El presidente de EE. UU parece haber perdido las casillas luego de que un equipo del FBI ingresara a registrar, el pasado lunes, las oficinas de su abogado personal, Michael Cohen. ¿El responsable? Se trata de Robert S. Mueller, el fiscal especial encargado de investigar lo concerniente a la trama rusa, es decir, la presunta participación de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 para que Trump fuera elegido. Hoy, el puesto del fiscal está en la cuerda floja y, en caso dado de ser despedido, se podría abrir una crisis en las cortes de EE. UU.
Mueller es un veterano de guerra. En 2001 fue elegido, por George W. Bush, director del Buró Federal de Investigación (FBI) y, a pesar de padecer cáncer de próstata, se convirtió en la persona que más ha durado en el cargo: se quedó 12 años (hasta 2013). Uno de lo grandes cambios a su que hizo fue reformar, el mismo día que las torres gemelas en Manhattan caían, una de las agencias de inteligencia más poderosas del país. “Tuvo que cambiar al FBI de ser una entidad que perseguía criminales de cuello blanco y robos en EE.UU. a prevenir ataques terroristas”, escribió en su momento el analista político Michael D. Shear en The New York Times.
La orden de investigar las oficinas de Cohen no es un evento aislado. De hecho, parece haber sido la gota que derramó el vaso, pues detrás hay toda una serie de decisiones que han ido colmando la paciencia de Donald Trump. Los hallazgos de las investigaciones han permitido que el fiscal especial presentara cargos contra 19 funcionarios involucrados. Entre estas está el primer condenado del caso, el abogado holandés, Alex van der Zwaan, quien aceptó haber mentido al FBI al haber ocultado sus contactos con figuras importantes que hacen parte del escándalo.
Otros nombres que ha logrado destapar Mueller, y que no son de poca monta, han sido los de Paul Manafort, exjefe de campaña de Trump, Michael Flynn, su exasesor de seguridad en la Casa Blanca, y otro exasesor, George Papadopoulos, que trabajó para el magnate durante las elecciones.
Los abogados de Trump han sido reiterativos con él: no mencionar explícitamente al fiscal especial. Sin embargo, el pasado 18 de marzo, apareció por primera vez en sus redes sociales, a pesar de que el mandatario lleva más de un año criticando la investigación de la trama rusa. Las críticas se han intensificado, esta vez, con acusaciones específicas, a través de su cuenta de Twitter.