Diversos estudios han demostrado que la cena es clave para mantenernos en un peso adecuado. Comer mucho o comer mal por las noches está relacionado directamente con el aumento de grasa. Descubre en este post los secretos para que la cena no nos engorde.
Como han demostrado numerosos estudios, el momento del día en que realizamos nuestras comidas es determinante a la hora de perder o ganar peso. Y la cena es la comida más delicada. Pero como en todo a la vida, depende. Depende de lo que comas, de lo que hagas por la noche y de cada persona.
Una persona sedentaria que cena tarde, alimentos ricos en calorías y se sienta a ver la tele o se va a dormir directamente después, esta cena, evidentemente, le va a engordar. Y le va a engordar porque no va a quemar las calorías ingeridas ya que durante el sueño el metabolismo se ralentiza.
En cambio una persona activa, deportista que cena tarde, y alimentos adecuados no tiene porqué preocuparse. Necesita reponer los hidratos, las proteínas, las grasas, el agua y vitaminas y minerales perdidos durante el día y el sudor.
Un buen ejemplo de ello son los luchadores de sumo. Su éxito profesional depende de su peso, cuanto más grande más oportunidades para mantenerse en competición. Además de una dieta hipercalórica, supongo que ya os podéis imaginar que ensaladas no comen muchas, también juega un rol importante el momento en los que la consumen y el ejercicio. Estos luchadores japoneses consumen ni más ni menos que unas 20.000 kcal diarias. Estas cantidades calóricas sobrepasan con creces lo que sus cuerpos queman en un día, por lo que sus organismos generan grasa para poder almacenar toda esa ingesta extra. Encima después de las comilonas, se pegan siestas de 4 horas, disminuyendo el metabolismo y fomentando el que se acumulen en forma de grasa, llegando a alcanzar un peso de entre 100 y 200 kilos fácilmente.
Para no acabar como unos luchadores de sumo, en general, lo ideal es cenar dos horas antes de irnos a dormir, para no acostarnos haciendo la digestión. Influye también, notablemente el tipo de comida que tomamos. La clave está en una cena completa y ligera (debe aportar entre el 15 y el 25% de las calorías diarias), con verduras cocidas al vapor, carnes magras, pescados a la plancha, huevos y fruta. O sino, simplemente, una ensalada variada y completa con un poco de cereales integrales y/o legumbres, con semillas, germinados…
¡Pero cuidado! Si cenamos demasiado poco nos puede volver a entrar hambre al poco de haber comido o, lo que es peor, acabar picando algún alimento poco saludable.
En conclusión, no se trata de si cenar engorda o no. De la misma forma que sucede con todas las comidas, la clave esta en comer de forma equilibrada y variada, evitar los alimentos superfluos y hacer actividad física de forma regular.