El presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, presenta en estos momentos su primer informe de gobierno al pueblo de México en el Zócalo de la Ciudad de México.
Ante un lleno casi total, el mandatario se dirige a la nación para hablar a un año de su triunfo. El tan esperado triunfo.
Y hasta ahí. Lo cierto es que no muchas cosas han cambiado desde que Obrador es presidente.
La corrupción, el nepotismo, la inseguridad, y otros malestares aquejan igual o mas que nunca a la nación.
El liderazgo del “supremo líder” mexicano, poco ha servido para guiar a sus discípulos en los diferentes órganos de gobierno.
Solo el vive la austeridad, la presidenta de su partido viaja en vuelos privados y los sueldos de los funcionarios públicos siguen siendo una burla. Un despilfarro.
No puede solo, es un buen hombre, eso parece al menos.
Pero Obrador no puede solo y no basta con idolatrar al presidente.
Hay que exigir resultados, pero también hay que apoyarlo viviendo en el marco de la legalidad, bajándole al chanchuyo pues.
No basta con que el presidente llene hoy el Zócalo y se le vitoree por algunas pocas cosas positivas.
Mientras no haya seguridad, menos desigualdad, y un mejor futuro, entonces el señor presidente estará aun en deuda con las y los mexicanos.