En la vida real, Gal Vallerius es un francés tan orgulloso de sus productivos folículos pilosos que participaba en torneos internacionales de barba y bigote. En la “dark web”, era conocido como “Oxymonster” y vendía drogas por bitcoins.
Al menos esa es la versión de la fiscalía en Miami, donde este bretón está detenido desde el año pasado.
Lo acusan de distribuir sustancias controladas como cocaína, crack, fentanilo, metanfetamina, LSD, ritalina y oxicodona a través de Dream Market, una especie de e-Bay de la “dark web” donde se intercambian drogas a cambio de criptomonedas.
La “dark web” vendría a ser el lado oscuro de internet.
Apodado (tal vez exageradamente) “el Pablo Escobar francés” o (menos exageradamente) “el barón de la droga de la dark web”, se espera que Vallerius se declare culpable el martes tras alcanzar un acuerdo con la fiscalía para no pasar el resto de su vida en prisión.
Su abogado Anthony Natale se negó a confirmar o desmentir esta aseveración, publicada por el Miami Herald. Los abogados de la fiscalía declinaron también hacer comentarios.
Pero documentos judiciales muestran una audiencia fijada para el martes en un tribunal en Miami en la que se le leerán nuevos cargos.
Vallerius, de 38 años, fue arrestado el 31 de agosto cuando hacía una escala en Atlanta. Iba a participar en los Campeonatos Mundiales de Barba y Bigote (WBMC) de Austin, Texas. Estaba anotado en la categoría de “barba completa” de entre 30,1 y 45 cm.
Pero por ahora sólo puede lucir su barba frente a los demás reos, porque agentes del FBI y otras agencias, que lo venían rastreando desde hacía meses, lo esperaban a él y a su esposa Yasmin al bajar del avión desde Francia.
Con semejante cabellera facial, no fue difícil para los oficiales identificarlo.
“En su laptop estaba instalado el navegador TOR [que se utiliza para navegar secretamente], aparentes credenciales para ingresar a Dream Market, lo equivalente a 500.000 dólares en bitcoins y una clave encriptada titulada ‘Oxymonster'”, reseña la declaración jurada de un agente de la DEA.
El abogado Natale intentó eliminar del caso la evidencia obtenida en la laptop del francés, así como su iPhone y iPad.
Argumentó que “Vallerius estaba bajo la influencia de narcóticos” y no era capaz de autorizar conscientemente la revisión de su computadora. Pero la moción le fue negada.
Mientras Natale buscaba inhabilitar la evidencia en contra de Vallerius, los fiscales ingresaron en abril una nueva inculpación por lavado de dinero, en operaciones realizadas entre 2013 y 2017.
- Cheers!! –
Vallerius había ganado en 2015 el octavo lugar del torneo mundial de barbas que se celebró en Austria. Con este honor se describía orgullosamente en su perfil de Instagram, que ahora ha sido eliminado, así como el de su esposa.
Un video de aquel evento lo muestra con lentes espejados, sonriente y bromeando junto a los demás finalistas, pero ahora los resultados de ese año del torneo de la WBMC se desvanecieron de la web de la organización.
MJ Johnson, residente de Minneapolis y ganador de “estilo libre” en la competencia del año pasado, comentó que recordaba a Vallerius como alguien que “siempre parecía una persona divertida y despreocupada”.
“No sé nada sobre las otras cosas que hacía, pero en lo que respecta a su barba, pues es realmente magnífica, larga y de rojo brillante”, dijo a la AFP.
Desde febrero de 2016, los investigadores federales identificaron a varios vendedores de narcóticos en Dream Market y, encubiertamente, se hicieron enviar por correo distintas drogas compradas con bitcoins.
Así hallaron a un “moderador senior” de Dream Market que actuaba bajo el seudónimo “OxyMonster”. Además de moderar la web, también vendía narcóticos enviados desde Francia.
Analizando las transacciones realizadas con bitcoins, las autoridades vincularon a “OxyMonster” con Gal Vallerius.
Luego, al comparar el estilo de escritura del perfil de “Oxymonster” con el de las cuentas de Instagram y Twitter de Vallerius, los peritos encontraron coincidencias que los llevaron a concluir que en efecto se trataba del mismo hombre.
Por ejemplo: se despedía con un “cheers” seguido de dos signos de exclamación e intercalaba comentarios en francés.
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