Los mandatarios de Francia, Alemania e Italia esbozaron este domingo sus planes para enfrentar la crisis política surgida en torno a la migración y que sin un solución podría, para muchos, hacer peligrar incluso el espacio de libre circulación europeo.
“Si queremos salvar la libre circulación dentro del espacio Schengen, [debemos] velar por un control real, estricto de las fronteras exteriores de la Unión Europea (UE)”, subrayó el primer ministro belga, Charles Michel, a su llegada a una reunión de urgencia con 15 de sus pares en la sede de la Comisión Europea.
La reunión, previa a una cumbre de los 28 el próximo jueves y viernes en Bruselas, llega en un contexto de tensión con Italia, que rechazó el desembarco de un nuevo barco con migrantes socorridos en el mar a bordo, el “Lifeline”, así como el “Open Arms”, denunció este domingo esta última onegé española.
Después de las críticas del ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, quien criticó la “arrogancia francesa” en la cuestión migratoria, el presidente francés,Emmanuel Macron, respondió este domingo que su país “no tiene que recibir lecciones de nadie”.
Más al sur, en un continente donde las fuerzas euroescépticas y ultraderechistas progresan, los países del Mediterráneo, especialmente Italia, urgen a una mayor solidaridad europea para repartirse los migrantes que llegan a sus costas y para frenar las llegadas por mar.
Respecto al segundo punto, los mandatarios llegaron con varias propuestas bajo el brazo, como la franco-alemana, de crear “centros cerrados” en la UE, donde se seleccionarían los candidatos potenciales al asilo de los considerados como migrantes económicos.
“Serían centros controlados”, donde se respetarían “los derechos humanos” mediante una “política migratoria controlada, responsable, que también haga frente a la realidad que tenemos en el conjunto de la UE”, explicó el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a su llegada a la reunión.
Italia, dirigida actualmente por una coalición con ultraderechistas y a cuyas costas llegaron casi 500 mil migrantes desde 2015, se presentó con un plan de diez puntos: la “Estrategia Europea Multinivel para la Migración”.
Para lograr “una política de gestión de flujos migratorios eficaz y sostenible”, en palabras del primer ministro italiano Giuseppe Conte, Roma propone “superar” el Reglamento de Dublín, que otorga a los países de entrada de los migrantes la obligación de gestionar sus solicitudes de asilo.
Italia aboga por extender la “responsabilidad” de la acogida a los 28, porque “quien desembarca en Italia, desembarca en Europa”, y sanciones contra aquellos países que no acojan “refugiados”, según el documento que pudo consultar la AFP.
Estas propuestas chocan principalmente con los países del grupo de Visegrado(Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa), que no participaron en la reunión. Los dos primeros se negaron a acoger a refugiados en el marco del reparto excepcional de dos años adoptado en septiembre de 2015.
Otras de las propuestas planteadas por distintos mandatarios es la creación de una especie centros en países de fuera de la UE, como Túnez o Níger, desde donde gestionar las solicitudes de asilo de los migrantes y evitar que estos se embarquen en una peligrosa travesía.
Para aquellos que opten de todas formas por cruzar el Mediterráneo, donde perdieron la vida o desaparecieron desde 2015 unas 13 mil personas según Acnur, la UE estudia además crear “plataformas regionales de desembarco” en países del norte de África para los buques socorridos en el mar.
El aspecto exterior de la migración, que incluye la devolución a sus países de origen de quienes no obtengan protección, se impone así a la reforma de la política de asilo, todavía sin solución y que debía ser objeto inicialmente de la próxima cumbre.