María, la hija de 26 años de la fallecida Mariana Levy, compartió cómo enfrenta el dolor de no tener a su madre desde hace 16 años.
El 22 de abril celebró su cumpleaños 39 y bautizó a su hijo José Emilio, pero siete días después, el 29 de abril de 2005, Mariana Levy murió tras asustarse por un intento de asalto en la Ciudad de México.
En el cruce de las calles Prado Sur y Monte Pelvoux de la colonia Lomas de Chapultepec, Mariana Levy iba a bordo de su vehículo con rumbo a un parque de diversiones, pues se disponía a celebrar el Día del niño junto a sus hijas y 7 pequeñas más.
Pero los gritos de las menores alertaron a la actriz y cantante, quien falleció momentos después. Su entonces esposo, José María Fernández ‘El Pirru’ la llevó a un hospital cercano, pero no se pudo hacer nada.
Mariana Levy murió de infarto fulminante a los 39 años, dejando a tres hijos pequeños, María, Paula y José Emilio, quienes después serían criados por Talina Fernández, en el caso de María, y por Ana Bárbara, quien se casó al poco tiempo con ‘El Pirru’.
La noticia impactó a todo México. Mariana era parte de los conductores del programa ‘Nuestra casa’ que se transmitía en canal 4, donde Jorge ‘El Coque’ Muñiz, dio a conocer la noticia entre lágrimas.
“Desafortunadamente damos esta noticia, nos comentan que fue un asalto. Desde aquí nos unimos a una de las personas más lindas que hemos conocido”, dijo entre lágrimas.
16 años después, su hija María compartió cómo vive con el dolor de no tener a su madre
Con 26 años, María Levy comentó en entrevista con Rosario Murrieta de ‘Ventaneando’: “Algo que dice mi abuela, que es muy sabio como ella, dice: ‘El dolor no lo eliges, pero el sufrimiento sí’.
“Todos pasamos por situaciones de dolor y ese dolor es nuestro y está bien, simplemente es, fue y siempre será. Hacerlo parte de nosotros pero que nos ayude como un impulso para seguir adelante, no identificarnos con el dolor en el pasado, estar muy en el presente y decidir no sufrir.
“Me gusta quitarle la connotación negativa a las cosas. Es un dolor que nunca voy a dejar de sentir, que ahí está, que es mío pero ya decidí no sufrir.
“¿Cuál es la mejor manera de honrar a mi mamá? Pues seguir creciendo, y buscar mi paz interior, rodearme de amor y mucha alegría”.
“Te quitan una parte de ti, claro que es doloroso, pero no hay cosa más natural que la muerte. Es entender que nada dura para siempre, la vida trata de cambios. Y tenemos de dos sopas: o tomar la decisión de identificarnos con ese dolor y quedarnos estancados ahí y justificar todo nuestro malestar, o decir ‘sí, es mi dolor, y voy a honrar a esta persona siendo muy feliz’.
“Porque créeme, que las personas que nos aman y se van, lo último que quieren es vernos sufrir”, dijo en entrevista.