Los olvidados de la pandemia que no pararon de trabajar
“En mi cuadra hay muchos fallecidos. En Jardineros 40 murió un conocido, antier; también uno al que le decían El Pez de Peluqueros esquina con Alfarería; la señora Lulú del predio 77 y le pudiera nombrar más”, narra Maricela Morado, vendedora de calzado en Tepito.
La muerte en forma de Covid–19 la sorprendió a ella y a otros comerciantes informales del Barrio Bravo sin ahorros, sin seguridad social y con familia que mantener.
El gobierno los excluyó de créditos gubernamentales, pero no del pago de renta luz y gas.
“Llegamos a irnos con 100 pesos de venta y nuestros gastos son de 250 diarios, eso no alcanza y lo demás no lo han dejado de cobrar”, asegura Alicia Maya, vendedora de playeras.
Por eso para ellos, el quédate en casa es, si acaso, solo un hashtag de Twitter.
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“Yo tengo una jovencita que está embarazada y un niño de nueve años a quien no le importa si hay COVID o no, él pide de comer”, secunda Noemí García, vendedora de frituras y refrescos.
“Mi renta es de 2 mil 500 pesos. Hace dos meses me atrasé. Por eso me aferré a trabajar, porque si me sacan, qué hago. Tengo un niños de cinco años que, además, necesita comer”, asegura Guadalupe Cruz, vendedora de hamburguesas.
No les aprueban la supuesta ayuda por ser comercios informales
Guadalupe y Maricela fueron de los comerciantes que buscaron créditos.
Maricela se acercó a la alcaldía de Cuauhtémoc.
Le prometieron uno por 7 mil pesos que nunca le aprobaron. Guadalupe marcó a los teléfonos anunciados por el gobierno. No le contestaron.
“El gobierno dice que no realizamos una actividad esencial, pero nuestra actividad es esencial para que coman nuestras familias”, lanza Israel Carrera, quien creció entre puestos y aprendió el oficio de su madre, la única vendedora que le sacó a un ex presidente un permiso para vender en la vía pública.
A él, el único apoyo que le llegó fueron 3 mil 200 pesos que brinda el gobierno para el pago de la estancia infantil a la acude su hijo. Como está cerrada, Israel pudo quedarse con esos recursos.
Y si los apoyos apenas tocaron la puerta de Israel, el Covid-19 entró de llegó a su casa y contagió a otro de sus hijos, quien pese a la enfermedad no dejó de trabajar.
Él adquirió el virus al tomarles la temperatura
Justo en la otra acera de Eje 1 Norte, en el corazón de Tepito, su primo Arturo González levanta la cortina de su negocio de pijamas, luego de dos meses y medio de no hacerlo.
Su mamá y su papá se contagiaron cuando ya estaban en aislamiento. Él adquirió el virus al tomarles la temperatura.
“Mis papás fueron los primeros en contagiarse, un día me quedé a cuidarlos, les toqué la frente y la axila y de ahí me infecté. Mi papá murió, mi mamá, gracias a Dios se está reponiendo”, recuerda.
Providencialmente, la aún esposa de Arturo no lo dio de baja en el IMSS cuando se separaron. Por eso pudo recibir atención.
A sus padres los internó en un hospital privado. Cuando su padre murió, trasladó a su madre al INER y ahí la salvaron.
Él como el resto de los negocios seguirá las recomendaciones sanitarias de sus líderes: usar cubrebocas y colocar una cubeta con cloro a un costado de sus puestos.
Solo algunos como José Luna, vendedor de representaciones de la Santa Muerte, emplayan sus mercancías.
De Susana Distancia ni hablar, porque aunque algunas calles lucen sin puestos, sobre Eje 1 Norte la música, el flujo de gente y hasta los apretones de mano no se han ido.
“Yo he buscado al alcalde de Cuauhtémoc para formular un protocolo sanitario, pero no he tenido respuesta”, relata la diputada María Rosete, líder de un frente que agrupa a 5 mil familias dedicadas al comercio en el espacio público.
Añade que, aún cuando sus representados estén endeudados seguirán trabajando “porque es la única forma de volver a hacer maleta”.
Aprovecha para recordar su propuesta de reforma constitucional para regular el comercio informal y que a grandes rasgos contempla la obligación de pagar impuestos, pero también el acceso al IMSS, el Infonavit y a la denominación trabajadores del espacio público.
“Este sector ha dado gobernabilidad al país en muchas crisis. Nuestra contribución económica salvará a México de la pobreza”, enfatiza Rosete.