Cori Salchert y su esposo Mark dicen que su casa es “un hogar de esperanza”. Aunque por muchos años Cori sufrió tanto que dudó del sentido de las cosas, una llamada lo cambió todo y ahora tienen una vida llena de amor y sacrificio. Ambos, junto a sus ocho hijos, reciben a bebés que tienen diagnósticos oscuros y que son abandonados por sus familias.
¿Por qué una mujer normal, que se desempeñó como enfermera durante casi toda su vida, decide sacrificarse y aceptar la misión de cuidar a un bebé que -ella lo sabe- morirá en el futuro cercano?
Cory luchó para intentar comprender algunas cosas que le tocó vivir cuando era joven. Su hermana menor, Amie, sufrió las secuelas de fiebre altísima producto de una meningitis y resultó con discapacidades mentales y físicas.
“Cuando Amie tenía 11 años, salió por una puerta abierta en su hogar de niña y se ahogó en una pileta en un campo de golf cercano. Seguramente estaba sola y luchando por comprender por qué no podía respirar y por qué no había nadie allí para ayudarla”.
– Cori Salchert a Today–
Esa dura pérdida hizo a Cory cuestionarse por qué las cosas no podían ser como antes de la enfermedad. Cuenta que “presentó” su dolor a Dios pidiéndole que aclarara la situación y le ayudara a encontrar paz, historia que contó en Today.
Sin embargo, no recibió lo que buscaba. Continuó con su vida y se desarrolló profesionalmente como enfermera. Conoció todo tipo de gente, pero había una labor que le conmovía más que las demás: la maternidad, especialmente cuando había un caso especialmente doloroso para una madre.
“Muchas enfermeras prefieren no trabajar con bebés muriendo, y vi la necesidad de hacer la experiencia de hospital de estas mujeres menos traumática -no arreglando lo que estaba roto- manejando las cosas con cuidado en lugar de abandonando el cuarto rápido porque su duelo me incomodaba”.
-Cori Salchert a Today–
Además de su trabajo allí, se sumó de forma voluntaria a la fundación Hope after Loss, que presta apoyo a padres de bebés que murieron en el útero o poco después de nacer.
Entonces, un nuevo golpe sacudió su vida.
Comenzó a sufrir de enfermedades autoinmunes que dañaban sus órganos, y se vio obligada a someterse a varias cirugías para reparar el daño.
En medio de su sufrimiento encontró consuelo en la ayuda a los demás. Fue una llamada telefónica la que cambió todo: le preguntaban si podía hacerse cargo de una bebé abandonada.
La pequeña no tenía nombre, y nadie estaba dispuesto a cuidarla. Había nacido sin uno de los hemisferios de su cerebro y los doctores sentenciaron: no había cura.
“Me dijeron que ella estaba en estado vegetativo, incapaz de ver u oír. Y que solo respondía a estímulos dolorosos”.
-Cori Salchert a Today–
Cori y su esposo reunieron fuerza en su momento de dolor y decidieron recibir a la pequeña, a quien nombraron Emmalynn.
“Ella podría haber muerto en el hospital, envuelta en una manta y en un lado porque estaba siendo alimentada con una bomba. Pero trajimos esta linda bebé a casa para que viviese, y ella vivió”.
-Cori a Today–
Emmalynn sobrevivió por 50 días rodeada del cariño de Cori, Mark y sus ocho hijos. El día de su muerte, la bebé estuvo junto a toda la familia y recibió amor por montones.
“Emmalynn dejó su pequeña impresión en nuestras vidas y -mientras sufríamos su duelo- eventualmente comenzamos a sanar y consideramos a aceptar otro bebé”.
-Cori a Today–
Entonces Cori comenzó a encontrar un nuevo sentido. Por años, quiso cuidar a bebés que tenían un diagnóstico de vida limitado o diagnósticos terminales; gracias a Emmalynne pudo darse cuenta de ello.
En octubre de 2014 recibieron a Charlie, quien tiene un diagnóstico limitado. Debe estar constantemente conectado a una máquina que le permite respirar, y frecuentemente tiene problemas respiratorios.
“Es un regalo ser parte de la vida de estos bebés, tener la habilidad de aliviar su sufrimiento, cuidarlos y quererlos aunque no sean capaces de dar nada tangible de vuelta o incluso sonreír en respuesta a nuestros esfuerzos”.
-Cori a Today–
“Invertimos profundamente y nos duele enormemente cuando estos niños mueren, pero nuestros corazones son como ventanas de vitral. Esas ventanas están hecha de vidrio roto unido nuevamente, y esas ventanas son más fuertes y más bellas por haber estado rotas”, explica Cori.
¿Qué te parece su historia y lo que hace por estos bebés?
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Post y Contenido Original de : UPSOCL
Niña de 11 años sale de casa y muere trágicamente. 30 años después, su hermana recibe una llamada
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