caracas!”. Así se despidió, sin novedad.
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Al siguiente día los periodistas tenían dos notas que escribir: la reseña o crónica del concierto y la triste noticia: sufrió un accidente cerebrovascular isquémico que lo tuvo en coma durante más de cuatro años hasta partir a otro plano la mañana del 4 de septiembre de 2014.
Sus fanáticos en Caracas recuerdan esa noche como si fuera ayer y le dicen por siempre: “Gracias por venir, Cerati”.
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Source: El Ciudadano
