Hay alcohol, comida y una vista espléndida de Nueva York, pero en esta fiesta de cumpleaños sobre todo hay encuentros, amores mezclados con odios, recuerdos, confesiones, secretos, abrazos e incomodidades: nada que no suceda en una reunión entre amigos, todos (o casi todos) homosexuales.
Escrita por el estadounidense Mart Crowley, Los chicos de la banda fue estrenada en 1968 en Nueva York, siendo la primera comedia que abordaba sin tapujos la homosexualidad y sus diversas formas de asumirla, vivirla y enfrentarla en plena década de los sesenta, esa durante la que el mundo se transformó a fuerza de censuras y revoluciones. Crowley abrió la puerta en el teatro para hablar a quemarropa sobre las libertades y prohibiciones que acompañan el universo gay.
Obras como Un corazón normal, Ángeles en América o la muy reciente The Inheritance le deben mucho a este texto que, al ser remontado en 2018 en Broadway y ganar el Premio Tony a la mejor reposición, se unió al selecto grupo de clásicos contemporáneos. Demostró que los cuestionamientos, las confrontaciones y violencia que se dan dentro y alrededor de la comunidad gay siguen siendo una problemática que incumbe a nuestros días.
Este año el clima es distinto al del México de 1974, cuando la creadora escénica y activista gay Nancy Cárdenas montó la obra por primera ocasión, logrando uno de los casos de censura más sonados de la historia del teatro.
Horacio Villalobos y Pilar Boliver, él como productor y protagonista y ella como directora, encabezan un equipo conformado por Constantino Morán, Pedro Mira, Juan Ríos, Gutenberg Brito, Alfonso Soto, Carlo Guerra, Luis Lesher y Juan Carlos Martin del Campo.
“A esta obra le pasó como a los vinos: tuvo que entrar en una barrica para recobrar esa furia con la cual fue escrita. Para su reestreno en Broadway el autor la revisó y, hoy por hoy, es un texto absolutamente poderoso. Tuvo el proceso de las obras maestras: nació de la furia de Mart Crowley antes de Stonewall. Fue la primera obra que abrió la conversación. Pasó el tiempo y, cuando él la revisa, la empodera, haciéndola no solamente importante sino muy necesaria”, declara Villalobos.